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EDITORIAL SINDICAL

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¿Qué se puede esperar de la “nueva” CGT?

            La CGT eligió una nueva conducción en el Congreso Extraordinario del 11 de noviembre. De “nueva” tiene muy poco, ya que en el triunvirato seguirán Héctor Daer y Carlos Acuña. La novedad fue la incorporación de Pablo Moyano como tercer triunviro, desplazando a Antonio Caló (metalúrgicos) relegado a la Secretaría de Interior. Hubo presión del sector kirchnerista para que Caló y Ricardo Pignanelli (SMATA) fueran incluidos entre los secretarios generales, pero el Congreso consagró a Daer, Acuña y Moyano, con un explícito apoyo al presidente Alberto Fernández, lejos de la vicepresidenta.

            La Corriente Federal de Trabajadores ingresó al Consejo Directivo a través de Sergio Palazzo (bancarios) en la secretaría Administrativa y otros dirigentes en vocalías, además de Walter Correa (curtidores) en la Comisión Arbitral. No hubo lugar para la CTA de los Trabajadores ni para Hugo Yasky, a pesar que hace dos años esa central resolvió por unanimidad su incorporación a la CGT. Un fracaso total.

            Bajo una proclamada “Unidad”, se dejaron entrever las diferencias. Acuña dijo que “una CGT fuerte y unida le sirve al gobierno”, a diferencia de Moyano quien declaró que la central “no será apéndice de ningún gobierno”. El camionero se pronunció contra cualquier intento de reforma laboral, pero sus palabras no suenan a esperanza para la clase trabajadora, ante una CGT ausente en todos los conflictos que vienen profundizándose. En la mayoría de los casos están sostenidos por delegados y delegadas de base y comisiones internas, enfrentadas con las conducciones sindicales. Así pasa en el conflicto de Garbarino, hoy enfrentando 1800 despidos por el cierre de esa firma, llevados adelante por Carlos Rosales, quien llegó a esa empresa de la mano del viejo burócrata Armando Cavalieri.

            La declaración final del Congreso, si bien critica “los sueños neoliberales de destruir los derechos socio-laborales y sindicales” y a la inflación, porque “debilita el poder de compra de ocupados, desocupados y jubilados”, se centra en la crítica al gobierno de Macri, que “en cuatro años destruyó el aparato productivo”.

            Siendo ello cierto, nada se dice de los dos años de gobierno del FdT, que luego de haber tomado algunas medidas favorables al pueblo durante 2020 en la pandemia (IFE, ATP), en el presente año ha producido un ajuste sobre los ingresos de la clase trabajadora, en pos de acordar y pagar la deuda externa a los bonistas privados y al FMI.

            De la deuda, tema central en la política argentina, que condicionará el futuro de los trabajadores y trabajadoras durante los próximos años, el documento de la CGT no expresa absolutamente nada. Tampoco hace referencia a los monopolios de la alimentación, responsable del encarecimiento escandaloso en los precios de los productos de consumo popular. Con esos monopolios acuerda el burócrata Rodolfo Daer,

            En línea con ese explícito apoyo al gobierno nacional, el Congreso convocó a un acto el 17 de noviembre, día de la Militancia Peronista, en Plaza de Mayo, Fernández como único orador y buscando la reelección de 2023.

            Estamos frente a una CGT a la medida del gobierno, que acaba de perder las elecciones legislativas y necesita más que nunca una central obrera que no agite las aguas. Sin embargo, por abajo, los conflictos laborales no disminuyen (ver Resumen Gremial) y hay más conciencia de la necesidad de un plan de lucha, para enfrentar el avance del empresariado sobre los derechos laborales, favorecidos por una política económica que profundiza el ajuste, desvaloriza los salarios y no frena los despidos.

            Ese plan de lucha no vendrá de la mano de esta dirigencia, si recordamos que el año pasado, Daer, Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA), José Lingieri (Obras Sanitarias), entre otros de la mesa chica de la CGT, que han sido reelegidos en el actual Consejo Directivo, participaron de un encuentro virtual con la Asociación Empresarial (AEA). Por la parte empresaria estuvieron Héctor Magnetto (Clarín), Luis Pagani (Arcor) y Paolo Rocca (Techint). Los burócratas firmaron un comunicado conjunto y no plantearon ninguna crítica a los planes de esos monopolios.

            Párrafo aparte merece la falta de perspectiva de género de la “nueva” conducción cegetista. Con una clara supremacía masculina en congresales (417 mujeres y 1524 varones), el Congreso Extraordinario aprobó aplicar la ley de Cupo Femenino ¡con veinte años de retraso! Cuando ya se está debatiendo y aprobando en otros ámbitos la paridad de género, en la “central obrera” recién se aplicará el cupo del 30 por ciento. Pero con un complicado sistema: incorporan 8 nuevas secretarías al Consejo Directivo, y que cada sindicato elija un varón y una mujer, que se alternarán en el cargo. Parece que ninguno de los actuales dirigentes varones está dispuesto a ceder su cargo para aplicar una ley que hace veinte años rige en el ámbito sindical.

            Los trabajadores y las trabajadoras no podemos cifrar ninguna expectativa en esta CGT, aún cuando la incorporación de Moyano y Sergio Palazzo marcan un pequeño cambio respecto del resto de los burócratas, pero sin peso suficiente para revertir el rumbo general.

            Las Agrupaciones de Base Clasistas (ABC) tenemos otro modelo de conducción sindical. Las referencias a Rucci y Ubaldini que hizo Moyano, confirman cuál es el suyo. Nuestros referentes son muy diferentes: Agustín Tosco, Raymundo Ongaro, Atilio López, Marina Vilte, René Salamanca, Jorge Weisz, Víctor Hugo Paciaroni y Alberto Piccinini.

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