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Qué pena, no hay Frente Antiimperialista

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En los meses previos a las elecciones, aún con muchísima lucha reivindicativa y de derechos humanos, lamentablemente no hubo avance hacia el Frente Antiimperialista. El PL quería unidad con el PC, sectores kirchneristas, Socialismo para la Victoria, Quebracho, Patria Grande y otras agrupaciones, y con sindicalistas combativos, militantes de derechos humanos, de la solidaridad con Cuba y Venezuela, feministas, ecologistas, etc.

No fue posible. Muchas de esas fuerzas aguardaron más de la cuenta qué decidía la ex presidenta y cuando ella decidió ser candidata a senadora por Unidad Ciudadana, se metieron de cabeza allí. Quizás más adelante vuelvan a considerar frentes políticos más combativos, pero en esta coyuntura se integraron o apoyaron a UC, un frente electoral no antiimperialista.

Ese destino no premió a todos, porque CFK dispuso qué partidos fundarían la alianza y en qué cargos irían cada uno de los candidatos. MILES y el PC fueron dejados de lado en Buenos Aires.

La pequeñez del PL y su relativa falta de inserción en los conflictos obreros y amplios sectores populares le impidió ser un factor gravitante que los atrajera hacia un Frente Antiimperialista. Una vez más tiene vigencia de las tesis de Mao Tsé tung sobre la necesidad de la fuerza propia y su inserción en las masas, como condición básica para formar alianzas antiimperialistas más amplias.

Esa carencia lamentablemente se hará notar en esta campaña electoral. Es que no habrá una fuerza que aliente en vivo y en directo la lucha obrera y popular con una prédica antiimperialista. Un ejemplo negativo es que Cristina pidió a la Corriente Federal de Trabajadores que levantara la marcha del 7 de agosto, que había convocado ese sector, la CTA de los Trabajadores y la CTEP donde se nuclean corrientes del movimiento de desocupados. Y al menos la Corriente Federal aceptó anular la movilización: sólo irán a San Cayetano a rezar el 7 de agosto.

Como quedó dicho (ver Editorial), es fundamental que las fuerzas populares sigan impulsando la coordinación y elevación de las protestas contra el ajuste. Y no habrá un Frente Antiimperialista que cumpla con esa necesidad.

 

PROPUESTAS ANTIIMPERIALISTAS

Se dirá que los candidatos del FIT y otros grupos trotskistas irán a puerta de fábrica para acompañar los conflictos. Es cierto, como en Pepsico. Pero no lo hacen con una propuesta antiimperialista sino con una orientación tan falsa como la “teoría de los dos demonios”, donde de los padecimientos obreros sería tan culpable Cristina como Macri. Y eso es falso.

Aunque el PL no tenga personería ni candidatos, acompañará y votará a los candidatos de Unidad Ciudadana con sus propias consignas populares y antiimperialistas. Por ejemplo, para frenar el ajuste se debe apelar a las huelgas y cortes, pero para derrotar completamente a Macri hay que avanzar hacia una pueblada combativa nacional como el Argentinazo. ¡Si el ajuste, los despidos, los tarifazos, la corrupción y la represión policial son ley, entonces el Argentinazo será justicia!

Para salir de la crisis en que metió al país el neoliberalismo, hay que tomar medidas de fondo. Por caso, una reforma tributaria que castigue a la renta financiera, a los monopolios, sojeros y grandes fortunas, a diferencia de la política macrista que les saca las retenciones y los favorece con devaluaciones y blanqueos. Basta de pagar impuesto a las ganancias los trabajadores. Que se aumente la recaudación con mayores impuestos a Shell, Ledesma, Wal Mart, Ford, Techint, Socma, Arcor, HSBC, etc. Con esa línea hay que acompañar las movilizaciones contra los despidos, suspensiones y tarifazos.

También hay que explicar que para salir de esta crisis del capitalismo dependiente hay que adoptar medidas contra la “Patria Financiera” y la “Patria Exportadora”. Desde la década del ’60 el sindicalismo combativo reclamó la estatización de la banca y del comercio exterior. En 2016, los bancos ganaron $ 74.560 millones, prestando a tasas usurarias y beneficiándose con la devaluación. Allí están los recursos que se necesitan para salir del pozo cavado por el capital financiero.

Otra bandera muy necesaria para plantar en la campaña es el no pago de la deuda externa y revisión exhaustiva de esa deuda para depurarla de su componente fraudulento. En un año y medio Macri endeudó al país en más de 80.000 millones de dólares y hoy la deuda total es de 204.000 millones, con lo que se empernó al país por generaciones enteras. En ese endeudamiento hubo negociados como el título emitido por el ministro de Finanzas Luis Caputo por 2.750 millones de dólares a un plazo de cien años. Además de ser un disparate mundial, según el Financial Times, atenta contra el bienestar de los argentinos. Es un remedo del tristemente famoso empréstito con la Baring Brothers de Rivadavia en 1827 que terminó de pagarse con intereses usurarios en 1947.

El PL hará una campaña antiimperialista, apoyando desde su postura independiente a los candidatos de Unidad Ciudadana. Pondrá el acento en la clase obrera y el pueblo, en los frentes de masas, sin “obediencia debida” a Cristina, buscando crecer como izquierda revolucionaria para que más temprano que tarde haya un Frente Antiimperialista.

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