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Un peronismo dividido entre Cristina, Kicillof, Massa y Moreno

            Desde su fundación en 1965 como Vanguardia Comunista, el actual Partido de la Liberación ha tenido entre otras virtudes políticas que nunca fue parte del gorilismo, la corriente oligárquica de derecha con algunos acompañantes supuestamente de “izquierda”, que tomó a ese movimiento como enemigo y lo trató como tal, con golpes de Estado inclusive. Nuestra postura siempre trató de distinguir lo positivo de aquella originaria burguesía nacional industrialista con una pata en el Ejército de los años ‘40 y en el movimiento obrero de esa época, que aportó cosas positivas al desarrollo nacional y también reportó beneficios a los trabajadores. También buscamos diferenciar entre bases y dirigentes, e incluso entre dirigentes, porque ni siquiera Perón y Evita eran iguales (mucho mejor ella).

            Tanto para analizar ese fenómeno político tan complejo e importante, como para hacer política en general, aquellos fundadores nos educaron en hacer análisis temporales y concretos. Porque en este tema no era lo mismo el primer peronismo (1945) que el segundo (1952 en adelante); no era igual el Perón del “desensillar hasta que aclare” (1966) a de 1972 (que alentaba a las “formaciones especiales”). Obvio tampoco era el mismo Perón quien puso a Cámpora en 1973 y en 1974 alentó la formación de la criminal Triple A que debutó asesinando al diputado de la izquierda peronista Rodolfo Ortega Peña. Ese Perón último nos legó el gobierno de derecha de Isabel y López Rega que facilitó el golpe fascista de 1976.

            Más acá en el tiempo, no fueron lo mismo los dos gobiernos del entreguista Carlos Menem que los tres gobiernos progresistas de Néstor Kirchner y Cristina. Hoy hacemos explícito una vez más nuestro repudio al intento de magnicidio que sufrió Cristina el 1/9/2022 y a que la justicia se niegue a investigar a los instigadores políticos de derecha de ese atentado.

            Dicho esto, ratificamos que el gobierno del Frente de Todos-Unión por la Patria, entre 2019 y 2023, salvo el lapso de la pandemia, tuvo un desempeño lamentable y mediocre, que violó su promesa política de investigar la deuda externa fraudulenta. Peor aún en marzo de 2022 la legalizó y comenzó a pagar al FMI, con el ajuste sobre el pueblo, de modo parecido a como en agosto de 2020 había renegociado con los fondos BlackRock y otros.

            Esta limitación es condición “natural” del peronismo, un movimiento capaz de tener fricciones y diferencias secundarias con el imperialismo, pero que a la postre ha terminado capitulando frente a ese enemigo principal de nuestro pueblo y Patria. Su “tercera posición” siempre concluyó a los pies de Washington, la Casa Blanca, el FMI, Wall Street y el Pentágono.

            Esa lectura histórica y del pasado reciente es la que nos indica que la actual crisis de mega ajuste y entrega del país por parte del gobierno facho seudo libertario no tendría ninguna salida aguardando a una eventual victoria peronista en 2027.

            En primer término porque para eso faltan tres años, que en esta gravísima situación equivalen a un siglo de sufrimiento.

            Y en segundo lugar, porque ninguna de las corrientes peronistas tiene propuestas para solucionar esa crisis. Un ejemplo patético lo dio su precandidato presidencial y actual gobernador bonaerense, el “progre” Axel Kicillof, que disputó con la presidencia de Milei y la gobernación de Río Negro para que la planta de Gas Natural Licuado (GNL) de YPF y Petronas se pusiera en Bahía Blanca. Milei y Weretilneck decían “mejor Río Negro porque adhiere al RIGI” y Kicillof decía “en Buenos Aires también tenemos muchos beneficios para grandes empresas”. La planta se hará en Río Negro (ver nota aparte).

            No es una limitación sólo de ese referente bonaerense. Cristina dijo el 30 de junio pasado: “Yo no quiero que fracase Milei”. Agregó en ese reportaje con Pedro Rosemblat: “Para solucionar los problemas necesitamos acuerdos básicos, no bases”. Además, hizo eje en la necesidad del llamado a la unidad para que los dirigentes políticos más importantes de la Argentina se pongan de acuerdo en diversas cuestiones con el objetivo de que el país salga adelante. Eso se podía leer como una propuesta de acuerdo nacional y multipartidario que incluiría a Milei, por ejemplo para legalizar una economía bimonetaria con el dólar como estrella.

            Por esos días una expresión de la derecha peronista, Guillermo Moreno, hacía de anfitrión en reuniones con economistas de Kicillof (Roberto Feletti), de Massa, Cristina, Pichetto y otras versiones partidarias, para alumbrar un “programa económico peronista”. La tarea se interrumpió y ahora los dirigentes están con otras prioridades. Alberto Fernández, tratando de zafar de graves procesos penales iniciados por denuncias de su exmujer. Moreno por haber recibido una condena a 3 años de cárcel por adulterar estadísticas del INDEC. Kicillof estuvo con esa pelea por la planta de gas y buscando acuerdos con gobernadores como Quintela. Cristina sigue ocupada en su defensa en el juicio por el intento de magnicidio y Massa con mucho trabajo como directivo del fondo buitre Greylock, etc.

            Otra prueba de que ninguno de estos dirigentes sirve para forjar una alternativa antiimperialista es su postura sobre los comicios en Venezuela, ganados limpiamente por Nicolás Maduro con el 51,2 por ciento de los votos frente al 44,2 del ultraderechista González Urrutia, títere de Corina Machado. Cristina exigió a Maduro que exhiba las actas de la votación y en esa misma línea se pronunció el bloque de diputados de Unión por la Patria, con lo que sugerían que habría existido un fraude, en coincidencia con la campaña del imperialismo. Esa esa exigencia también mostró la ignorancia de la señora del Instituto Patria, porque en todo caso los informes del comicio del 28 de julio no corresponden al presidente Maduro sino al Consejo Nacional Electoral presidido por Elvis Amoroso, un vicepresidente y otros diez rectores, que explicaron las demoras en los ataques informáticos sufridos por el CNE. Peor fue el comunicado del Frente Renovador, firmado por el exministro de Transporte, Diego Giuliano, acusando a Maduro de cometer fraude, violar los derechos humanos y atentar contra la democracia, “como lo denuncia desde 2013, el líder de nuestro espacio político, Sergio Massa”. El de Tigre, como se recordará, defendió a Juan Guaidó, el proyanqui presidente autoproclamado en 2019

            Desde aquel histórico 17 de octubre de 1945 a este agosto de 2024, ¡qué bajo ha caído el peronismo! No obstante el PL, mientras denuncia a esa dirigencia, seguirá buscando posibles aliados en sus bases y también en militantes y dirigentes que, aún en minoría, sostienen las banderas de Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política. Eso sí, desde nuestra total independencia política y orgánica porque somos de izquierda revolucionaria y eso no lo cambiamos por nada ni nadie.

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