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Mao y los 75 años de la revolución china

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            Mao Tsé Tung fue el dirigente y fundador del Partido Comunista de China, el Ejército Popular de Liberación y la República Popular de China, que triunfó un 1 de octubre de 1949, cumpliendo hoy 75 años. China era un país atrasado con 500 millones de habitantes, 90 por ciento eran campesinos analfabetos. Era “el gigante dormido de Asia, que había que tener cuidado en no despertar” según Napoleón. Los ingleses le habían introducido el opio, con dos Guerras del Opio, además de robarle Hong Kong.

            La lucha revolucionaria del pueblo chino basado en la alianza obrero-campesina, dirigido por Mao y sus camaradas abrió otra época histórica, como la de hoy, con China ocupando el podio de la economía mundial en el primer o segundo lugar según qué parámetros se usen, encabezando la producción tecnológica y científica, habiendo sacado de la pobreza a 780 millones de personas según admitió el Banco Mundial, cuidando el medio ambiente y trabajando por la paz mundial, y con iniciativas como la Ruta y la Franja de la Seda buscando obras en común con los 152 países firmantes para que favorezcan a los pueblos del mundo.

            Mao también tuvo sus errores, por ejemplo creo que estuvo bien en 1966 lanzar la Revolución Cultural Proletaria para hacer una China más roja ideológicamente, en contraste con el proceso revisionista de entonces de la URSS. El “Libro Rojo” de citas de Mao revolucionó a la juventud china y también a nivel mundial, el debate desbordó a las Universidades, los carteles o “Dazibao” plasmaban la lucha ideológica, los Guardias Rojos desburocratizaron el gobierno, decenas de miles de esos jóvenes fueron a trabajar a las remotas aldeas campesinas, a enseñar y aprender de las masas. Eso estuvo muy bien, pero se prolongó diez años innecesariamente. Y así se descuidó la producción económica y las necesidades materiales urgentes del pueblo, un asunto que se corrigió a partir de 1978 con las reformas económicas impulsadas por Den Xiao ping.

            Desde hace varios años el actual líder y presidente Xi Jinping expresa una síntesis de lo mejor de ambos dirigentes históricos y los resultados son excelentes, sin descuidar en lo más mínimo la lucha contra la burocracia y la corrupción.

            El pueblo chino no olvida a su líder histórico, Mao. Nosotros tampoco lo olvidamos. Un grande de la revolución en el mundo, que explicó y aplicó la teoría de la revolución por etapas, hacia el socialismo, con atención a las particularidades propias de cada país, y la necesidad de las “tres varitas mágicas”: Partido, Frente y Ejército para hacer la revolución y derrotar al imperialismo y las oligarquías.

            Posdata:

            Cómo algunos lectores y amigos me pidieron una opinión sobre la política internacional china de tiempos de Mao, agrego este comentario:

            La política internacional del PC de China y Mao fue en lo esencial muy positiva. Denunció y luchó contra el imperialismo yanqui, japonés y británico. Tuvo más de una década de fuerte unidad con la URSS, hasta 1960. Fue internacionalista con la hermana Corea del Norte, de Kim Il Sung, enviando un millón de Voluntarios del Pueblo Chino en ayuda del vecino cuando éste fue agredido militarmente por EEUU (1950/1953) pese a que los yanquis tenían la bomba atómica (y la habían usado en Hiroshima y Nagasaki) y Beijing no la tenía. En esa tarea internacionalista murieron miles de chinos, incluido un hijo de Mao. El canciller Chou En lai estuvo en la Conferencia Afroasiática de países no-alineados realizada en Bandung, Indonesia, en abril de 1955 y se elaboró la política de los cinco puntos de la coexistencia pacífica. Se ayudó al heroico pueblo vietnamita y cubano, se alentó la lucha de los afroamericanos en EE UU y de los pueblos africanos, etc. Fue muy correcta su crítica al revisionismo de Nikita Kruschev (“El falso comunismo de Kruschev”) y el XX Congreso del PCUS de 1956 que hizo un injusto liquidacionismo contra José Stalin, gran amigo del pueblo chino, como escribió Mao.

            En ese marco, años más tarde, Mao calificó a la URSS de “socialimperialismo”, un grave error. Una cosa, correcta, era cuestionar a Kruschev primero y a Leonid Breznev después de revisionistas, pero poner a aquella URSS, aunque limitada y socialdemócrata, como imperialista, fue un serio error. En Argentina los que llevaron a la enésima potencia esa desviación fueron Otto Vargas y los dirigentes del PCR que planteaban en 1975 “en defensa del gobierno de Isabel (y López Rega) contra el golpe ruso y yanqui”.

            Que la crítica fuerte de Mao al revisionismo ruso era justa lo mostró la realidad, cuando sobrevino el posterior período liquidacionista del socialismo encarnado por Mijail Gorbachov y Boris Yeltsin, que a mediados de los ‘80 con las mentiras de la “Perestroika y Glasnot” terminaron disolviendo en diciembre de 1991 la nación soviética en contubernio con el imperialismo de Ronald Reagan, Margaret Thatcher, las multinacionales y Juan Pablo II, el Papa anticomunista polaco.

            Ese serio error de China de inventar la categoría del “socialimperialismo ruso” fue como apartarse de la teoría de Mao sobre definir correctamente quién o cuál es el enemigo principal, que no es otro que el imperialismo yanqui y sus aliados de la OTAN.

            De todos modos, evaluando los aciertos y errores del PC de China y de Mao con su correcto criterio de analizar el “70 y 30” por ciento, creo que sus aciertos y logros superan ampliamente el 70 por ciento de positivo. Y hoy China se mantiene como un gran país socialista con peculiaridades chinas, con 1.400 millones de habitantes y más de 98 millones de afiliados a su glorioso Partido Comunista (eran apenas 53 militantes al momento  de su fundación en julio de 1921) y 2,3 millones de efectivos del bien armado Ejército Popular de Liberación.

SERGIO ORTIZ

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