SÍGANOS EN

Vidas y Luchas de VC - Tomo 1

3. Emilio Mariano Jáuregui: unidad e incorporación a VC

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En la Argentina del siglo XXI ya hubo una Semana Trágica con la matanza del gobierno de De la Rúa en Plaza de Mayo y en varias provincias al mando de capitostes peronistas en diciembre de 2001. ¿Cómo se comportará la historia con los nuevos mártires? La memoria popular aporta para que no sean defraudados otra vez y la bronca sirva para cambiar en serio el país. 

Por eso es importante volver a escribir sobre Emilio Mariano Jáuregui y su incorporación a Vanguardia Comunista en 1969, apenas un mes antes de que fuera asesinado por los mismos “tiras” de la Federal de ahora, aquella vez en la calle Anchorena, esa que, como lo dijeron entonces los camaradas, debería llevar su nombre.

Fue durante la dictadura del Gral. Juan Carlos Onganía, a las 8 de la noche de un 27 de junio y su verdugo fue identificado como el agente de la PFA Jelevic. Los que mandaron a los asesinos eran todos generales: Mario Fonseca, el jefe de la Federal, el Ministro del Interior, Francisco Imaz y el titular de la SIDE, Eduardo Señoranz. 

¿Quién era Emilio? Un argentino de 29 años que provenía de una familia de raigambre oligárquica emparentada con Vicente López y Planes –el del Himno- y Federico Pinedo –el socialista que después fue funcional al sistema-. Desde joven comenzó su acercamiento al marxismo y la izquierda, formándose en el ámbito de la cultura y del periodismo, pero no sólo desde lo teórico. Siempre fue un hombre de acción, desde adolescente cuando fue detenido por antiperonista. Por ese entonces conoció el Instituto Agote y en él también conoció la vergüenza de los chicos pobres y delincuentes, entreviendo quizás que el país no era como se lo habían pintado. Por ello luego se incorporó al Partido Comunista, integrando sus equipos de seguridad y construyendo célula en el sindicato de periodistas de la Capital Federal. Llegó a ocupar la Secretaría Adjunta y luego la General de la Federación Argentina de los gremios de prensa (FATPREN). Estas organizaciones sindicales fueron las primeras intervenidas por el golpe militar de 1966. Con una intensa actuación gremial, el compromiso con sus compañeros y la dedicación plena a favor de sus intereses, anticipaba el clasismo con sus características de lealtad y espíritu de lucha. 

Quería una actuación independiente de la clase y al servicio de un proyecto revolucionario; por lo tanto, no podía desarrollarse en las filas del revisionismo argentino, que terminó por expulsarlo de su aparato como a tantos jóvenes rebeldes que buscaban una alternativa nueva que la izquierda revolucionaria les ofreció. Claro que para este sector reformista –el PCA- sus adversarios de izquierda eran tildados de agentes “divisionistas” y anti-unitarios que le hacían el juego a la reacción. Es que fueron incapaces de rebatir sus posturas clasistas que a partir de un buen trabajo entre sus compañeros, rebasaron los estrechos marcos de la izquierda tradicional sin pretensiones revolucionarias, como no fueran las de engancharse a la cola del progresista del sistema que apareciera. (1) 

De allí, Emilio comparte postulados del foquismo en auge por entonces a partir de la revolución cubana y el ejemplo del Che Guevara. Está más de un año en Cuba. A partir de 1967, al regresar, entrena en manejo de armas y explosivos a los grupos revolucionarios que se estaban organizando en nuestro país (2). No casualmente fue asesinado al día siguiente que estallaran en Buenos Aires los 13 Supermercados Minimax de Rockefeller. Sin embargo, advierte también los límites y fracasos de esta corriente y continuando su búsqueda, entra en contacto a fines de 1968 con el Partido, principalmente a través del “Cabezón” Roberto Cristina.

El encuentro de Emilio y Vanguardia Comunista se dio en el marco del gran auge de las ideas revolucionarias de la década del sesenta impulsado sobre todo en aquella época desde la República Popular China y su Presidente Mao Tsé Tung, junto con la guerra de liberación de Vietnam y la revolución cubana.

