SÍGANOS EN

Editorial

En el Bicentenario, Patria Liberada, Justa y Socialista

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El PL dijo antes que asumiera Mauricio Macri que el suyo sería un gobierno de los monopolios y el imperialismo, sobre todo el yanqui. Y habiendo cumplido seis meses de desastrosa gestión hay material de sobra para confirmar esa denuncia.

Para pagar a los “fondos buitres” emitió bonos por 16.500 millones de dólares. Aceptó así el fallo del juez Thomas Griesa y la Corte de Apelaciones de Nueva York. Paul Singer, delincuente del NML Capital, hizo un negoción, ganando el 1.600 por ciento.

La invitación a Barack Obama para venir en el 40 aniversario del golpe de Estado militar-cívico fue una provocación contra el pueblo argentino y la causa de los derechos humanos. El imperialismo yanqui estuvo detrás de aquel golpe y otros producidos en la región, igual que en 2009 en Honduras y 2011 en Paraguay. Otro tanto con los intentos golpistas contra Evo Morales, Rafael Correa y los que se llevan adelante contra Venezuela y Brasil. EE UU fue en los ’70 el co-organizador del “Plan Cóndor” de represión ilegal en el Cono Sur.

La emisión de los títulos mencionados significó exorbitantes ganancias para bancos como el JP Morgan, Citibank y otros. El FMI volverá a inspeccionar las cuentas públicas; desde 2006 no podía hacerlo por decisión de Kirchner y CFK. Esta última permitió que el Fondo “colaborara” en la reforma de estadísticas del INDEC, lo que no era positivo, pero con Macri las cosas pasaron de castaño a oscuro. Los argentinos ya sabemos qué significan el FMI y el Banco Mundial: recetas de ajuste, baja del gasto público, despidos, privatizaciones, etc.

En línea con esa entrega del patrimonio nacional, Macri cambió por decreto las pautas de una ley de 2011 sobre límites a la extranjerización de tierras. Antes con el 25 por ciento del paquete accionario, una empresa era considerada extranjera y tenía topes para adquirir tierras. Ahora ese límite se llevó al 51 por ciento. Una muy buena noticia para Soros, Turner, Monsanto, Nidera y otros inversionistas amigos del presidente.

 

CON ALIANZA DEL PACÍFICO

La quita de retenciones a las exportaciones agroindustriales y a la minería también fue una muestra proimperialista. Es que junto con la oligarquía y grupos concentrados nacionales, esas medidas favorecieron a multinacionales como Techint, Nidera, Barrick, etc. Otro tanto con la devaluación, para premiar a los que reciben dólares por sus ventas al exterior y a quienes dolarizaron sus precios para el mercado interno.

No es que el gobierno de Cristina tuviera una política antiimperialista, pero al menos ponía límites y cobraba retenciones a aquellos grupos. Macri los benefició ampliamente con una suma inicial de 19.000 millones de dólares.

El gobierno anterior buscó mejorar el Mercosur con la incorporación de Venezuela, que al final se logró. Y desde allí participó en la creación de la Unasur (2008) y la CELAC (2012). A favor de un mundo multipolar, Cristina se acercó al BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). El PL quiso que ese bloque se llamara BRICSA con la sumatoria de Argentina, pero no pudo ser. Y tampoco tuvieron éxito el PL y otras fuerzas antiimperialistas al proponer la incorporación del país al ALBA (Alianza Bolivariana de Nuestra América), fundada en 2004 por Cuba y Venezuela, hoy con 11 socios. Ese fue un severo límite de la política latinoamericana del kirchnerismo.

Lo de Macri es directamente desastroso. Dentro del Mercosur favoreció el golpe contra Dilma Rousseff, al sentenciar que allá no hubo ningún golpe y se respetó la ley. Luego recibió al canciller golpista José Serra. Y quiere un Mercosur que haga bloque con la Alianza del Pacífico, o sea los gobiernos de Chile, Perú, Colombia y México, ultra obedientes de Washington. El imperio los junta como aliados menores para acordar con Japón y otros países de Asia, consolidarse como deteriorada superpotencia, y aislar y agredir a China, a la que considera el gran enemigo a batir para poder dominar el mundo a voluntad.

El dato de color amarillo es haber invitado al ex rey Borbón a las ceremonias del Bicentenario. Los congresistas de Tucumán nos declararon en 1816 “independientes de los reyes de España, sus sucesores y metrópolis” y luego añadieron “y de toda otra dominación extranjera”. Y el cipayo Macri invitó al corrupto ex monarca, sin ningún otro presidente presente.

Lo que no es de color sino de fondo es el plan macrista de conceder a EE UU dos bases militares en Misiones y Tierra del Fuego, bajo la máscara de estudios ambientales. Eso fue argüido años atrás por Capitanich y la embajada yanqui para justificar una base en el aeropuerto de Resistencia. Eso se frustró por la movilización popular, que hoy hace falta para impedir esas nuevas bases. Se necesita un Frente Antiimperialista que levante las banderas de Tupac Amaru, San Martín, Belgrano, Bolívar, Martí, Zapata, Sandino, Che Guevara, Allende, Chávez y los 30.000 desaparecidos, en su mayoría trabajadores.

Macri dice que no hay que ser granero sino el “supermercado del mundo”. Esa es una neocolonia. En este Bicentenario hay que pelear por un país con un agro que tenga reforma agraria, una industria sin monopolios, un fuerte Estado en los renglones decisivos, y una ciencia y técnica independientes.  Queremos una Segunda y Definitiva Independencia,  o sea una Patria Liberada, Justa y Socialista.

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