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La traición y el pago a los buitres

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En 2005 y 2010 el gobierno logró renegociar los bonos de la deuda externa con el 93 por ciento de los acreedores. Esa masa aceptó descuentos de un 60 por ciento o más en el valor nominal de sus títulos, y empezó a cobrar normalmente. Como Néstor Kirchner y Roberto Lavagna ofrecieron un cupón ligado al crecimiento del PBI, si éste aumentaba más del 3 por ciento cada año, aquellos terminaron percibiendo más del 40 por ciento de los títulos.

Quedó afuera del acuerdo un 7 por ciento, “fondos buitres” como NML Capital, Aurelius, Blue Angel y otros, con el delincuente financiero Paul Singer como líder. Es un financista de la derecha republicana y lo peor de la usura mundial. Ellos compraron bonos argentinos por centavos y reclamaron el total, más intereses, comisiones, honorarios, etc.

Y como el gobierno argentino de entonces no se doblegó, empezaron a embargar bienes, por ejemplo la fragata Libertad fue retenida ilegalmente en Ghana. Esa banda logró a partir de 2012 fallos favorables del juez estadounidense Thomas Griesa, quien en 2014 confirmó que se debía abonar primero y de contado toda la deuda a esos buitres. De lo contrario no se podría abonar al 93 por ciento que había entrado a los canjes.

La justicia norteamericana avaló esos fallos vergonzosos y la apelación ante la Corte Suprema de ese país no prosperó porque ésta no se dignó a analizarla. La administración Obama decía recomendar darle lugar a las acciones legales argentinas, pero en los hechos no movió un dedo. La Casa Blanca, el Departamento de Justicia y el Tesoro fueron funcionales a Griesa y Singer.

Como parte de la resistencia patriótica, el gobierno de CFK llevó a la Asamblea General de la ONU un proyecto para que las futuras renegociaciones de deudas de los países no pudieran ser alteradas por trabas de sectores minoritarios como los buitres. Y en setiembre de 2015, 136 países le dieron la razón a ese planteo, con apenas 6 en contra (EE UU, Reino Unido, Alemania e Israel, entre otros).

Desde el punto de vista legal, para reaseguro de las negociaciones de 2005 y 2010, el Congreso argentino aprobó “la ley cerrojo”, para impedir ofertas superiores a quienes no habían aceptado entrar a los canjes. Frente a los fallos de Griesa vio la luz la segunda norma, de “Pago Soberano”, para que los giros a los acreedores se hicieran por el Banco Nación, en vez de una entidad norteamericana. Luego vino una tercera ley, haciendo propia la resolución de Naciones Unidas.

Sin embargo, como generalmente ocurre, la política y las correlaciones de fuerzas pasan por encima de votaciones parlamentarias. Y eso es lo que ocurrió el 15 de marzo pasado en Diputados y el 30 del mismo mes en Senado, cuando el gobierno de Mauricio Macri logró hacer aprobar la ley de pago a los fondos buitres. Esta había sido negociada por Luis Caputo con Singer en Nueva York, con mediación de Daniel Pollack y Griesa.

 

PATRIA O BUITRES”

Que el macrismo impulsara esa capitulación no tuvo nada de sorpresivo pues ya en 2014 Macri había declarado que había que pagar lo que Griesa indicara. Ahora él y Prat Gay precisaron la propuesta: emitir bonos por 12.500 millones de dólares a 5, 10 y 15 años, para recaudar “cash” y pagar antes del 14 de abril a los usureros, que recibirán 100 por ciento de capital y 50 por ciento de los intereses, más otros varios millones de dólares por honorarios y gastos administrativos.

El falaz argumento es que así se saldrá del default y vendrán inversiones por miles de millones de dólares, para mejorar la economía. Falso. El imperialismo sólo hará las inversiones que quiera, cuando les convenga y para retirar más dólares de los invertidos eventualmente. Esos 12.500 millones de dólares de nuevo endeudamiento no servirán para hacer una escuela, ruta ni hospital, sino en su totalidad para pagar a los fondos buitres. El mayor endeudamiento en Argentina siempre sirvió para la fuga de capitales y agrandar la deuda, nunca para el desarrollo. Y al calor de ese endeudamiento, se genera como hoy una mayor injerencia del FMI, Banco Mundial y el imperialismo, en favor de otros ajustes. Que en cuatro meses de Macri haya 1.4 millón más de pobres es un pequeño anticipo de lo que vendrá con ese mayor endeudamiento.

El peronismo-kirchnerismo, en vez de oponerse a la ley de pago macrista la acompañó con buena parte de sus senadores y otra menor de sus diputados. Señal espantosa: en el Senado el FPV-PJ tiene 44 senadores pero a la hora de votar sólo 16 se atrevieron a hacerlo contra el engendro. Esa complicidad estuvo determinada por el acuerdo de 12 gobernadores justicialistas con Macri. Miguel Pichetto, jefe de bancada, fue uno de los más abyectos traidores. Secundariamente, el kirchnerismo había sido responsable de declinar la jurisdicción nacional en favor de la justicia neoyorquina, algo que nunca más debe repetirse.

Una buena parte de la cúpula peronista ha traicionado, en medio de un negativo silencio de la ex presidenta. El PL y sectores populares mantienen el punto de vista de que la contradicción principal en Argentina es “Patria o Buitres”, “Liberación o Dependencia”, “Nación o imperialismo”. Y están dispuestos a continuar la pelea contra el capital financiero internacional.

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