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Promover las luchas, romper con Azopardo y crear una nueva CGT de los argentinos

            Las luchas arrecian en la Argentina del plan Motosierra de Javier Milei. Es que el ajuste que se descarga contra los salarios y los haberes jubilatorios no da tregua. La brutal devaluación de fines de 2023, más la inflación que se disparó particularmente en diciembre de ese año y los primeros meses del actual, fue un durísimo golpe para los bolsillos populares, con grave pérdida del poder adquisitivo de los ingresos tanto de jubilados y trabajadores formales e informales, como para quienes tratan de parar la olla con programas sociales. 

            A pesar de la traición de la burocracia sindical, gremios combativos y comisiones internas resisten el ajuste y luchan por recomposición salarial y respeto a los convenios colectivos de trabajo.

            Los y las docentes y no docentes de las Universidades Nacionales vienen llevando adelante asambleas, movilizaciones y paros, sin que hasta ahora haya una respuesta positiva de parte del gobierno. Por el contrario, el 9 de octubre la Cámara de Diputados convalidó el nefasto veto de Milei a la ley de Financiamiento Universitario que había sido aprobado en ese recinto y en Senadores. No era ningún aumento escandaloso; era solo una “actualización” del presupuesto 2024 para las Universidades e institutos de Educación Superior, Conicet, etc. Es que el actual es el mismo de 2023, que a su vez replicó el Presupuesto de 2022.

            Quiere decir que por tercer año consecutivo el sistema universitario tiene el mismo presupuesto, sin aumento de ningún tipo. En 2024 mucho peor, porque frente a la devaluación y la espiral inflacionaria (que de setiembre 2023 a setiembre 2024 fue del 209 por ciento), el gobierno no actualizó siquiera el presupuesto del año anterior.

            También los estatales siguen la pelea, contra los despidos y por aumento de salarios. El gremio que se ubica a la cabeza de esa lucha es ATE, frente a la capitulación de otros sindicatos “amigos” de la gestión libertaria, como UPCN. En Córdoba, ATE resiste los recortes, cierres de reparticiones, despidos y el desmantelamiento de las Fábricas Militares de Río Tercero y Villa María. En la primera ciudad, también se encuentra en conflicto el Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas (SPIQyP), por el anuncio de cierre y el despido de 150 trabajadores de la Petroquímica Río Tercero, que rápidamente tuvo el acompañamiento de ATE, ya que parte de la producción de esa fábrica se destina a la Fabricaciones Militares.            

            El personal de Salud también está en la pelea contra el desmantelamiento del sistema sanitario, otro blanco de los ataques del gobierno facho-libertario. Se logró revertir la medida de cierre del Hospital Bonaparte, pero sigue la lucha en el Garrahan y otros centros de atención de la salud, por parte de sus trabajadores y trabajadoras, así como de la comunidad que defiende la Salud pública y gratuita.

            Los gremios aeronáuticos están dando una dura pelea contra la privatización, que a pesar que había quedado fuera de la Ley Bases, y fue una de las condiciones por las cuales el gobierno logró la mayoría para aprobarla, ahora se avanza con la intención de entregarla al capital privado o directamente cerrarla. Es una zaga de lo que ya vivimos en la década menemista, cuando AA fue desguazada y entregada a capitales españoles de Marsans e Iberia, con desastrosos resultados.

            Ante esta situación, las centrales obreras permanecen sin acusar recibo de los golpes tremendos que está padeciendo el pueblo trabajador. Cuando más se necesita de la movilización y la protesta para frenar el ajuste del gobierno de Milei y sus aliados del PRO-UCR-gobernadores-parte del PJ-Unión por la Patria, los triunviros de la CGT no convocan siquiera a un plenario de secretarios generales ni a un Confederal para debatir y resolver un Plan de Lucha; ni siquiera para un tibio comunicado. De Paro General, ni se habla! Pablo Moyano es el único triunviro que amaga con romper y junto a Rodolfo Aguiar, de ATE, han anunciado medidas conjuntas, pero hasta ahora no se logra llamar a un Plan de Lucha unificado, que aglutine a todos los conflictos que crecen pero de manera aislada.

            Está a la vista que no sirve de nada seguir exigiendo a la burocracia de la CGT que convoque a medidas de fuerza, no lo hicieron, no lo hacen ni lo van a hacer. Va siendo hora de romper con estas conducciones traidoras, que negocian hasta el cansancio sin obtener más que pocas migajas del gobierno y los empresarios. Aunque en verdad, hasta ahora ni muchas migajas han conseguido. Al contrario, el gobierno y las patronales quieren avanzar con la reforma laboral y con la criminalización de las protestas; en los hechos están suprimiendo el derecho de huelga, reconocido en la Constitución Nacional (art. 14 bis).

            Así como buscamos recuperar los sindicatos para conducciones combativas y democráticas, hay que romper esa especie de monopolio sindical que tiene la CGT de Azopardo, como la única capaz de convocar a medidas de fuerza con impacto nacional. Sus dirigentes hace años que han capitulado, entregan las luchas, transan con las patronales y el gobierno, y traicionan a sus bases cuando se niegan a canalizar la bronca en una Plan de Lucha sostenido en el tiempo, hasta quebrar el plan de ajuste del gobierno nacional y los provinciales.

            Esto no es nuevo, en diferentes épocas de nuestra historia, la clase trabajadora tuvo que lidiar con conducciones burocráticas que sirvieron a los intereses de las patronales, incluso fueron amigables con dictaduras (el secretario general de la CGT, Augusto Vandor, presente en la asunción del dictador general Juan C. Onganía, junio de 1966). Y en esos años, las corrientes combativas del movimiento obrero, supieron actuar en consecuencia. Ese fue el origen de la CGT de los Argentinos, conducida por el dirigente gráfico Raymundo Ongaro, y que aprobó un programa, el 1 de mayo de 1968, con propuestas económicas, sociales y políticas que buscaban la destrucción del sistema capitalista dependiente y la construcción de una Patria Socialista (ver nota aparte).

            Es hora entonces de tomar al toro por las astas y marchar hacia la formación de una central obrera que responda a los intereses de la clase trabajadora, ocupada y desocupada, y que no traicione las luchas. Que se ponga a la cabeza de estas, unificando y profundizando los conflictos que de menor a mayor vienen en ascenso en todo el país. No es con esos dirigentes, es con la cabeza de esos dirigentes. Habrá que convocar a Asambleas y Plenarios de Delegados, para organizar esa nueva central obrera, capaz de canalizar y organizar la protesta que va creciendo, para marchar hacia el Paro General y la Rebelión Popular, un Argentinazo, único camino para derrotar al gobierno fascista y vendepatria de Milei.

AGRUPACIONES DE BASE CLASISTAS-ABC

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