Internacionales
ESTADOS UNIDOS
Una sociedad políticamente enferma, muy enferma
El viejo imperio yanqui está en una fase de declinación absoluta, mal que le pese a esa metrópoli y a sus vasallos en el mundo, al que saquean y meten en guerras para asegurar ese saqueo y una dominación que pese a todo no logran sostener.
En estas últimas semanas se vieron tres cosas concretas que confirman esa lectura de crisis y decadencia, de distinta importancia, pero que ilustran esa realidad.
Por un lado el 27 de junio hubo un primer debate presidencial organizada en Atlanta por una cadena televisiva privada, como es casi todo en la meca del capitalismo. Allí polemizaron el actual presidente, Joe Biden, demócrata, y el aspirante republicano a reemplazarlo en la Casa Blanca, Donald Trump.
El primero tiene 81 años y si llegara a ganar los comicios del próximo 5 de noviembre, bastante improbable, tendrá 86 años al finalizar su mandato. Y su contendiente y magnate neoyorquino también es un adulto mayor que ya estuvo entre 2017 y 2021 en la presidencia, lo que denota la falta de alternativas y cambios en esa que presume de ser “la mayor democracia del mundo”.
Esa polarización entre dos partidos y viejos candidatos muestra también que la yanqui es una plutocracia (democracia de los ricos, para los ricos y por los ricos, diría Fidel Castro) donde solo dos partidos se alternan en el poder. Es una plutocracia bipartidista. Los demás partidos en los hechos no existen, al menos para el sistema vigente. Esos dos son los que tienen el aparato y los centenares de millones de dólares de aportes de empresas y millonarios para existir y mal gobernar, con esas corporaciones digitando a la política. Al 21 de junio pasado Trump tenía recolectados 170 millones de dólares y Biden mucho más, amén del uso del aparato gubernamental en modo proselitista.
En el debate televisivo no se conocieron propuestas de gobierno interesantes para que el público y eventual votante las analizara. Esa democracia es una rama seca. No tiene sustancias ni ideas nuevas. Sólo se habló a posteriori de los dislates, incoherencias y tartamudeos del anciano Biden, pero no de cuestiones de fondo. Para colmo en los días posteriores, por ejemplo en un acto conmemorativo del 75 aniversario de la OTAN, Biden se confundió y nombró a su archi enemigo Vladimir Putin en vez de su amigo y protegido ucronazi Volodimir Zelenski. En otra ocasión confundió a su vice Harris con el “vice Trump”. En suma, más de 20 representantes demócratas han pedido públicamente al presidente que se retire de la campaña y que el partido nomine a otro candidato, algo que parece no sucederá. Trump, feliz…
GOL EN CONTRA
Un tema menor que también dejó a la vista la crisis yanqui fue el papelón organizativo de la Copa América de Fútbol, finalmente ganada por Argentina frente a Colombia el domingo 14 de julio. El partido comenzó una hora y media más tarde del horario previsto, porque en Miami no fueron capaces de organizar el ingreso de los espectadores al estadio, se cerraron las puertas, hubo desórdenes, golpes de policías y particulares, colados sin su ticket, gente con su entrada paga que no pudo entrar, detenidos antes y después del partido, etc.
En fin. Fue un escándalo y EEUU salió aplazado política y organizativamente de esa Copa, además de haber sido pronto eliminado futbolísticamente. Una interesante lección para muchos argentinos y latinoamericanos que despotrican contra sus países y sueñan “con irse a vivir a Miami” y otras ciudades norteamericanas porque allí “se hacen las cosas bien” y no como en nuestros países del Tercer mundo, que serían de lo peor…
Miami fue otra vez una cloaca.
TIRO EN LA OREJA
Dejo para el final lo más importante de este panorama crítico: el intento de asesinato de Trump, perpetrado el sábado 14 en un acto realizado en Pensilvania, el último antes de la convención republicana que lo elegiría formalmente su candidato. Un joven de 20 años, armado con un fusil AR-15, de esos que en el país se compran en muchos negocios y comercios, casi sin restricciones, disparó ocho tiros hacia el atril donde estaba por hablar Trump, al que una bala le lastimó una oreja. Un espectador murió y otros dos quedaron muy heridos. El tirador, registrado como votante republicano, fue muerto por los agentes del servicio secreto y la guardia presidencial.
Como Trump salvó su vida y eso aumentó sus chances de ocupar de nuevo la presidencia en enero de 2025, hay teorías de que fue un “autoatentado” para sacar más ventajas. Otros fascistas como Javier Milei le echaron la culpa “al comunismo y la izquierda”. No faltarán los republicanos que culpen a Biden de querer impedir con un crimen su probable derrota. Hay muchos “lobos solitarios”, enfermos y extremistas derechosos capaces de cometer estos hechos, así como muchos vericuetos criminales en los servicios secretos, la CIA, etc. En fin, las versiones son muchas, variadas y algunas muy fachas, como la del argentino devoto de Trump, el mismo que condenó este atentado pero no el intento de magnicidio contra Cristina Fernández en septiembre de 2022, cometido por fascistas de su mismo palo.
La sociedad yanqui está enferma de violencia, hacia adentro y hacia afuera, porque la promueve en el mundo. ¿Qué son estos dos muertos de Pensilvania en comparación con los 655.000 que provocaron los yanquis con su guerra en Irak y los casi 39.000 palestinos asesinados por Israel, el socio yanqui en Medio Oriente?
Los ultrarreaccionarios de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), como cara visible del emporio militar industrial, promueven la libre venta de todo tipo de armas. Y una sociedad enajenada, salvo un sector consciente y luchador, las puede usar con fines criminales, del mismo modo como lo usan los policías contra los pobres, afros y latinos en EE UU y los marines lo hacen contra los pueblos del mundo.
Trump ya tiene su candidatura y grandes chances de ganar, a pesar de su pésima gestión anterior y el peso de varios procesos judiciales en su contra, por diversos delitos, de los cuales los más políticos son su falsa denuncia de fraude por su derrota de 2020 y el aliento al ingreso violento de sus fanáticos al Capitolio en enero de 2021. Fue nominado el lunes 15 en la Conferencia Nacional Republicana de Milwaukee, en el estado de Wisconsin.
Del otro lado se proclamarán los candidatos en Chicago, del 22 al 27 de agosto, y en principio irían con la misma fórmula Biden-Harris, esta vez de capa muy caída.
Gane uno u otro, con los matices del caso, seguirá el imperialismo depredador de su pueblo y de los pueblos del mundo, el mismo imperio que junto con sus aliados de la OTAN ha puesto 120.000 millones de dólares para sostener a los ucronazis contra Rusia y por elevación contra China. Por eso, al margen de quien gane el 5 de noviembre, el PL se une a muchos partidos y plataformas internacionales que planteamos la necesidad de un Frente Antiimperialista, Antifascista y por la paz mundial.
SERGIO ORTIZ