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El prontuario de Massa, hombre de la Embassy

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NOTAS POLÍTICAS

            La crisis del capitalismo dependiente semicolonial es variada, política y económico-social. No es por números que no cierran sino ante todo política. El gobierno hoy de derecha del Frente de Todos y también la oposición aún más derechista de Juntos por el Cambio, comparten un ajuste que arruina a las mayorías. Están llevando a cabo planes al gusto de los monopolistas de acá y el extranjero. Y lo hacen en pleno acuerdo (oficialismo, oposición y monopolios) con el pacto firmado con el FMI el 25 de marzo, que tuvo la bendición del grueso del Congreso. Se ufanan que éste “por primera vez” entendió en la deuda externa como marcaba la Constitución.

            Que la Canasta Básica Total haya alcanzado en julio 105.000 pesos para una familia tipo, es una pintura dolorosa de la crisis porque 40 por ciento de los argentinos no llega a esa suma. Con nuevas estadísticas ese porcentaje de pobreza será del 45 o más.

            Desde el 3 de agosto Sergio Massa está concentrando más poder pues acumula Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura. Es un súper ministro, con la acumulación de poder de un primer ministro. Es mucho más influyente que si lo hubieran puesto como Jefe de Gabinete.

            El ascenso de Massa fue un sapo de tamaño gigante que debió tragar Cristina Fernández y los K. Son bien sabidas las acciones y declaraciones massistas en su contra desde que dejó la Jefatura de Gabinete en 2013 y formó el Frente Renovador, rompiendo el Frente para la Victoria (devenido en PJ, Unidad Ciudadana y FDT).

            Massa derrotó al kirchnerismo en las legislativas bonaerenses de 2013. En 2015 su candidatura presidencial posibilitó la victoria de Mauricio Macri. En 2016 lo acompañó a éste al Foro de Davos y en los dos primeros años de macrismo le votó muchas leyes, incluyendo el pago a los “fondos buitres”. También dijo que metería presos a los “ñoquis de la Cámpora”, condenó junto con Washington al gobierno de Venezuela, apoyó las denuncias del suicida sionista fiscal Alberto Nisman contra Cristina.  Etcétera.

            Sus posturas contra Venezuela las reiteró luego que el FDT asumiera el gobierno en diciembre de 2019. El de Tigre fue la tercera pata del mismo, junto con Alverso Fernández y Cristina.

            Antes de asumir como súper ministro fue dos años presidente de la Cámara de Diputados, donde durmió proyectos progres como el impuesto a la renta inesperada y la más que tímida reforma judicial tantas veces prometida y traicionada por el gobierno.

            Massa es el más cercano a la embajada yanqui y no de ahora sino de muchos años atrás. Por eso el libro ArgenLeaks, de Santiago O’Donnell, dice que los dos personajes que más asiduamente visitaban la Embassy eran el fiscal Nisman y el líder del Frente Renovador.

            Como integrante del actual gobierno Massa trenzó en Diputados con la bancada del FDT y la oposición de derecha macrista para la votación conjunta del acuerdo con el FMI. Después estuvo en EE UU con varios funcionarios de la administración Biden, entre otros su amigo Juan González, director para el hemisferio occidental del Consejo de Seguridad Nacional de EE UU (NSC) y asesor de Biden para América Latina.

            Luego de su asunción en el triple ministerio, corrió a entrevistarse con Marc Stanley, el embajador yanqui en Buenos Aires.

SUS MEDIDAS DE MÁS AJUSTE

            Cristina y Máximo creyeron conveniente tragar ese sapo. Alberto Fernández siempre fue cercano al massismo: al ser nominado en 2019 dijo que “Sergio era quién más se había preparado para ser presidente y que tendría su oportunidad”. No aclaró que éste llegaría al poder sin ser votado y entraría por la puerta de atrás de la crisis.

            En su primera conferencia de prensa, Massa ratificó el acuerdo con el FMI y de todas y cada una de sus metas, lo que supondrá más ajuste y dependencia del que aplicaron desde 2021.                                                    

            Al convalidar la deuda fraudulenta de Macri están hipotecando el país, porque a partir de 2024 se empinan los pagos de intereses y principal de la deuda refinanciada, por 19.000 millones de dólares anuales.

            En su nuevo team hay personeros orgánicos del establishment como Daniel Marx, en la negociación de la deuda pública. Él tramitó los desastrosos “megacanje” y “blindaje” que precipitaron el crac de 2001.

            También ratificó el congelamiento de la planta de empleados del Estado y el corte de adelantos del Banco Central al Tesoro, para cumplir con el déficit fiscal del  2,5 para este año, impuesto por Kristalina Georgieva.

            El Súper Ministro ya está tramitando nuevos créditos con tres bancos internacionales por 2.000 millones de dólares a una tasa de interés anual en dólares del 15 por ciento, 4 puntos más que Prat Gay en 2016.

            Y como si todo eso fuera poco, anunció más aumentos de luz, gas y agua. En el primer caso, la segmentación (que el gremio del personal superior denominó “tarifazo”) dejó a 4 millones de hogares sin subsidios. Massa agregó otros 5 millones más de hogares que tendrán subsidios hasta el tope de 400 KwH por mes: por encima de eso pagarán la tarifa plena. Eso, además de injusto y ajustador, va a implicar más inflación.

            Entre los invitados en la asunción estuvieron Daniel Funes de Rioja y la Unión Industrial “Argentina”, Jorge Brito del Banco Macro, los popes de la energía Marcelo Midlin, de Pampa Energía, y José Luis Manzano y Daniel Vila de Edenor, y De Narváez, de Chango Más.

            Una de sus primeras reuniones fue con la Suciedad Rural y la Mesa de Enlace, a quienes ratificó la oferta de que -si liquidan las toneladas de soja retenidas – podrán con 30 por ciento comprar dólares al precio “solidario” y el 70 restante depositarlo como dólar-link.

            La Mesa sigue clamando por una devaluación mayor del peso, menos retenciones e impuestos, y Massa busca satisfacerlos. De igual modo impulsa leyes para beneficio de grandes exportadores del CAAI, las mineras, gasíferas y automotrices.

            En cambio, para los trabajadores y el pueblo hubo poco o nada. Ese es Massa. Los que lo apoyan y elogian nos están mintiendo y no se la creen ni ellos.

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