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Editorial

Caminar con las dos piernas

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Hay que saber mirar de frente a la realidad política argentina. Y ésta es dolorosa, compleja y llena de peligros para los trabajadores y demás sectores populares, así como para las fuerzas políticas y sociales que representan de diferente modo a ese pueblo.
Es que, fortalecido por su victoria en las legislativas y sintiéndose con suficiente respaldo de votos, el gobierno de Mauricio Macri está lanzado a concretar iniciativas reaccionarias que disimuló bastante antes de la elección.
Por ejemplo, se conoce una triple reforma, aunque reforma es una expresión beatífica sobre la regresión macrista de que se trata.
Una es la “reforma laboral” (ver aparte), emparentada con la que entró en vigencia en Brasil, tras el golpe de Michel Temer. Quita derechos, iguala a las partes desiguales, calcula a la baja las indemnizaciones, viola convenios, genera precariedad y deja de pagar horas extras, entre muchas lesiones al movimiento obrero. Que ahora alumbre un acuerdo con los burócratas de la CGT y diga que algunas de esas cuestiones no estarán en la ley no significa que esos objetivos patronales sean dejados de lado pues se los buscará alcanzar por la vía de acuerdos de cada gremio y sector, como hicieron con Vaca Muerta, Toyota, Lecheros y ahora UOM Tierra del Fuego.
Los otros objetivos del gobierno son ajustar a las provincias y favorecer a las patronales con rebajas de impuestos, desfinanciando el Estado y premiando a la provincia de Buenos Aires de la macrista Vidal, que recibirá más de 100.000 millones de pesos en los próximos dos años. Las provincias y Nación con menores ingresos serán argumento ideal para despedir y achicar el gasto público en ambas instancias, en línea con lo que les reclama el FMI y el Banco Mundial.
Sin filtrar muchos aspectos, también hay un ataque al sistema previsional, como mínimo con el cambio del sistema de actualización de las jubilaciones, que perjudicará a los abuelos. Además, puede aumentarse la edad y privatizarse el Fondo de Sustentabilidad, etc.

PRIMERA PIERNA
El PL denuncia el plan sistemático de ajuste contra el bienestar popular, pero también todo lo relacionado con la represión policial de la protesta social, incluyendo la represión de Gendarmería y muertes como la del joven Santiago Maldonado en Chubut.
Frente a semejante ajuste antiobrero y antipopular, con represión policial y de Gendarmería, es obvio que la primera herramienta que se necesita es la unidad más amplia de quienes estén dispuestos a resistir y luchar, aún en diferentes grados y maneras.
Hay que unir al obrero más combativo que hace paros y corta calles, y al legislador burgués democrático que puede votar en contra de la reforma laboral en la cámara, y al burócrata sindical que apenas se anima a emitir un comunicado y dice hará un paro de 15 minutos.
El PL quiere unir en un sólo torrente a diferentes expresiones de la oposición a los planes de Macri, incluso a los inconsecuentes que no se atreven a ir a fondo en su postura. Todo gesto, palabra o acción que ayude a desenmascarar la maniobra del gobierno, y la dificulte, bienvenida sea. En esto el PL tiene una línea amplia y flexible, para formar un amplio frente social y político cuya primera línea divisoria es “con Macri o contra Macri”.
Ese enfoque amplio deja de lado, y pone fuera de la unidad, a elementos como Miguel Pichetto, el triunvirato de CGT, los gobernadores de Córdoba y el de Salta,etc, que acuerdan en lo esencial con el plan de Macri aunque discrepen en puntos.

FRENTE ANTIIMPERIALISTA
La segunda pierna necesaria para caminar es la unidad antiimperialista, de las fuerzas más combativas, que están en las luchas de calles y participan de ellas con consignas concretas y programas más avanzados.
No hay que confiar en los tibios, inconsecuentes, superestructurales, flojos, burócratas sindicales, charlatanes, con compromisos con el capitalismo, flojitos de papeles en sus declaraciones patrimoniales, susceptibles a doblegarse bajo presión de carpetazos en su contra, que deshojan la margarita mientras al pueblo lo matan con el ajuste.
La situación del peronismo y el kirchnerismo es de confusión y crisis, porque Cristina hizo una buena elección bonaerense, pero en una campaña light y dentro de lo “socialdemócrata correcto”. Sus resultados, al perder con Cambiemos, acrecentaron el debate dentro de su sector y del PJ en general, donde la derecha y ex dirigidos suyos no la bancan como referente del peronismo.
CFK es resistida por Pichetto y el PJ, que no la quieren en la bancada del Senado. Por otro lado, sus exministros De Vido y Aníbal Fernández, más Luis D’Elía, la han criticado por sus vacilaciones políticas. Y como si eso fuera poco, algunos de esos exfuncionarios están presos con graves acusaciones y la misma Cristina corre ese riesgo de ir detenida.
El PL replantea con más fuerza que nunca antes la necesidad de unir a los antiimperialistas, de la izquierda marxista, el espectro nacional y popular y los luchadores sin partidos.
La unidad amplia es necesaria, pero el bloque antiimperialista -que aún no existe- es dialécticamente el factor indispensable y esencial. Sin esa herramienta, el macrismo en su apogeo se saldría con la suya, dividiendo y llevándose por delante a los tibios, a los que ya sabe cómo apretarlos y llevarlos a una mesa de negociación porque tienen precio y el “Sí fácil”.

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