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Cuba sigue resistiendo heroicamente el bloqueo yanqui

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   Me acosa el carapálida que carga sobre mí, sobre mi pueblo libre, sobre mi día feliz.

   Me acosa con la espuela, el sable y el arnés

   Caballería asesina de antes y después.

   Me acosa el carapálida norteño por el sur, el este y el oeste, por cada latitud.

   Me acosa el carapálida que ha dividido el sol

   en hora de metralla y hora de dolor.

   Silvio Rodríguez.

            La sensibilidad poética y revolucionaria de Silvio describe, más allá de los fríos datos de la economía, lo que ha sufrido y sufre el pueblo cubano por el brutal y criminal bloqueo impuesto por Estados Unidos, hace más de 60 años. La proclama presidencial 3447 firmada el 3 de febrero de 1962 por el presidente John F. Kennedy decretó “un embargo total al comercio con Cuba”.

            Primero cancelaron la cuota azucarera cubana en el mercado estadounidense en 1960. Dice Noam Chomsky: “Tan pronto triunfó la revolución, la administración Eisenhower tomó la decisión política de derrocar al gobierno cubano. Los métodos empleados abarcaron una amplia campaña de terrorismo y la invasión armada. Cuando la invasión falló, se intensificó la campaña de terrorismo, la que incluyó el estrangulamiento económico, la cuarentena cultural y la intimidación de cualquiera que tratara de romper el aislamiento de Cuba”. Y el Departamento de Estado expresaba a través del subsecretario Lester Mallory: “La mayoría de los cubanos apoya a Castro ….el único modo de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales…hay que emplear rápidamente todos los medios posibles pata debilitar la vida económica de Cuba…una línea de acción que siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros para reducirle sus recursos financieros, los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

            Todo eso intentaron en estos más de 60 años de bloqueo. En 1992, la Ley Torricelli codificó por primera vez las prohibiciones del bloqueo haciéndolo extraterritorial, lo que significa fijar sanciones a terceras naciones o empresas que comercien con Cuba. La Ley Helms-Burton lo agravó: internacionalizó y afianzó esas medidas  y las sucesivas administraciones, republicanas o demócratas, fueron agregando restricciones, Donald Trump, puso 243 medidas adicionales. Entre ellas la eliminación de los cruceros y vuelos de aerolíneas estadounidenses a toda la isla exceptuando La Habana, cancelación de los servicios consulares en Cuba, impedimento de transacciones bancarias, envío de remesas etc. El colofón fue incluir a Cuba en una lista arbitraria y unilateral de Estados, que según Estados Unidos patrocinan “el terrorismo internacional”.

            En septiembre pasado el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla presentó el informe sobre los daños provocados por el bloqueo.    “Los daños ascienden a 154.217,3 millones de dólares, lo que es más de un billón 391 111 millones de dólares, tomando en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro”, detalló. Eso afecta a todos los sectores: alimentación, salud, educación, transporte, ciencia y tecnología. El bloqueo de Estados Unidos constituye uno de los regímenes de sanciones unilaterales más prolongados del mundo y un acto de guerra en tiempos de paz.

            Y esa guerra hoy no es sólo económica y financiera. Mercenarios, influencers de redes sociales digitales, ONG y fundaciones financiadas por EE UU, intelectuales y artistas operan en el ámbito de la cultura con el objetivo de desatar el caos social y el descontento. apoyados por sectores minoritarios del pueblo usando no sólo la descalificación hacia las autoridades sino también con operaciones violentas y vandálicas. Cuestionan y responsabilizan al sistema político por los limites, las carencias  materiales, sin considerar los efectos del bloqueo económico y del asedio político, militar y mediático de los EE UU. Los sectores de jóvenes, adolescentes y niños son los más permeables para aceptar o por lo menos, interesarse en esa prédica contrarrevolucionaria. El gobierno y el pueblo cubano han mantenido incólumes los principios de su revolución. Frente al bloqueo han contrapuesto la resistencia creativa, la búsqueda de alternativas a los problemas materiales, el debate ideológico, el análisis crítico y revolucionario que rompe con la hegemonía del pensamiento único, la lucha contra el burocratismo, ampliando la participación colectiva y el control popular democratizando la gestión del Estado socialista.

            Cuba no está sola. En 1992, presentó por primera vez en la ONU, un proyecto de resolución condenando el bloqueo. Sólo 50 países votaron a favor. En la actualidad y desde hace mucho, todos los países del mundo apoyan su reclamo y votan a favor. Sólo 2 votan en contra: Estados Unidos e Israel y algún eventual socio del imperio. Pero más allá de ese apoyo internacional, Cuba resiste por sus convicciones revolucionarias y por la unidad de su pueblo y gobierno. Su performance contra la pandemia fue de las mejores del mundo, con 5 vacunas propias puestas al servicio de la humanidad.

ELENA RIVERO

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