Novedades en FUBA

En septiembre se llevó a cabo el Congreso Ordinario para elegir nuevas autoridades de la Federación Universitaria de Buenos Aires, FUBA. Allí, Franja Morada, en alianza con peronistas filo PJ, “socialistas” e independientes, se impuso cómodamente sobre las otras listas y sacó al trotskismo de la conducción de la Federación luego de 18 años. El resultado era previsible desde principios de septiembre, cuando se realizaron las elecciones en los Centros de Estudiantes y el reformismo logró recuperar varios. Franja Morada y sus aliados recuperaron Medicina, Sociales, Arquitectura y Psicología, a la vez que mantuvieron Económicas, Derecho, Ingeniería y Odontología, lo que les permitirá conducir 8 de 13 centros de estudiantes. Un dato a tener en cuenta es que por primera vez las elecciones a centro fueron obligatorias, lo que lleva a suponer, viendo los resultados, que el voto de estudiantes menos politizados favoreció a las agrupaciones reaccionarias.

En ese contexto se llegó al Congreso de FUBA, dirigida por el PO, por momentos en alianza con otras fuerzas (en este último tiempo en alianza con Patria Grande primero y con sectores del kirchnerismo después), que se caracterizó por un funcionamiento poco democrático e irregular, sin convocar a congresos normalizadores ni asambleas generales, a pesar que esa democracia de base es uno de los puntales del discurso trotskista. En estos años la FUBA estuvo en la calle, movilizada y luchando -en líneas generales- contra el ajuste. Pero no lo hizo como herramienta gremial, organizadora y movilizadora del movimiento estudiantil sino como apéndice de los partidos que hoy integran el FIT o como una agrupación más de ese espacio.

Lamentablemente, por la política y la forma de construir burocrática de estos compañeros, la principal herramienta gremial de los estudiantes de Sudamérica -por su número o importancia- no se constituyó como un espacio que motorice el debate y la lucha. Ya en 2018 analizábamos críticamente la falta de Congresos durante más de 5 años, de asambleas y de balances, con el negocio millonario de las fotocopias de por medio (la fotocopiadora de la FUBA, controlada por su conducción le vende los apuntes a los casi 60.000 ingresantes anuales al CBC).  En parte por esos errores hoy esa herramienta vuelve al reformismo que por supuesto nada va a hacer en defensa de la Educación Pública.

La única manera que el trotskismo tenía de mantener la conducción de la Federación era con esos métodos tan ajenos a la democracia estudiantil. La lista que finalmente armaron el PO y el PTS para la elección de FUBA salió en un cómodo tercer lugar, con 20 votos, mientras que la alianza de Patria Grande y el kirchnerismo sumó 35 y la alianza ganadora 70.

Para los sectores populares la disputa tendrá que poner en pie una alternativa estudiantil completamente diferente a la que representan Franja Morada y sus aliados. También diferente a lo que históricamente ha planteado el trotskismo en la universidad, que tiene un discurso luchador pero una práctica que termina favoreciendo a la reacción. Como planteamos luego de la experiencia de la Federación Universitaria de Córdoba de 2016/2017 (dónde se ganó con una alianza que desde el vamos expuso sus límites, con Patria Grande y La Bisagra dispuestos a enfrentar la reforma reaccionaria de Juri y Sur, que ocupaba la presidencia de la Federación en ese momento llamando a desmovilizar) es necesario generar mecanismos que fomenten la participación y el debate y permitan al estudiantado jugar su histórico rol de chispa. La Agrupación Estudiantil TUPAC debe redoblar esfuerzos para poner un pie en la UBA y fortalecer una perspectiva de frente antiimperialista.