Justamente, el proyecto de conformar un partido de clase marxista leninista, independiente del revisionista PCA, junto a la adhesión al maoísmo que entonces era la vanguardia política internacional, ubicaba a VC como una alternativa casi única en este camino. No olvidemos que el Partido Comunista Revolucionario (PCR) aún no estaba definido en la senda anti-revisionista en consonancia con el Partido Comunista Chino. 

Por otra parte, las definiciones que diferenciaban al Partido de las tesis foquistas que fueron magistralmente expuestas por el “Turco” Elías Semán en su trabajo “El partido marxista leninista y el guerrillerismo” (ver artículo “Crítica de Vanguardia Comunista al foquismo”) de las cuales se estaba distanciando Emilio, seguramente jugaron también un rol importante en su ingreso. Si bien VC no desarrollaría adecuadamente un proyecto político-militar alternativo a las propuestas del militarismo, verificándose así un déficit en la línea práctica y estratégica, la cuestión estuvo en las discusiones sostenidas con Emilio como dan cuenta los documentos partidarios (3).

En definitiva, pareciera que los ejes que acordaron mutuamente Emilio y VC giraron alrededor del liderazgo del maoísmo y la crítica a los revisionistas y las tesis foquistas.

No obstante estos acuerdos políticos, tal como relata Guillermo Juárez en el trabajo citado, en Emilio se destacaban condiciones que en realidad fueron extensivas al conjunto de dirigentes del Partido. Así el “Cabezón” hacía mención a la modestia, su manera sin alardear ni agrandarse. Tenía una personalidad combativa, llevaba a pesar de su juventud, una buena experiencia política, sin exteriorizar ni hacer ostentación como cabe a un revolucionario verdadero. Es lo que recomendaba el Che, sin alharaca, con firmeza y decisión.

Así entiendo que se dieron coincidencias no sólo políticas para que se encontraran E.Jáuregui y VC. También hubo afinidad de conductas de militancia, honestidad y moral comunista que se reconocieron aunque, lamentablemente, por poco tiempo. Lástima que no hubo más Partido con Emilio y viceversa, porque su influencia se hubiera dejado sentir. 

Por ejemplo, su conocimiento del terreno internacional, donde había estrechado relaciones entre otros, con China y Vietnam, países que visitara en marzo y abril de 1966, algo poco común de encontrar salvo en contados cuadros. Fruto de esta experiencia escribió en conjunto con Eduardo Jozami una serie de notas sobre la guerra vietnamita y dio conferencias. (4) Si bien padeció del seguidismo y exaltación de la gran revolución china y su líder Mao propio de la época, quizás hubiera podido advertir los cambios importantes que fueron verificándose en esa conducción y que alejaría al PCCh. del rol de vanguardia que tanto admirábamos. Porque si Emilio criticaba tan duramente a los dirigentes soviéticos que no denunciaban a los gobiernos reaccionarios de América latina, ¿qué hubiera opinado de la postura china sobre el Chile de Pinochet? O acerca de la indudable sintonía alcanzada en aspectos geopolíticos importantes entre China y EE.UU. y otras potencias occidentales. 

Ello se nota cuando se leen trabajos suyos. Escribía como sólo un intelectual revolucionario que era a su vez un periodista profesional podía hacerlo. Se nota especialmente en el artículo que publicó en la revista “Cristianismo y Revolución” titulado “China-URSS:¿volarán los cohetes rusos sobre Pekín?”. Allí hizo un análisis impresionante de la situación existente entre estos dos colosos socialistas, con un desarrollo histórico que hasta el día de hoy es útil para entender las políticas de ambos países.

El Partido publicó en su periódico No Transar N° 80 del 1°-07-69, un artículo que Emilio había escrito para que luego de discutirse fuera corregido y se incluyera, lo cual por su muerte quedó tal como lo entregó. Se titulaba ”Conferencia de Moscú: fracaso revisionista”.(5) Aquí efectúa un análisis más partidario y con marcado sesgo anti-revisionista, no obstante lo cual pueden extraerse varios elementos aún vigentes en este importante encuentro de los partidos de esta corriente que se realizara en medio de la crisis más importante del movimiento comunista internacional.

Otro campo en el que Emilio empezaba a aportar al Partido era en el de la violencia revolucionaria. Desde enseñar el armado de molotov modernas y más efectivas, sus conocimientos y preocupación hubieran llevado a una mejor orientación en este terreno dominando metodología y técnicas que la nueva izquierda argentina demostraría que era capaz de utilizar en contra de los enemigos del pueblo.

