SÍGANOS EN

Beatriz Perosio

NOTAS POLÍTICAS

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¿Para qué servirá el PJ con la presidencia de Cristina?

            Al final no hubo elecciones internas en el Partido Justicialista. Ya habíamos anticipado que sería muy extraño que las hubiera, teniendo en cuenta que en ese partido, y bajo diversas conducciones de diferentes sectores, hacía 35 años que no se dirimía la conducción en un comicio interno. La última vez había sido en 1988 cuando Menem-Duhalde derrotaron a Cafiero-De la Sota. Luego funcionó casi siempre el dedo o la rosca, o bien las diferentes listas concurrían por separado a las elecciones nacionales, como en marzo de 2003.

            Y esta vez tampoco hubo elección, pese a que en principio se habían presentado dos listas, una encabezada por Cristina de Kirchner y otra por el gobernador peronista de La Rioja, Ricardo Quintela. La primera tenía el apoyo de La Cámpora y sectores kirchneristas, en tanto la segunda cosechaba adhesiones de sectores no kirchneristas y de algunos kirchneristas como el intendente Jorge Ferraresi, de Avellaneda, y el Cuervo Larroque, funcionario de Axel Kicillof.

            Pero la Junta Electoral del PJ objetó la lista “Federales”, de Quintela, por no haber presentado los 64.000 avales y otras supuestas irregularidades de DNI y firmas de sus avales. Y la vetusta jueza Servini de Cubría, de 87 años, confirmó esa exclusión, que no fue apelada por el mandatario riojano. De ese modo, CFK quedó en condiciones de asumir como titular del PJ.

            Aunque no hubo elecciones por ese motivo, podría haber sido interesante un plan B, de hacer un congreso nacional con delegados e invitados de todos los sectores, de modo de escuchar las diversas propuestas de ese partido. No lo hubo. Y volverá el viejo estilo de “Cristina conducción”, que no se caracteriza precisamente por las consultas, debates y consideración de otras posiciones. Incluso dirigentes que fueron siempre leales a ella, como Kicillof, está  bajo el “fuego amigo” de Máximo Kirchner. Y de la propia Cristina, que le reclamaba definiciones cuando el gobernador bonaerense no se pronunciaba por ninguna de las dos listas presentadas a la Junta Electoral. En algunas reuniones de su sector, en octubre pasado, Cristina aludió a que “Los Poncio Pilatos y los Judas en el peronismo no van más”. Muchos creyeron que se refería a Kicillof.

LO BUENO Y LO MALO

            Lo bueno de que Cristina sea la presidenta del PJ es que últimamente viene haciendo fuertes críticas al fascista Javier Milei. En cambio varios gobernadores peronistas que apoyaban a Quintela tienen una postura muy amigable con el gobierno nacional y algunos, como los mandatarios de Catamarca, Tucumán, Salta y Misiones, son aliados de Milei, bien por convicciones políticas oligárquicas o bien por arrastrarse ante la Casa Rosada para mendigar algunas transferencias u obras para sus distritos.

            Por supuesto el PL no compartió la inicial política de Cristina, que en los primeros meses de Milei se mantuvo en un silencio cómplice o cobarde; no fue una cuestión personal suya, en general los dirigentes del PJ no participaron de las protestas populares contra el ajuste.

            Ahora ella ha retomado un tono crítico hacia el gobierno. Es positivo. Uno de los límites es que cuestiona a Milei y elogia al fascista Donald Trump, por un supuesto “nacionalismo” y “proteccionismo” industrial, cuando EE UU es imperialista y esas supuestas políticas del republicano electo no serán para nada favorables a su pueblo y no digamos a los nuestros, comenzando por México y siguiendo por Argentina, que tendrá más barreras para vender productos a USA.

            Lo malo de la titularidad de Cristina es que sólo habló de “ordenar al peronismo”, pero sin proponer un programa partidario popular. Se sabe que el gran drama del país es la deuda externa, con el FMI, los fondos como BlackRock y los bonistas que practican con Luis Caputo la bicicleta financiera. Entonces la propuesta de nuestro partido y de varias otras organizaciones sociales y políticas, del FITU, del Autoconvocatoria por la Suspensión del pago de la deuda, gremios combativos, movimientos piqueteros, etc, es que hay que suspender los pagos de la deuda y auditarla, porque gran parte de la misma es ilegítima y fraudulenta. Y esos miles de millones de dólares, ahorrados, en vez de girarlos a esos acreedores y fugadores, deben ser invertidos en reactivar la economía y mejorar los ingresos y los presupuestos de Educación, Salud, viviendas, etc.

            Lamentablemente nada de eso está considerado por Cristina y su entorno político de Máximo, Wado de Pedro, Mayra Mendoza, José Mayans, Anabel Fernández Sagasti, y los referentes sindicales Ricardo Pignanelli (Smata) y Abel Furlan (UOM).

            Peor aún, la ex presidenta ha insistido en que el mejor sistema es el capitalismo, claro que “productivo”, como ella le llama a su versión de un capitalismo dependiente desarrollista, como el que ya vivimos bajo los gobiernos K. En ese lapso, si bien los trabajadores estaban mejor que ahora, los grandes ganadores fueron los monopolios como Techint, de Paolo Rocca. Una prueba irrefutable es que Kicillof, siendo ministro de Economía de Cristina, declaró que la principal empresa beneficiada por los planes PROCREAR, o sea créditos hipotecarios para la construcción de viviendas (que ahora el fascista anunció su final) fue Techint, proveedora de hierros y aceros para la construcción.

            Y en lo inmediato, lo peor de la entronización de CFK al tope del PJ es que lo orientará en sentido electoralista. Sus críticas a Milei son bienvenidas, pero lamentablemente no apuntan a derrotar a este gobierno con huelgas generales y puebladas sino con todos encolumnándose detrás de los candidatos que sean ungidos por el dedo de la señora. Y esto tiene dos graves problemas.

            Uno, que lo más urgente e importante políticamente es la lucha obrera y popular, de calles, y no los preparativos electorales para las legislativas de 2025 y las lejanas presidenciales de 2027.

            Y el otro problema es que por lo general el dedo de Cristina designa a candidatos no sólo perdedores sino, más importante, ajenos al campo popular combativo como fueron Daniel Scioli en 2015, Alberto Fernández en 2019 y Sergio Massa en 2023.

            Decimos esto con claridad y convicción. Del mismo modo criticamos el reciente fallo de la sala IV de la Cámara de Casación Penal que convalidó el fallo del TOF2, de diciembre de 2022, condenando a la ex presidenta a 6 años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, por supuesta corrupción en la obra pública en Santa Cruz.

            Por supuesto que entre 2003 y 2015, durante el kirchnerismo, hubo casos de corrupción y el caso más evidente fue el de José López, secretario de Obras Públicas, el de los bolsos con 9 millones de dólares, pero nos parece que la acusación del fiscal Diego Luciani y la condena a Cristina hace dos años, así como este fallo confirmatorio de Casación Pewnal, no tienen pruebas ni fundamentos jurídicos. Es el tristemente célebre “lawfare” o persecución política. En este punto, así como en el frustrado intento de asesinato que ella sufrió el 1 de septiembre de 2022 y ahora que le quitaron arbitrariamente la jubilación y pensión, estamos de su lado, aún marcando aquellas diferencias.

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