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Elecciones en Venezuela, victoria del gobierno de Maduro
El 21 de noviembre de este año, se realizaron en Venezuela los comicios para elegir a 23 gobernadores, 335 alcaldes, 253 legisladores y 2473 concejales en todo el país. Fue la consulta electoral número 29 en 22 años de gobiernos bolivarianos. Se presentaron 70 mil candidatos y votó 42,26 % de los 21 millones de ciudadanos que estaban en condiciones de ejercer el derecho al voto. La cifra de votantes fue ajustada a la participación habitual en estos comicios de medio término. Como dato significativo debe apuntarse la concurrencia a las urnas de la mayoría de la oposición incluyendo la que hasta hace poco se promovía la desestabilización y el golpismo y que había afirmado que no participaría en comicios manejados por el chavismo en el poder.
Los resultados dieron el triunfo al chavismo (Gran Polo Patriótico, el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) y aliados) que se adjudicó 20 gobernaciones contra 3 de la oposición (falta una que se dirimirá el 9 de enero). El PSUV ganó también 9 de las 10 alcaldías más importantes, y sobre un total de 335, la oposición ganó 117. El triunfo ha oxigenado al gobierno de Nicolás Maduro que pudo mostrar al mundo unos comicios transparentes, con veedores internacionales y resultados comprobados y ratificados mediante los métodos electorales informatizados más modernos. Son sometidos en todos los casos a una verificación de la mitad de los votos emitidos y en caso de dudas, a una verificación total desarticulando la campaña de EE UU y algunos aliados (Canadá, Reino Unido, Francia y España) que denunciaban la posibilidad de fraude.
De todas maneras hubo algunos datos preocupantes: la campaña no tuvo el entusiasmo y la masividad de otras por los sectores ligados al gobierno, la participación fue baja aún cuando se mantiene cerca de los niveles históricos. Y hubo también denuncias de sectores otrora aliados del gobierno, como el Partido Comunista de Venezuela (PCV), que conforma la Alternativa Popular Revolucionaria (APR). Denunciaron que el gobierno trató de boicotear su participación debido, dicen, a sus críticas al rumbo de la política económica que implementa Maduro.
El proceso destituyente impulsado por Estados Unidos y personificado por Juan Guaidó, parece haber fracasado. Ya no se habla de él a nivel mediático como “el presidente encargado apoyado por unos 60 países)”. Tampoco de “intervención militar por razones humanitarias”, pero la política del imperio no cambia: bloqueo, sanciones unilaterales y el manejo ilegítimo de los recursos monetarios de Venezuela incautados en el exterior.
El gobierno de Biden que organizó hace unos días el Foro en Defensa de la Democracia, excluyó de la invitación a Venezuela junto a otros 7 países por considerarlos antidemocráticos. El gobierno norteamericano, ha cambiado su táctica pero no sus objetivos y se inclina ahora a usar la estrategia de la inversión extranjera, sacar más provecho del comercio de sus megacorporaciones y aplicar más los mecanismos económicos para minar desde adentro el proceso bolivariano.
El gobierno de Nicolás Maduro tiene el desafío de profundizar la participación popular, impulsar un plan con metas concretas, seguir la lucha contra la corrupción a través de un ejercicio transparente de la función pública y lograr mayor eficacia en la gestión institucional.
En política exterior Venezuela ha avanzado en estrechar vínculos con Rusia y China y con otros países de la región. Al intervenir en la XX Cumbre de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), el 14 de diciembre, Maduro llamó a crear un plan integral de desarrollo económico con el mecanismo de integración que plantea este espacio. Lo planteó como alternativa al “neoliberalismo rapaz y bárbaro” y al intento de colonización. “No podemos dejar que se divida a nuestros pueblos y a nuestra región” agregó. Y exhortó a exigir respeto por nuestros procesos políticos y producir juntos lo que necesitan los pueblos a partir de un plan de desarrollo económico compartido.
ELENA RIVERO