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Vergonzoso rol de la CGT

Es con la cabeza de sus dirigentes!

            Arrancó febrero con intenso calor y 2025 se perfila como un año “caliente” no solo por el clima sino por la continuidad del mega ajuste que golpea con dureza al pueblo trabajador.

            La situación económica y social no ha mejorado como intenta mostrar, con ayuda de los medios mentirosos afines, el facho libertario Javier Milei. La pobreza y el desempleo se ensañan con las familias, y en particular con las personas jubiladas, pensionadas y desocupadas.

            Según el INDEC, la tasa de desempleo fue del 6,9 por ciento en el tercer trimestre de 2024, menor que el 7,6 por ciento del trimestre previo, pero más de dos puntos arriba del 5,7 por ciento anotado en el mismo período de 2023.

            Los despidos en el sector privado y en el Estado, suman 230.000 trabajadores/as, cifra que puede hasta triplicarse si le sumamos las pérdidas de puestos de trabajo informales (ver Editorial).

            Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la caída interanual de las ventas en los supermercados, alcanzó el 12 por ciento a noviembre de 2024, cifras que desmienten la afirmación del vocero presidencial Manuel Adorni sobre que “los salarios han recuperado poder adquisitivo a niveles de fines de 2023”. Como bien analiza CEPA, si así fuera estaríamos ante el raro fenómeno que la gente, pudiendo comprar las mismas cosas que hace un año, elige no hacerlo.

            Mientras tanto, a los burócratas de la CGT no les entran balas, y en lugar de encabezar la resistencia al ajuste que el presidente se ufana de ser “el más grande de la historia”, se reúnen para negociar que los recortes no afecten sus privilegios. Esos sí que son una “casta”, y de las peores!. Estos 14 meses de gobierno de La Libertad Avanza  han sido terribles para los sectores populares, pero la central obrera que debería canalizar los reclamos laborales baila el vals con los funcionarios de la Secretaría de Trabajo, mientras los despidos arrecian en Sancor (Córdoba), en la multinacional Linde-Praxair (Pacheco, Pcia. Buenos Aires), para nombrar solo los más recientes. Luego de los paros convocados el 24 de enero y el 9 de mayo de 2024, no hubo más convocatorias siquiera a jornadas de protesta. 

            De la CGT nada debería sorprendernos. Son y han sido cómplices de las políticas de ajuste, al no oponer resistencia para derrotar la Motosierra, con sus consecuencias de desempleo, deterioro salarial, pobreza y marginalidad. Eso hicieron en la década menemista, la que tanto admira Milei, cuando decenas de miles de trabajadores quedaron sin empleo por las privatizaciones. Y lo hacen ahora, cuando el desmantelamiento del Estado no solo deja a empleados sin trabajo, sino que se ensaña con áreas de alto impacto social, como las destinadas a las personas con discapacidad, enfermedades crónicas, etc.

            A fines del año pasado, cuando desde distintos sectores (estatales, docentes universitarios, personal de salud de hospitales, etc.) se reclamaba un Paro General, los burócratas salieron a “interpretar” la voluntad popular y justificaron su inacción gremial porque no habría “ánimo” en las bases para una medida de acción directa, como el paro. Quien hizo estas declaraciones fue Andrés Rodríguez, el traidor de UPCN (Personal Civil de la Nación), que tiene miles de despidos en su sector, mientras el otro sindicato estatal, ATE, estuvo todo el año movilizando contra el ajuste en el Estado nacional y las provincias. En el colmo del cipayismo, este personaje participó junto a Héctor Daer, otro de los triunviros de la CGT, de la AmCham Summit 2024, el evento de negocios para grandes empresarios que organiza la Cámara de Comercio de EEUU en Argentina. 

            Está claro como el agua que esta CGT no representa a la clase trabajadora, y no tiene ninguna intención de defender en lo más mínimo los derechos y conquistas que han costado ríos de sangre de mártires obreros. Por ello, la lucha vendrá “con la cabeza” de esos dirigentes, y no con ellos.

            En la editorial Sindical de noviembre (LIBERACIÓN Nº 418) decíamos que “Así como buscamos recuperar los sindicatos para conducciones combativas y democráticas, hay que romper esa especie de monopolio sindical que tiene la CGT de Azopardo, como la única capaz de convocar a medidas de fuerza con impacto nacional. Sus dirigentes hace años que han capitulado, entregan las luchas, transan con las patronales y el gobierno, y traicionan a sus bases cuando se niegan a canalizar la bronca en un Plan de Lucha sostenido en el tiempo, hasta quebrar el plan de ajuste del gobierno nacional y los provinciales”. 

            Y aunque no fue una convocatoria obrera, el 1 de febrero más de dos millones de compatriotas ganaron las calles en la Marcha Antifascista y Antiracista, para rechazar el discurso misógino, homofóbico y anticomunista de Milei en el Foro de Davos. La misma fue convocada por el colectivo LGBTIQ+, que tuvo más reflejos y capacidad convocante que Azopardo 802. Quedó claro que sí hay ánimo de lucha en una parte importante del pueblo, aunque todavía Milei muestre índices de aceptación. Ya hay varias encuestas que muestran el descontento y un descenso sostenido de su imagen.

            No hay que esperar nada de estos traidores. Es necesario que desde las luchas que ya se vienen desarrollando, surja una convocatoria amplia a los gremios combativos, cuerpos de delegados, las agrupaciones antiburocráticas, los movimientos sociales y piqueteros, pueblos originarios, universitarios, DD.HH., culturales, feministas, LGBTIQ+, etc., para convocar a plenarios democráticos, donde se discuta un programa mínimo para derrotar el ajuste, y se elabore un plan de lucha, porque a Milei lo vamos a derrotar en las calles y no en las urnas.

AGRUPACIONES DE BASE CLASISTAS-ABC

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