EDITORIAL

CONTRA MILEI, LOS MONOPOLIOS Y EL FMI

Hay que patear el tablero de la semicolonia

            La política y el plan del gobierno fascista de Javier Milei están a la vista. Tuvo forma concreta en los dos proyectos que hizo conocer de movida: el DNU 70/2023 y la “ley ómnibus” de 664 artículos. Estos plasmaron su aspiración a contar con facultades extraordinarias delegadas por el Congreso para arrasar con conquistas laborales, privatizar 41 empresas públicas, recortar el gasto público en salarios, jubilaciones y obra pública; favorecer por 30 años a los monopolios liberándolos de impuestos y dando libre manejo de las divisas de la exportación, liberar más aún el negocio de las petroleras y gasíferas, ampliar las tierras que pueden comprar los inversionistas extranjeros, etc, etc.

            Todo ese plan de entrega requiere de un componente represivo aún más criminal que el conocido hasta ahora, plasmado en el “Protocolo Antipiquetes” de Patricia Bullrich y su aplicación práctica contra las manifestaciones de protesta ante el Congreso. Allí las fuerzas de (In)Seguridad dispararon balas de goma y gases tóxicos contra los manifestantes, periodistas y legisladores opositores, detuvieron y golpearon a mansalva y hasta, en forma provocadora, pretendieron cobrar 134 millones de pesos a las organizaciones sociales y políticas presentes, por los “gastos”. Se proyecta volver a la teoría Chocobar de disparar primero y preguntar después, así como se decidió que las fuerzas federales puedan portar armas de fuego cada vez que vayan a reprimir las protestas.

            Dicho en dos palabras: Ajuste y Represión. O en otras dos: Pobreza y Balas. O Hambre y Gases.

            Esas políticas llevan algo más de dos meses de vigencia. En ese corto lapso ya han provocado grandes daños al pueblo, como el 25,5 por ciento de inflación en diciembre y el estimado 20 por ciento en enero, en buena medida motivados no por la emisión monetaria como miente el facho libertario sino por su devaluación del 18 por ciento del 12 de diciembre y la anulación de los leves controles de precios de la anterior Secretaría de Comercio Interior. Huelga decir que esos saltos inflacionarios, por caso con las grandes subas en el transporte, no serán compensados por actualizaciones de salarios, jubilaciones y planes sociales, tardías e insuficientes. El parate de la obra pública ya hizo perder 25.000 empleos en todo el país, además de lo negativo de que se frenen viviendas, escuelas, rutas, etc.

            Eso explica las primeras movilizaciones de protesta y el masivo paro del 24 de enero pasado, y las desavenencias entre el núcleo del gobierno y aliados parlamentarios, que llevaron a la derrota de la “ley ómnibus” en el tratamiento en particular. El pueblo en la calle y diputados del FITU y UxP en el recinto, pusieron al proyecto en crisis y en ese marco algunos legisladores oportunistas tomaron distancia de Milei, lo que volteó el proyecto. Ahí se entrevió cuál es el camino para derrotar a este gobierno: la lucha popular por abajo, como lo fundamental, y los frentes políticos por arriba, con aliados que pueden variar, pero deben tener un núcleo de izquierda y antiimperialista.

LOS MONOPOLIOS Y EL  IMPERIALISMO

            Hay que tener siempre bien en claro quién es el enemigo, para concentrar el fuego contra él. En política ese lugar lo ocupan Milei y Villarruel, sus ministros y bloques parlamentarios de LLA, junto con sus aliados del PRO y de otras coaliciones en el Congreso y gobernaciones. Este último segmento está bastante dividido y confundido tras las acusaciones de “traidores” y “delincuentes” disparadas por el fascista luego del traspié parlamentario y los despidos de funcionarios.

            Pero ahí no acaba la cosa sino que recién comienza. El enemigo se engrosa con los monopolios y corporaciones que apoyan a Milei por afinidad empresarial y negocios en marcha, como los popes de la Cámara de Comercio Americana (AmCham), UIA, AEA, grupos exportadores, bancos, etc. Ese apoyo monopólico se personifica en Paolo Rocca, de Techint; Héctor Magnetto, de Clarín; Eduardo Elsztain, del Banco Hipotecario e Irsa; Eduardo Eurnekian, de Corporación América; Marcos Galperín, de Mercado Libre; Marcelo Midlin, de Pampa Energía; Miguel Gallucio, de Vista Oil; Pérez Companc de Molinos, Luis Pagani, de Arcor; Marcos Pereda Born, de Cicyp; Blaquier del ingenio Ledesma; Cargill y Bunge-Viterra, Escasany del Banco de Galicia, el fondo imperial BlackRock, etc.

            Y como factor decisivo, en lo económico-financiero, político y militar, está el imperialismo, sobre todo el yanqui, dando sustento a Milei de acuerdo a las coincidencias verificadas. Lo dijo el embajador Marc Stanley durante una entrevista en el canal LN+ con Luis Novaresio, el 30/1: “Este es el mejor momento de todos. Estamos experimentando las mejores relaciones que hemos tenido con Argentina”. Agregó que EEUU está trabajando en varias áreas, “con el Ministerio de Seguridad, con el de Defensa, el de Economía”.

            Ese día el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, se reunía en EEUU con el Secretario Adjunto del Tesoro de EEUU Michael Kaplan y el Subsecretario de Asuntos Internacionales, Jay Shambaugh. Luego se vio con la Primera Subdirectora Gerente del FMI, Gita Gopinath. También con William J. Burns, director de la criminal Agencia Central de Inteligencia (CIA). Ahora en Buenos Aires, junto con Luis Caputo, recibirá a la CEO del Citibank, Jane Fraser.

            De resultado de ese vasallaje, el FMI anunció el “desembolso” de 4.700 millones de dólares a Argentina (las comillas resaltan que ese dinero vuelve íntegro al Fondo, para seguir pagando y endeudándonos por la ilegal deuda contraída por Mauricio Macri).

            Las cartas del fascista Milei, los monopolios y fondomonetaristas están sobre la mesa. No hay que jugar con ellos. Hay que patearles el tablero semicolonial con la movilización combativa de las masas y la formación de un frente político con todas las fuerzas antiimperialistas y populares que luchan, sin sectarismos.