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Nuestra solidaridad con Sebastián Romero

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El 30 de marzo pasado se conoció una carta desde la clandestinidad firmada por Sebastián Romero, el “militante del mortero”, como se lo conoció luego de las imágenes de la protesta popular del 18 de diciembre contra el afano previsional.

Cuando la policía lo individualizó, un par de días más tarde, Romero sufrió orden de detención del juez federal Sergio Torres. Como no se presentó, el magistrado emitió el 5 de marzo una orden de captura internacional, como si fuera un peligroso terrorista.

Romero era obrero y delegado en la planta de General Motors en Alvear cerca de Rosario, de donde había sido despedido. Y milita en un partido trotskista, PSTU, que lo incluyó como candidato en las listas del FIT de octubre de 2017.

Esa parte de su biografía expresa contiene acuerdo y desacuerdo con Romero. Acuerdo en respetar su trayectoria sindical y obrera. Desacuerdo en su militancia política y electoral pues son muy conocidas las diferencias históricas y concretas que tenemos con el trotskismo a nivel mundial y local.

Pero justamente en este caso no estamos discutiendo esas divergencias, que existen. Estamos poniendo por delante lo que nos une a ese trabajador, que además de su origen de clase es un perseguido político del gobierno de Mauricio Macri. Romero en su carta manifestó: “esto no va para más. Los trabajadores, las mujeres que están peleando por los derechos, los jóvenes y todos los sectores populares tenemos que sacar a Macri como sacamos a De la Rúa en 2001. Hacer asambleas con todos los compañeros en cada lugar de trabajo, organizar la bronca”.

Queremos destacar no sólo la combatividad de Romero durante la protesta mencionada, donde la autodefensa popular estaba justificada ante la alevosa represión policial con su sofisticada maquinaria.

También es valorable que, a diferencia de dos presos del Partido Obrero, que se fueron a entregar mansamente a la policía y la justicia, Romero pasó a la clandestinidad. “No voy a entregarme”, ratificó en su comunicado. En todo caso que lo detengan, que la Policía y Torres tengan que tomarse ese trabajo de buscarlo. No hay que facilitar la labor represiva. El criterio del PL es en general no convalidar órdenes de detención viciadas de nulidad, lo mismo pensamos del caso Lula, quien no debió entregarse.

El PL no es un partido dogmático. Valoramos al gran José Stalin, pero sobre todo analizamos las circunstancias concretas de la situación argentina y por eso alzamos nuestra voz para dar la solidaridad al trotskista Sebastián Romero. Cuando él recupere la libertad plena podremos discutir sobre ideologías antimarxistas, ahora hay que ayudarlo a que no sea detenido, golpeado y condenado por la oligarquía y el imperialismo.

SERGIO ORTIZ

 

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