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FMI impone más ajustes y crece la resistencia a esa dependencia

            El oficialismo propagandizó la entrevista de Alberto Fernández con Joe Biden y luego la reunión ampliada de la comitiva argentina, incluido Sergio Massa, con  funcionarios de la administración estadounidense, entre los que estaba la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.

            También armaron gran alharaca por la cita de Massa con la número 2 del FMI, Gita Gopinath, en reemplazo de la número 1, Kristalina Georgieva, de viaje en el extranjero. Dos días después, el 31/3 el directorio del Fondo aprobó formalmente el cumplimiento del plan impuesto al país para lo que restaba de 2022 y giró 5.300 millones de dólares. Así crecían momentáneamente las chances del ministro de Economía de ser el candidato presidencial de una alianza entre su sector, pro Embassy, y el liderado por Cristina de Kirchner, que se mantiene desde que aquél reemplazó en el ministerio a Martín Guzmán.

            Esas chances massistas se marchitaron bastante por el alza desmedida de la inflación, que habría llegado al 7 por ciento en marzo y otras consecuencias políticas y financieras de medidas por él adoptadas. Por caso, la obligación de los entes públicos de vender sus títulos en dólares para recibir pesos. Y, también, por el nuevo “dólar soja”, versión 3, ahora bautizado “dólar agro”.

            Volviendo a las vergonzosas reuniones en Washington y Nueva York, hay que decir dos cosas:

            -Los 5.300 millones de dólares girados por el Fondo, en su mayor parte serán devueltos inmediatamente por Argentina como pago de la inmoral deuda contraída por Macri y que los Fernández y Massa están abonando puntualmente.

            -La evidencia de que esos dólares no quedan en las reservas del Banco Central es que Massa lanzó el mencionado “dólar agro”, para la soja desde el 8/4 hasta el 31/5 y un plazo más extendido, hasta el 30/8, para otras exportaciones regionales.

FMI APRIETA Y AHORCA

            Las directivas del FMI para 2023 suenan a réquiem para la democracia y la soberanía argentina, en un tono más mortal que el que ya tenía desde marzo de 2022 al firmarse la capitulación de Guzmán ante Georgieva.

            Esta es una verdad grande como un edificio de varios pisos. Hasta un firme defensor del gobierno, en especial de Cristina de Kirchner, como el periodista Horacio Verbitsky, escribió en su columna del 9/4: “Pese al intercambio de sonrisas con Massa, la subdirectora gerenta del FMI, Gita Gopinath, exige una reglamentación restrictiva de la moratoria previsional, un aumento contundente de tarifas, un incremento de la devaluación del peso frente al dólar, tasas más altas de interés, mejor  calidad y orientación del gasto social y un déficit fiscal que no pase este año del 1,9% del Producto Interno Bruto. Los lectores de El Cohete saben desde que se conocieron los términos del acuerdo con el organismo, que su consecuencia sólo puede ser inflacionaria y recesiva. Es decir, la temida estanflación”.

            Lo admite “El Perro”. No es un volante del Partido de la Liberación (PL) ni un discurso de un líder piquetero en uno de los acampes contra la supresión de planes Potenciar Trabajo por parte de Tolosa Paz.

            Subrayamos cuáles son las órdenes del FMI: límites a la moratoria previsional, nuevos tarifazos, más devaluaciones del peso, tasas de interés positivas, menor gasto social y tope del déficit fiscal del 1,9 del Producto. Traducido, el ajuste sobre el pueblo va a aumentar en intensidad, superficie social y profundidad, aún en un año electoral. Esto añade varias paladas de tierra tratando de sepultar al FDT y que aparezcan derechas más sólidas, obedientes y criminales.

A LOS DE ARRIBA CASI TODO, A LOS DE ABAJO CASI NADA

            Ese plan de ajuste quiere justificarse en gran medida por la sequía del agro, que  es grave, pero el sector tuvo cosechas espectaculares de los últimos años. Con el saldo positivo de la balanza comercial de los últimos tres años (30.000 millones de dólares) no habría habido inconvenientes de “caja”. El problema fue que se gobernó para el modelo agro sojero minero extractivista exportador y se fugaron miles de millones de dólares por tantas vías (el pago del FDT de la deuda macrista, el comercio y contrabando por el Paraná, el festival de importaciones, etc).

            Mientras el FMI exige poner límites a la moratoria para jubilados y acuerda con dar de baja a 100.000 planes Potenciar Trabajo y achicar el déficit fiscal, por otro lado las medidas de Massa, que la entidad internacional aprueba, favorecen a sojeros y exportadores.

            El economista Horacio Rovelli calculó que con el “dólar soja 1” el Tesoro se endeudó por 407.150 millones de pesos. El “dólar soja 2” generó otra deuda del Tesoro por 189.240 millones de pesos. Y con el “dólar agro”, o “soja 3”, habrá más deuda por 480.000 millones de pesos. Esto quiere decir que en total, el país dará 1.076.390 millones de pesos de subsidios, más de un billón de pesos, a los sojeros. Esta suma representa el 35 % del total de las transferencias en el año a quienes reciben la Asignación Universal por Hijo (4.374.699 beneficiarias), otras becas, el Potenciar Trabajo (1.268.000 personas), con la enorme diferencia de que se trata de varios millones de argentinos y no 69.000 sojeros.

            Las imposiciones del FMI se harán más odiosas en 2023 porque además de reforzar las metas del ajuste significarán un mayor pago de la deuda: 3.930 millones de dólares. De cierta “ayuda” a países endeudados de “desarrollo medio”, como Argentina, no hay noticia. Tampoco de reducir las sobretasas de interés que nos perjudican. Todo Negativo, TN, decimos, sin pagar copyright al canal del grupo Clarín.

            Lo bueno de esta tragedia es que crece el espectro de quienes cuestionan el acuerdo con el Fondo. Hubo un comunicado crítico de La Cámpora y críticas de Claudio Lozano, el PC, Soberanos y Juan Grabois. Periodistas que antes encomiaban lo firmado por Guzmán, ahora lo cuestionan, como Raúl Dellatorre, David Cufré y Alfredo Zaiat en Página/12. Todo eso es positivo, pero tiene un límite. Son críticos que no se atreven hasta ahora a romper con el FDT y siguen bajo el ala de Cristina, quien mantiene su alianza con Massa. Aquellas fuerzas se diferencian del gobierno pero no rompen ni ponen el acento en ganar las calles. Siguen en lo electoral y no dan un paso hacia un Frente Antiimperialista.

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