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Más Inflación, más recesión y más FMI

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            La inflación pasó de Guatemala a Guatepeor. Aunque al momento de escribir este artículo el INDEC aún no publicó el IPC de enero, en los dos últimos meses los precios subieron más del 50%. Los alimentos están entre los bienes que más aumentaron, lo que se traduce en un deterioro brutal en las condiciones de vida de la población y en el aumento de la pobreza, que ya había alcanzado al 40% de les argentines en el primer semestre del año pasado. La Canasta Básica Total -que marca la Línea de Pobreza- en Diciembre ya estuvo en $495.798.- por lo que superará holgadamente el medio millón de pesos en enero. Más del 50% de la población es pobre, como señala Horacio Rovelli en “Argentina, un país Injusto: la pobreza y el costo de vida en aumento”.

            Son muchas las medidas del gobierno de Milei que profundizan la caída. La devaluación del 118%, con el impacto que ello implica en los bienes, insumos y componentes importados, en los productos exportables y en los commodities. La desregulación económica que eliminó controles, habilitó la especulación abierta (derogación de las leyes de Abastecimiento, de Góndolas, de Alquileres, etc.). La suba de tarifas en la energía, el transporte, etc., con la incidencia que ello trae sobre fletes y costos, empujando otros precios hacia arriba.

            Los precios que más subieron por encima del promedio ponderado que expresa el IPC son “Salud”, “Transporte”, “Mantenimiento del hogar” y “Alimentos y bebidas no alcohólicas”.

            Cuando aún era candidato, Milei había dicho que no le preocupaban las exigencias del Fondo porque iba a implementar un ajuste mucho mayor al que había acordado el gobierno de Alberto Fernández. Y eso lo está cumpliendo con el sufrimiento de la mayoría.

            Los datos publicados por la Oficina de Presupuesto del Congreso dejan clarísimas las prioridades del gobierno. Las erogaciones en enero último cayeron más de un 30% en términos reales, frente a una recaudación que perdió un 1,3%.

            El ajuste recayó principalmente en las jubilaciones y pensiones (32,5% menos que un año atrás) y diversas prestaciones y programas sociales (especialmente el Potenciar Trabajo, que representó apenas un 2% respecto del año anterior). En cambio, el pago de intereses creció un 139,1% respecto del mismo mes de 2023.

            Este es principalmente el resultado del congelamiento de salarios y prestaciones frente a la brutal inflación del período.

            Cabe señalar que la caída de la recaudación vino de la mano también de los Aportes y Contribuciones de la Seguridad Social, relacionada con la caída de los salarios (y por ende, de los aportes).

            La política de Milei, aplaudida por el FMI, va a reducir más los ingresos fiscales. La actividad económica (que ya venía en bajada) se derrumba en el marco de la imposibilidad de argentinas y argentinos de hacer frente al consumo incluso de necesidades básicas.

            La Confederación Argentina de la Mediana Empresa informó que en enero último las ventas minoristas cayeron un 28,5% respecto del mismo mes del año anterior. Yendo al detalle del informe, se ve que las compras en Farmacia se retrajeron un ¡45,8%!, mientras que en “Alimentos y bebidas” se vendió un 37,1% menos. Estos dos indicadores son contundentes: la población no puede comprar ni los medicamentos que necesita y el consumo de comida cayó dramáticamente.

            Los datos de la Cámara de la industria y comercio de carnes y derivados de la República Argentina (Ciccra) revelan también una caída en el consumo de carne, reflejado en la disminución en la faena de cabezas de ganado (12,8% menos en diciembre último respecto del mes anterior). Al mismo tiempo, 2023 fue el segundo año de mayor producción en el rubro en los últimos 30 años. Eso significa que la expansión de la oferta, acompañada de una fuerte suba de precios, no redundó en que les argentines puedan acceder con más facilidad al producto sino todo lo contrario. Se produce más, se exporta más, se encarece el producto en pesos locales y la población argentina disminuye el consumo.

            Como señalamos, el Fondo Monetario elogió las medidas del gobierno. Incluso aplaudió el proyecto de “ley Ómnibus” y le pidió al Congreso que le otorgue facultades al Ministro de Economía Luis Caputo. Para el organismo, la suba de tarifas, la quita de ayudas sociales, y las reformas “orientadas al mercado” son el camino que el país necesita. Traducido, lo que el FMI quiere es que la política económica sirva a las grandes ganancias, con salarios miserables para les trabajadores, con los recursos naturales del país sometidos a los intereses de las corporaciones multinacionales, lo que requiere amordazar la lucha y aplastar las pretensiones soberanas.

            La lógica de programas de ajuste como el que está en curso pone en riesgo su viabilidad. Por un lado, porque la caída de la actividad económica reduce la recaudación, que se compensa con más ajuste sobre salarios, educación, salud, programas para el desarrollo local, políticas contra la violencia de género, etc.; y porque deberá enfrentar a la lucha de los sectores golpeados por esas políticas, aunque con demasiada frecuencia deba superar a dirigencias más ocupadas en sus ganancias particulares que en el bien de quienes dicen representar.

JORGE RAMÍREZ

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