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Hay que avanzar hacia el Frente Antiimperialista

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Muchos militantes populares, aún con matices y diferencias, coinciden en que hace falta una unidad política antiimperialista y una organización en común, en forma de frente, coordinadora o movimiento.

Esa ha sido una asignatura pendiente de los años previos, pues de haber tenido una organización política de ese tipo, capaz de movilizar en las calles, se podría haber logrado una victoria sobre el gobierno de Macri sin sufrir tanto cuatro años. E incluso, si al final el PRO-Cambiemos lograba estirar la agonía hasta el 10 de diciembre de 2019, el gobierno emergente podría no haber sido de la tibieza del Frente de Todos sino tener más componentes combativos.

Algunos datos ilustran la diferencia entre lo que ocurrió y lo mejor que pudo ocurrir: Macri y varios de sus ministros entregadores de la soberanía deberían estar bajo proceso penal y detenidos preventivamente. Y Milagro Sala, Luis D’Elía, Amado Boudou, Julio de Vido y otros presos políticos, deberían estar en libertad.

Y no fue así. Macri está gozando de una inmerecida libertad y los presos políticos que él mandó procesar, detener y/o condenar siguen en Ezeiza y otras cárceles del país y el extranjero (como Facundo Jones Huala en Chile y Facundo Molares en Bolivia).

No decimos que con un Frente Antiimperialista esas situaciones se hubieran resuelto mágicamente. No hay magia. Esa herramienta pudo ser útil para la movilización por la libertad de nuestros compañeros y la prisión de los verdugos que nos oprimieron cuatro años (varios lo venían haciendo mucho tiempo antes).

La herramienta antiimperialista es mucho más decisiva si se aborda la temática de la deuda externa, las relaciones de dependencia con el FMI y los ajustes que sobrevendrán en caso que Alberto Fernández siga en su línea de claudicación ante esos enemigos (ver Editorial).

Ante ese vuelco oportunista del nuevo gobierno, con lo que arrastra en organizaciones sociales y políticas y del electorado que lo votó, se necesita una acción unida antiimperialista.

Por un lado, para ganar juntos las calles, pero no para apoyar a Fernández en negociar un punto más o menos de rebaja en los intereses de la deuda, en un año o más en la suspensión de los pagos, etc. Lamentablemente esa es la política de la mayoría de las organizaciones de la UTEP, PCR, CCC, Movimiento Evita, Partido Solidario, Patria Grande, etc: “Fuerza Alberto, te apoyamos en la renegociación de la deuda”, eran sus ideas en la movilización del 12 de febrero ante la llegada del Fondo a Buenos Aires.

Lo primero es clarificar bien a nivel popular este asunto de la deuda, que han complicado y confundido varios sectores, comenzando por los fondos de inversión y el FMI, más la derecha macrista que contrajo la deuda y los gobiernos como el de Trump y los líderes europeos que fueron sus avalistas. Para ellos hay que garpar toda la deuda que nos reclaman los imperialistas y usureros internacionales.

Un Frente Antiimperialista dirá que esa deuda es odiosa, doctrina nada socialista fundada por un ruso anticomunista en 1927, Alexandre Nahum Sack, quien la fundamentó en dos puntos: “la ausencia de beneficio para la población y la complicidad de los acreedores”. En la deuda con el FMI se debe añadir que es ilegal pues se violaron leyes, decretos y la Constitución Nacional al contraer el crédito de 2018. Y que, problema nada menor, el 80 por ciento de lo prestado se timbeó y se fugó al exterior.

LA DEUDA ES CON EL PUEBLO

Sobre esta base es bueno defender con aliados de la Autoconvocatoria Popular para la auditoría y suspensión de pagos de la deuda y estudiar qué componentes ilegales y fraudulentos tiene. Y mientras tanto suspender los pagos de capital e intereses, además impagables, mucho más en un país quebrado por Macri y que necesita ponerse de pie.

La postura de Alberto Fernández es pagar y reconocer la factura aún fraudulenta y, en todo caso, regatear el precio y reprogramar vencimientos.

Se necesita sumar ideas claras y voluntades de lucha para impedir el gran robo del FMI y fondos privados Templeton, Liberty y otros más o menos buitres que Paul Singer. También para impedir la capitulación presidencial ante esos intereses.

¿Con quién podrá hacer esas alianzas el PL?

En primer lugar con los damnificados directos por el endeudamiento, que corta empleos, paraliza obras y ajusta salarios y jubilaciones. De a poco los trabajadores van a ir rompiendo con el FMI y entendiendo que la divisoria es “Patria o Deuda Externa”. Hay que confiar en las reservas del pueblo trabajador, y militar para clarificar, agitar y organizar.

n segundo lugar, dentro de fuerzas políticas hay debates internos sobre la deuda, más allá de muchxs dirigentes que por ideas burguesas y oportunismo de cargos y acomodos rinden pleitesía a Fernández. En movimientos de izquierda y del espectro nacional y popular, sindicatos y comisiones internas no burocráticas, organizaciones de desocupados, organismos de DD HH, comisiones de solidaridad con pueblos latinoamericanos, etc, hay compañerxs dispuestxs a formar parte, sin hegemonismos ni sectarismos, de un Frente Popular Antiimperialista.

“Faltan hombres y sobran hombres”, dijo Lenin (hoy diríamos hombres y mujeres). A buscarlxs y militar juntxs.

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