De esta forma, con la experiencia sindical que adquiriera Emilio y las coincidencias políticas apuntadas, se incorporó a VC, quien le planteó el trabajo de masas en las grandes industrias con el objetivo estratégico de desarrollar una guerra popular. Precisamente, en la época que lo asesinan estaba decidido que marchara a fundirse con la clase obrera textil para construir partido y una dirección clasista. Aunque a la luz de la formación y experiencias que acumulaba Emilio en el campo internacional y militar pareciera insuficiente este destino despojado de otras responsabilidades que hubieran permitido que hiciera aportes valiosos e indispensables en estas áreas.

En el acto que se hizo en su sepelio, habló el camarada Roberto Cristina –con el seudónimo de Guillermo Juárez- en nombre de sus amigos y el partido (también lo hicieron Eduardo Jozami y Ricardo De Luca por la CGT de los Argentinos). En medio de la bronca y el dolor por su muerte, Roberto como dirigente fundamental que era, rescató a Emilio diciendo que era una semilla roja que fructificaría en nuevos militantes y luchas. Y efectivamente ahí nomás en la Recoleta frente a la represión que desataron los milicos, sus compañeros demostraron que igual que Emilio no retrocederían y opusieron resistencia.(6)

Por ello el Primer Congreso Nacional de VC de octubre de 1971 llevó su nombre y una insignia roja quedó con su cuerpo, porque toda la organización, sus militantes y amigos quedaron marcados para siempre con esta irrecuperable baja. Lo reconoció R. Cristina en su discurso de aceptación del cargo de Secretario General cuando dijo que en realidad debió serlo Emilio por sus condiciones políticas y militares. (7)

Cabe resaltar que Emilio planteaba una línea estratégica de acumulación que correctamente incluía al peronismo revolucionario y a los cristianos de izquierda. Un aporte que cambiaba esencialmente las alianzas que hasta entonces y a posteriori se repetirían en la izquierda reformista principalmente, que se afanaba en furgonear a los partidos tradicionales en sus figuras y proyectos más potables. Señalaba así un marco nuevo y fértil donde podría abrevar el campo revolucionario argentino lo que se vio ratificado después en la historia de los ´70.

Además, Emilio no fue un militante más del PCA que rompió con esta estructura reformista. Lo hizo no sólo desde lo teórico, sino a partir del trabajo político y sindical con los compañeros de prensa desde cuyas luchas y necesidades disputó con razón los perimidos proyectos del revisionismo argentino acercándose así a la izquierda revolucionaria. Y en esta actividad gremial tampoco puede olvidarse su papel en el mismísimo Comité Central Confederal de la CGT, cuando encabezó personalmente la lucha contra las posturas de Augusto Vandor para imponer un camino clasista, enfrentando a la burocracia sindical sin claudicar frente a la línea reformista que pretendía la unidad con estos enemigos de la clase obrera. Y aquí también dejó su huella en la senda que recorrerían después los obreros de El Chocón y la Fiat, quienes debieron enfrentar además de a la dictadura y la patronal, a la capa traidora de dirigentes gremiales que colaboraron históricamente con el mantenimiento de este sistema capitalista dependiente.

Y sobre todo, Emilio fue un precursor al comprender la necesidad de que la izquierda revolucionaria debía construir su propia alternativa organizada. Aquí radicó una de las coincidencias claves con VC; se trataba de hacer la base del partido de liberación, sin lugar para el independentismo ni tampoco para el sectarismo. 

Por todo ello es bueno recordar siempre a nuestros compañeros. Sus trayectorias y aportes son útiles en la actualidad y mal que les pese a sus asesinos son mojones bien visibles que ayudan a seguir el camino y no permiten que se pierdan quienes realmente quieren un país liberado.

