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NOTAS POLÍTICAS

Dependencia total: acuerdo con el FMI y vino de nuevo el Comando Sur
Argentina se ha convertido en una colonia del imperialismo en general y del yanqui en particular. Es un proceso político, económico-social, cultural y también militar, con notas de color trágico, como la bandera argentina al lado de la estadounidense en la base de Ushuaia durante la visita anterior, en 2024, de la generala Laura Richardson, por entonces jefa del Comando Sur.
Una de las cadenas de la dependencia más visibles es la enorme deuda externa, en particular la contraída por el FMI. Eso ilustra la baja calaña de los últimos gobiernos. Es que esa deuda de 45.000 millones de dólares la contrajo en 2018 el gobierno de Mauricio Macri, luego la legalizó y empezó a pagar en marzo de 2022 el gobierno del Frente de Todos (Alberto Fernández, Cristina de Kirchner y Sergio Massa). Y siguió pagando y la aumentó con un nuevo préstamo de 20.000 millones de dólares el fascista Javier Milei. El resultado es que hoy la deuda bruta del estado alcanza los 490.000 millones de dólares, de los cuales 118.000 millones fueron aumentados por Milei. Es una suma enorme pues el Producto Bruto Interno del país es de 600.000 millones de dólares. O sea que la deuda externa supera el 81 por ciento del PBI y seguirá aumentando porque como no se pagan todos los intereses, estos se capitalizan y generan más endeudamiento.
Es la triste historia del endeudamiento argentino, cuyo primer jalón fue el empréstito en 1824 con la Baring Brothers, banca británica, con el entreguista ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores, Bernardino Rivadavia. Y siguió en tiempos modernos, desde 1956 a la fecha, con los 23 acuerdos con el FMI, incluyendo el anunciado el 8 de abril pasado, tras los acuerdos del ministro Luis Caputo (el mismo del acuerdo macrista de 2018) con la directora gerente Kristalina Georgieva.
Hablando de británicos, si bien no ocupan la posición dominante que tenían cuando Argentina era el ejemplo clásico de semicolonia inglesa a la que se refirió Lenin en su trabajo de 1916, “El imperialismo etapa superior de capitalismo”, siguen haciendo de las suyas en detrimento de nuestro país, gobernado por Milei. Este se reconoce admirador de una verduga de nuestras Malvinas como la conservadora Margaret Thatcher. En la última conmemoración del 2 de abril el fascista le adjudicó a los kelpers un derecho de autodeterminación que no tienen en este caso muy claro de despojo nacional de nuestras islas Malvinas, cuyo petróleo comenzará a ser explotado por una empresa israelí-inglesa, Navitas-Rockhopper.
Si bien el despojo de Malvinas viene de 1833 y sobre todo desde junio de 1982, hoy es más doloroso que antes porque los ingleses se roban el petróleo, ejercen el control del Atlántico Sur y tienen una fuerte base militar en las islas, parte de la OTAN. Y el gobierno, en vez de emprender acciones políticas y económicas para obligar a sentar a Londres en la mesa de negociaciones, alaba a los kelpers y desea que “voten con los pies por nosotros”, como dijo Milei el 2 de abril pasado.
EL COMANDO SUR PASA REVISTA
El dominio del Atlántico Sur interesa sobremanera a Estados Unidos, por razones geoestratégicos, controlar del canal interoceánico y poner algo más que un pie en la Antártida, con sus grandes reservas de aguas y minerales. De ahí que en los últimos años los titulares del Comando Sur yanqui vinieran a Argentina a pasar revista a sus subordinados políticos y castrenses.
Cuando su autoridad máxima era la generala Richardson, ella vino tres veces. En 2022 fue recibida en el Senado por la vicepresidenta Cristina Kirchner, en 2023 volvió y se reunió con el ministro de Defensa Jorge Taiana y en abril de 2024 vino y se entrevistó con Milei, el ministro Luis Petri y también con jefes militares, tanto en Buenos Aires como en Ushuaia. La intromisión imperialista fue total, porque Richardson había declarado -como el entonces embajador yanqui, Marc Stanley – que Argentina tenía todo lo que el mundo necesitaba, sobre todo litio y otros minerales. También hizo declaraciones contra una supuesta base militar china en Neuquén, que no era tal, reclamando el alejamiento de nuestro país de las relaciones con Beijing. Y, lo dicho, la bandera de la barra y las estrellas ondeó en la base de Ushuaia, como si ésta fuera argentina-estadounidense. Ese fue el símbolo del proyecto yanqui, que tomaba forma y cuerpo definitivo. Milei dijo en esa oportunidad que con Richardson monitorearon “los avances en el desarrollo de la Base Naval Integrada, un gran centro logístico que constituirá el puerto de desarrollo más cercano a la Antártida y que convertiría a ambas naciones en la puerta de entrada al continente blanco”.
El 28 de abril vino a Buenos Aires y Ushuaia quien suplantó a Richardson desde noviembre pasado en el Comando Sur, el almirante Alvin Holsey. Fue recibido por Milei, Petri, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las FFAA, el brigadier general Xavier Isaac, las autoridades de las tres FFAA: almirante Carlos María Allievi (Armada), brigadier Gustavo Javier Valverde (Fuerza Aérea) y general de brigada Carlos Alberto Presti (Ejército). Luego de eso el yanqui se fue a Ushuaia junto con la encargada de negocios de su embajada, Abigail Dressel y el agregado de Defensa Naval, Kenneth Patrick Ward. De este modo, con esta revista de sus subordinados argentinos, el Comando Sur sigue adelante con su plan general de dominio y el de su base binacional frente a la Antártida.
Como todo está relacionado con todo, volvemos a lo económico y financiero: el secretario del Tesoro, Scott Bessent, también vino en abril, cuando se anunciaba el acuerdo de Caputo con el FMI. Festejó esos anuncios en Buenos Aires, elogiando la gestión de Milei. La comitiva de Bessent estuvo integrada por Michael Kaplan, subsecretario de Tesoro y Dan Katz, jefe de su Gabinete. También vinieron Matt Schlapp, presidente de la trumpista y ultraderechista Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) y Rod Citrone, fundador de Discovery Capital Management y uno de los dueños de Pittsburgh Steelers.
Todo lo que haga o diga la administración Trump, acá lo repetirá su vasallo Milei. Lo último fue cuando Marco Rubio, secretario de Estado, mintió con que EE UU había realizado un brillante operativo de rescate de los 5 gusanos venezolanos de María Corina Machado asilados en la embajada de Argentina en Caracas. El gobierno de Nicolás Maduro les había dado un salvoconducto para salir de Venezuela. No fueron rescatados con un operativo yanqui, pero el facho seudo libertario repitió la cantinela “made in USA”.
Estas características de neocolonia yanqui, súper endeudada en forma ilegal con el FMI y BlackRock, más la existencia de un gobierno fascista y represor, son los fundamentos sólidos de que, como sostiene el PL, para salir de la crisis y la dependencia, se necesita una rebelión popular y en política de algo nuevo en serio, un Frente Antifascista y Antiimperialista.