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Mejor PASO que DEDO, pero lo importante es un programa antiimperialista y candidatos luchadores

            La realidad de Argentina es muy contradictoria.

            Por un lado arde la crisis económico-social, con la inflación de abril en 8,4 por ciento y 32 por ciento en primer cuatrimestre, varios puntos más alta en alimentos. De este modo la inflación para el año puede ser del 150 por ciento. Quizás la de mayo,  pueda llegar a dos dígitos.

            En el plano económico pero sobre todo político, también la crisis se pone al rojo vivo por las imposiciones del Fondo Monetario Internacional, basadas en el acuerdo firmado por el gobierno en marzo del 2022, convalidado también por la oposición derechista de Juntos por el Cambio en el Congreso. Fue ratificado por esa doble firma de gobierno y oposición al votarse el Presupuesto 2023.

            El gobierno implora al Fondo que le adelante dólares correspondientes a junio, septiembre y diciembre, unos 10.600 millones, que en buena medida serían devueltos a la entidad financiera internacional para cubrir los pagos pendientes del escandaloso acuerdo firmado por Macri en 2018. Como cree que algunas de esas divisas quedarían en lo inmediato en su caja ya vacía, Sergio Massa ruega que Kristalina Georgieva y Gita Gopinath le adelanten aquellos fondos.

            A pesar de sus genuflexiones a nombre de todos los sectores del gobierno del Frente de Todos, el ministro de Economía todavía no ha logrado ese auxilio que precisa en forma urgente. Hoy las reservas del Banco Central son negativas y eso puede paralizar las importaciones y frenar la economía; también puede dispararse el dólar y una inflación más alta, la temida híper. Y eso, en vísperas de las PASO del 13 de agosto puede ser un certificado de defunción. El helicóptero, para decirlo con metáfora del 2001.

            La realidad argentina es muy contradictoria, porque al mismo tiempo se cuelan debates políticos y electorales, que hoy no le cambian la vida a la gente, pero pueden arruinársela aún más según quien gane las elecciones.

            Por un lado está el gobierno, con un presidente que ha renunciado a ir por su reelección, tras su fracaso de casi cuatro años y perforado por el fuego amigo que partió de la vicepresidenta CFK, quien se borró hasta ahora de una candidatura que sus bases le pidieron con el operativo clamor. Por eso, por el momento los candidatos más probables serían Massa, oportunista que aún no ha blanqueado su aspiración; Daniel Scioli y Agustín Rossi, cercanos a Alberto Fernández, en tanto Wado de Pedro, con poca intención de voto, sería una carta a jugar por el kirchnerismo para ir como vice de Massa.

            Ninguno de los nombrados, ni siquiera Cristina, tiene grandes chances de ganar el comicio. El peso muerto de estos casi cuatro años de fracasos en garantizar cosas básicas al pueblo, en cuanto a sus condiciones de vida, y de un mínimo de soberanía nacional frente al FMI, las multinacionales, la Casa Blanca y su apéndice militar del Comando Sur, presagian una dura derrota. Sería peor aún que la de 2021 porque es también una elección presidencial y no solo legislativa.

¿CON LAS PASO O CON EL DEDO?

            La polémica interna del oficialismo es si resulta conveniente dirimir las candidaturas en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) o bien llegar a un acuerdo de unidad con candidatos únicos.   

            También en esto están divididos. Alberto Fernández defiende las PASO, como Scioli. La Cámpora las rechaza y quiere un candidato de unidad, nominado por Cristina. Massa también se opone a las PASO y dice que eso sería un grave error, soñando que todos se encolumnen detrás suyo, con Cristina apoyándolo como hoy. También quieren PASO candidatos menores como Grabois y Lozano, que mejor harían en alejarse de ese oficialismo tóxico y presentar un frente popular alternativo junto con sectores de izquierda.

            El sistema de las PASO es mucho mejor que el dedo de una dirigenta, además de que su uña esmaltada ya falló en mayo de 2019 al ungirlo a Fernández.

            No hay que echarle la culpa a las PASO como a los mensajeros. El problema es la pelea a muerte que ha desatado al interior del Frente de Todos el fracaso de su gestión y la perspectiva cierta de la derrota. Nadie quiere hacerse cargo de ese muerto, aunque los pobres, los desocupados, los desalojados, los pibes que abandonan la escuela, los vecinos que sufren robos e inseguridad, etc, no son los tantos precandidatos presidenciales.

            La competencia en las PASO tampoco es igualitaria, porque los candidatos con más plata, pauta oficial y medios de desinformación amigos, sacan ventaja sobre los que no cuentan con esos recursos.

            Los de Juntos por el Cambio están preparándose para la competencia con muchos golpes bajos, pero con un nivel de coexistencia forzada, no de amistad ni fraternidad ni mucho menos. A ellos los azuza la pelea porque tienen algunas diferencias tácticas y apetencias descontroladas, pero a la vez los presiona quedarse dentro del corral de JxC por la posibilidad cierta de ganar: dejará algo más para repartir entre ellos, aunque no fuera la porción que querían.

            En suma, entre las PASO y el DEDO, es preferible la primera. Pero el PL rechaza y cuestiona a Massa, Scioli, Rossi, De Pedro y también a Cristina, si al final resolviera postularse. Y en términos aún más fuertes, repudia a Bullrich, Rodríguez Larreta, Morales y ni hablar a Milei.

            Máximo Kirchner dijo en el Congreso del PJ bonaerense de La Matanza que lo importante es un programa, repitiendo lo dicho por su madre. Eso es sarasa pura en la medida que ambos respaldan a Massa en el ajuste y el acuerdo con el FMI. Programa es otra cosa. Es romper con el Fondo, dejar de pagar la deuda externa, nacionalizar el comercio exterior y la banca, formar una Empresa Nacional de Alimentos, controlar a los monopolios, dar un fuerte aumento de salarios y jubilaciones, acortar la jornada laboral y repartir las horas de trabajo sin rebaja de salarios, frenar las tarifas y los desalojos, liberar a Milagro Sala, Jones Huala y las mujeres mapuche; romper con el Comando Sur y multar a las empresas británicas hasta que devuelvan nuestras Malvinas.

            El PL seguirá en las movilizaciones. Y buscará para las PASO acuerdos con fuerzas de izquierda y Nac&pop que tengan afinidad teórica y práctica con esas luchas y con ese programa antiimperialista.

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