Derechos Humanos
EL PL y el 24 de Marzo
En un nuevo aniversario del golpe de Estado militar-cívico-eclesiástico-empresarial, bajo las directas órdenes de la embajada norteamericana que promovía la derrota de los movimientos populares y revolucionarios en América Latina, este 24 de Marzo desde el Partido de la Liberación volveremos a marchar en repudio a aquella asonada. Aunque el terrorismo de Estado ya venía actuando en la Argentina contra las organizaciones y militantes populares, con 1.500 asesinatos cometidos por la Triple A, el inicio de la dictadura militar significó un salto cualitativo en la feroz represión que se desató contra el pueblo.
Decenas de miles de presos políticos, la desaparición forzada de personas, el robo de bebés nacidos en cautiverio, la tortura y los secuestros, fueron hechos cotidianos justificados por una prensa cómplice que ocultaba esos crímenes y que difundía las mentiras de los comunicados de la Junta Militar. Así, los fusilamientos eran “enfrentamientos” en los que siempre morían los “subversivos”, que presentaban señales de tortura. El Poder Judicial, con honrosas excepciones, fue también la otra pata necesaria para que ese accionar ilegal de las fuerzas armadas y policiales se ocultara a la población, además de amedrentar a los familiares de las víctimas de la represión ilegal.
Pero no tuvieron éxito, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son ejemplo de la resistencia que se gestó desde el principio de la dictadura. Por ello fueron asesinadas las Madres Azucena Villaflor, Esther Careaga y María Bianco, en diciembre de 1977, junto al secuestro y desaparición de 12 familiares que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz en Buenos Aires, entre quienes se encontraban cinco camaradas de Vanguardia Comunista, hoy Partido de la Liberación.
Nuestra organización sufrió esa represión desde antes del golpe de Estado, cuando en octubre de 1975 fueron asesinados por la Triple A Ana María Estevao y Raúl Kossoy, en Brandsen. También con el secuestro y posterior desaparición de Víctor Hugo Paciaroni en junio de 1976 en Córdoba, y con la ofensiva represiva de julio-agosto de 1978 cuando fueron secuestrados y desaparecidos muchos dirigentes y militantes, entre ellos, el secretario General de VC, Roberto Cristina.
Pero el partido no fue derrotado, porque al año siguiente de ese tremendo golpe asestado por los genocidas, volvió a salir nuestro periódico No Transar, bajo el título: “El Partido no se rinde”.
En esa conducta de firmeza revolucionaria nos educamos quienes militamos hoy en el Partido de la Liberación, y por ello en las marchas en repudio al golpe de Estado, llevamos muy en alto las pancartas con los rostros y los nombres de nuestros y nuestras camaradas desaparecidos/as. La reivindicación de su militancia está indisolublemente ligada a su pertenencia política, nunca ocultamos que eran de VC, a pesar que en muchos períodos algunos organismos de Derechos Humanos pretendieron borrar esa militancia revolucionaria, algo que todavía perdura en algunos homenajes en apariencia “independientes”. Borrar la pertenencia a una organización forma parte del triunfo del enemigo, que siempre quiso y quiere eliminar de nuestra memoria histórica que hubo una gloriosa Generación del ´70, que disputó el poder con una fuerza política y guerrillera como nunca antes había ocurrido en nuestra historia reciente. Por ello la ferocidad de la represión de la dictadura, para acabar no sólo con esa generación, sino también con sus organizaciones y hasta con sus ideas y pensamientos revolucionarios.
Con el PL no lo han logrado y por ello desde el primer momento acompañamos a los familiares que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz, y perdimos allí a 5 valiosos camaradas: Angela Auad, Horacio Elbert, Eduardo Gabriel Orane, Raquel Bullit y Patricia Oviedo, quienes fueron secuestrados junto a las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, marcados por el Ángel de la Muerte, el teniente de navío Alfredo Astiz, el mismo que años después se rendiría ante el invasor inglés en las Georgias sin disparar un solo tiro.
Este 24 de Marzo marcharemos con ese legado, que nos impulsa a seguir la lucha para que todos los genocidas, militares y civiles sean enjuiciados y condenados; para condenar y enfrentar la represión actual contra las movilizaciones populares, que se traduce en 41 presos políticos, persecuciones judiciales y demonización de los y las luchadores. Las luchas actuales contra el FMI son la continuidad histórica de aquella batalla que dieron nuestros camaradas y los miles de desaparecidos y asesinados por la dictadura.
Ellos y ellas querían “el hospital de Niños en el Sheraton Hotel”. Hoy decimos ¡FUERA EL FMI!
IRINA SANTESTEBAN