NOTAS

1) La expulsión del PC que fue a fines de 1964 o principios de 1965 hasta el momento no pudo ser hallada en los números del periódico “Nuestra Palabra”-NP- de los años 1964 y 1965. Solamente se ubicó publicada la expulsión de Juan Gelman en el n°744 del 29/9/64. Sin embargo, fruto del trabajo gremial en el gremio de prensa de Emilio Jáuregui, Eduardo Jozami y otros compañeros, a partir del NP n°760 del 20-01-1965 comienza una campaña en su contra, haciéndose alusión en reiteradas oportunidades que se trata de un grupo de expulsados del PCA (ver n°770 del 31-01-1965; n°776 del 12-05-65 y n°778 del 27-05-65). En este último número, los revisionistas llegaron al colmo no sólo de reiterarles los cargos de divisionistas y traidores a la lista Verde de prensa, sino que además agregaron los de enemigos de la clase obrera y en forma confusa y adrede, de que este grupo encabezado por Emilio habría “hecho coro” a las bandas fascistas de Tacuara que en el acto de la CGT del 1°-05-65 mataron al estudiante comunista Daniel Horacio Grinbak. Finalmente, el NP del 1°/7/1969 denuncia el asesinato de Emilio, dando cuenta de la emboscada que le hizo la policía y de su militancia gremial, intentando desmentir que el PC lo hubiera denunciado.

2) ANGUITA, Eduardo y otro, La Voluntad, Historia de la militancia revolucionaria 1966-1973, Ed.Norma, Bs.As., 1997, Tomo I, pp.314, 319 y 202/3.

3) Sobre la vida de Emilio y su actividad en el partido el mejor trabajo conocido es el de nuestro querido Roberto Cristina, “Cabezón”, que se publicara en los Cuadernos Rojos N° 1 que editó Vanguardia Comunista en julio de 1970, p.5, y que titulara “Emilio Jáuregui, bandera de lucha”, haciéndolo con su seudónimo de Guillermo Juárez. Allí revisa detalladamente la vida de Emilio y su acercamiento a VC. Además en los artículos publicados en “No Transar” n° 80, del 1°-07-1969, “Convocatoria al combate”, “El crimen y nuestra respuesta” y NT, n°82, del 16-09-69, “Emilio Jáuregui: Nuestra Palabra miente”, se aportan más datos sobre su actuación y los sucesos ocurridos en su sepelio y homenaje posterior.

4) “Vietnam, la guerra más larga del siglo”, diario “El Mundo”, Bs.As., desde el 17-05-1966, 1° nota titulada “Expedición a las fuentes”, donde aparece en tapa la foto de los autores, Emilio M. Jáuregui y E.Jozami con el primer ministro de Vietnam del Norte Pham Van Dong-, pp.12/13; 2° nota, “Hacia el abismo”, 18-05-1966, pp.10/11; 3° nota “Escalando hasta dónde”, 19-05-1966, pp.10/11; 4° nota “Vivir bajo las bombas”, 20-05-66, pp. 10/11; 5°nota “En nombre del pueblo”, 21-05-66, p.10; 6° nota “Fusiles contra aviones”, 22-05-66, pp.14/15; y 7° nota “La Paz: cual y cómo?”, 23-05-66, pp.12/13.

5) Ver “Cristianismo y Revolución”, N°14, segunda quincena de abril de 1969, pp.34/40. El trabajo es anunciado en el índice –p.1-como Informe Especial de Emilio M.Jáuregui, con un curriculum suyo abreviado. Asimismo en esta revista, se publicita que en la semana del Centro de Estudios Camilo Torres, Emilio estará a cargo los jueves a las 20 hs. del curso sobre “Movimientos de Liberación: China y Vietnam”, a iniciarse el 7-4-69, anuncio que se reitera hasta en el n°16, 2° quincena de mayo de 1969.Los dos trabajos fueron incluidos en Cuadernos Rojos N°1 cit., pp.11 y 19, respectivamente.

6) La despedida de Emilio fue multitudinaria, se formó una caravana de cuatro cuadras que se engrosó con más gente en su recorrido desde la CGT de Paseo Colón e Independencia hasta la Recoleta. Era un militante de la izquierda revolucionaria querido por su pueblo.

7) La vinculación de Emilio y su incorporación a Vanguardia Comunista está fundada, además, en la participación activa de R. Cristina en nombre del Partido en su sepelio, y en el reconocimiento que efectúa su compañero de militancia gremial, Eduardo Jozami, ver “Retrato de Jáuregui”, p.29, en el artículo de EICHELBAUM, Carlos, “CGTA, un polo de unidad antidictatorial”, Revista “Los 70”, Buenos Aires, sin fecha, pp.27/9.

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