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Moreno entregó a Assange

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Después de casi siete años de estar refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres, la policía británica detuvo a Julián Assange, “invitados a ingresar a la Embajada” por el gobierno ecuatoriano e Lenin Moreno. En diciembre de 2017 Assange había recibido la ciudadanía ecuatoriana, lo cual vuelve más ilegal aún el permiso de Moreno para que la policía ingrese y lo arreste. El expresidente Rafael Correa tildó de “traición” lo de Moreno y planteó “lo que ha hecho es un crimen que la humanidad jamás olvidará”.

El australiano que fundó WikiLeaks en 2010 y desde esa plataforma hizo públicos cientos de miles de cables clasificados de EE.UU. y Reino Unido, estaba aislado en la Embajada desde 2012, cuando lo acusaron de dos casos de abuso sexual en Suecia y con ese pretexto pretendían arrestarlo. La verdadera razón era la divulgación de esos cables, que demostraban el espionaje ilegal a millones de ciudadanos inclusive presidentes de estados aliados y otros, como Merkel, Hollande, Dilma Rousseff y Peña Nieto. Además, expuso los crimines de guerra en las guerras de Irak y Afganistán y la falta de respeto por los Derechos Humanos en cárceles como las de Abu Ghraib y Guantánamo, cuestiones que ya eran conocidas, pero quedaron comprobadas y tuvieron una repercusión mundial. Lamentablemente a Assange le puede esperar un futuro acorde a lo informado, pues los EE.UU lo acusan de espionaje ilegal, un cargo que a pesar de no ser ciudadano estadounidense le puede costar vida.

La traición de Moreno no es contradictoria con el tono de su gobierno. El que fuera canciller primero y luego vicepresidente de Correa ha venido girando a la derecha alevosamente desde que asumió en mayo de 2017. Con respecto a Assange, dos elementos pueden explicar la decisión del presidente ecuatoriano. En primer lugar, y a partir del acercamiento a los EE.UU., la detención de Assange se puede ver como una concesión al imperio que, según información del New York Times, estaría dispuesto a condonar parte de la deuda externa ecuatoriana a cambio de ese favor. Además, se agilizaría la concesión de un préstamo del FMI. En segundo lugar, Moreno no dejó pasar la publicación de los llamados INA Papers, que revelan la conformación de firmas offshore que habrían sido utilizadas por el mandatario y otros miembros del gobierno para lavar activos, defraudar fiscalmente, traficar influencias y cobrar coimas en perjuicio del estado ecuatoriano.

Además de la vendetta por parte del imperialismo y de Moreno contra Assange, la detención del australiano puede tener consecuencias que lo exceden. Como publica ANCLA con información de noviembre pasado del “The Atlantic”, “si el gobierno de Estados Unidos puede procesar al editor de WikiLeaks por publicar materiales clasificados, entonces todos los medios de comunicación están en riesgo”.

Ya circulan declaraciones a nivel latinoamericano reclamando la libertad de Assange. Los dirigentes de nuestro Partido han firmado ese compromiso y Sergio Ortiz lo planteó en su discurso del 12 de abril en la actividad por Cuba y Venezuela en Córdoba, organizada por MASCUBA y Venezuela Bolivariana se Respeta.

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