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Derechos Humanos

DISCUSIÓN POLÍTICA ALREDEDOR DE LOS CORTES DE CALLES

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            La Marcha Federal convocada por la Unidad Piquetera y otras organizaciones de desocupados, que llegó a Plaza de Mayo desde 4 puntos cardinales del país, reavivó la discusión política sobre la justeza o no de los cortes de calles de aquellos movimientos.

            La derecha macrista, en ocasión del anterior acampe piquetero de 48 horas ante el Ministerio de Desarrollo Social, emprendió una campaña política y mediática contra los cortes de calles. Más aún, había advertido que no toleraría ese acampe y podría reprimirlo. De hecho puso un gigantesco aparato policial, pero el movimiento de masas pudo más y ese acampe se realizó.

            No conformes con demonizarlo y calificar a quienes se movilizaban de “delincuentes”, la administración Rodríguez Larreta reclamó al Ejecutivo Nacional que les quitaran los planes sociales. El ministro Juan Zabaleta coincidió en que cortar era delito pero no admitió el pedido de darlos de baja a quienes cortaban. Claro, habría sido un escándalo político identificar a 40.000 personas de ese acampe y quitarles el Potenciar Trabajo. El resultado habría sido que se movilizaran 400.000 personas en protesta…

            Como las demandas de Trabajo y Salario no fueron escuchadas, el 10, 11 y 12 de mayo hubo una Marcha Federal con unos 300.000 participantes en todo el país. El cierre masivo fue en Plaza de Mayo. Queda más que claro que los movimientos sociales y piqueteros, de palabra y de hecho, defienden sus derechos. Están en la calle no porque quieran ni porque les guste, sino porque entienden que es la única manera de hacerse escuchar y que al menos le atiendan algunas de sus muchas reivindicaciones.

            El problema de fondo es que su situación no tendrá soluciones efectivas ni demasiados parches en el corto y mediano plazo. Zabaleta ya dijo que no habrá más altas de Potencial Trabajo. Y trabajo genuino tampoco habrá, teniendo en cuenta los recortes del gasto público pactados con el FMI y el limitado crecimiento del PBI para este año, menos del 4 por ciento, también acordado con esa entidad.

            Impulsado por esas necesidades urgentes, el movimiento de desocupados, trabajadores informales y tantísima gente humilde, seguirá ganando las calles. El gobierno nacional y el de las 24 provincias tiene tres alternativas a seguir:

1) Atender sus reclamos y darles satisfacción, creando puestos de trabajo formales, con salarios dignos, con un desarrollo nacional independiente. Esto no va a pasar.

2) Reprimir policialmente y tratar de descabezar al movimiento social, retomando la línea represiva de Duhalde-Solá-Aníbal Fernández de 2002, cuando la Bonaerense asesinó a Kosteky y Santillán.

3) Seguir como hasta ahora con algunos parches: adelantar el módico aumento del salario mínimo, que impacta en el Potenciar Trabajo, y los bonos a jubilados y al resto de los informales y dos categorías de monotributistas. Y al mismo tiempo, continuar con la demonización de los que luchan, una periódica represión y castigo, nuevos presos políticos y sociales como hizo con la protesta del 10 de marzo contra el FMI.

            Si bien las tres posibilidades están medianamente abiertas, la que se está transitando es la tercera: mezclar bonos con palos, prometer trabajo y castigar a los movimientos más consecuentes, y atraer a algunos dirigentes de esos que ceden frente al acomodo con el aparato y un puestito.

            En este momento el movimiento piquetero está jugando el rol de chispa y de principal impulsor de las luchas populares, por encima de la clase trabajadora. Lo suyo es muy valioso porque con sus demandas, merenderos, huertas y cooperativas logra darle un plato de comida a tanta gente humilde. Además, y esto es fundamentalmente político, más allá de academicismos, está en la calle y con eso demuestra saber que la crisis argentina no se soluciona en los despachos ni  bancas ni tribunales. No es por arriba. Es por abajo. No es por la superestructura del capitalismo dependiente  ni por las disputas electorales. Es por el lado de la lucha, la unidad y organización política, popular y antiimperialista. Ganar la calle no alcanza, pero es el primer paso, imprescindible.

PABLO LOZA

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