Nacionales
Los acuerdos entre Macri y BlackRock
Por Horacio Rovelli. El Cohete a la Luna
El 25 de octubre de 2016, Mauricio Macri, recibió en la Casa Rosada a Laurence “Larry” Fink, CEO y fundador de BlackRock, el fondo global de origen estadounidense y administrador de activos más grande del mundo, quien le comunicó su interés de invertir en el área financiera, energética y minera. El encuentro se realizó en el despacho presidencial y participaron el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, el secretario de Finanzas, Luis Caputo, y el asesor presidencial en inversión extranjera, Horacio Reyser Travers.
BlackRock se convirtió en uno de los primeros en apostar por las LEBAC (letras del BCRA). Antes había organizado, en septiembre de 2016, el primer viaje de Macri como Presidente a Nueva York, un encuentro con empresarios donde distribuyó un dossier alabando el “extraordinario potencial” del país para las inversiones financieras y energéticas.
El 6 de noviembre de 2017, en las oficinas de BlackRock en el corazón de Manhattan, se reunieron los gobernadores Miguel Lifschitz, Gustavo Bordet y Juan Schiaretti, el senador Federico Pinedo, los legisladores Diego Bossio y Rodolfo Urtubey, y el ministro de Finanzas, Luis Caputo, en representación de la Argentina. Y entremezclados se encontraban los socios del magnate Fink: Andrew Liveris, CEO de Dow Chemical Company; Sue Wagner, miembro del directorio de Apple; Darío Speranzini, CEO de General Electric; Clay Neff, presidente de exploración de Chevron para África y América Latina; Jorge Pérez, CEO de Real Estate Developer de Tishman Speyer, y Laxman Narasimhan, CEO para Latinoamérica, Europa y África de PepsiCo.
BlackRock emplea a 14.000 personas en 30 países en los que tiene oficinas que venden productos financieros y que se dedican a invertir en empresas y títulos públicos; declara administrar activos en el mundo por ocho billones de dólares (16,5 veces más que nuestro PIB anual). Tiene participación accionaria en JP Morgan, Chevron Corporation, Repsol S. A., Dow Chemical Company, Ford, General Motors, Tesla, Bayer-Monsanto, NVIDIA, IBM, Apple, Amazon, Microsoft, Google, PepsiCo, Coca Cola, Viacom (conglomerado mediático estadounidense con intereses mundiales, en la Argentina con Telefé), Warner Bros, McDonald’s, Starbucks, Netflix, Fox, Procter & Gamble, Unilever, etc.
En la Argentina ya tenía participación en varias empresas, pero su presencia se expandió fuertemente tras el gobierno de Cambiemos, y es accionista en:
los cuatro primeros bancos privados que operan en el país por volúmenes de depósitos (Santander-Río; BBVA; Galicia, y Macro) y en el HSBC;
las dos principales empresas que compraron dólares para fugarlos en los cuatro años de gestión de Cambiemos, que son Telefónica Argentina, que compró 1.248,2 millones de dólares, y Pampa Energía, que compró 903,8 millones de dólares;
YPF, donde posee 9.770.000 de acciones correspondientes al 5,67 % de los papeles en circulación en los mercados de capitales de Buenos Aires y Nueva York;
Transener, Transportadora de Gas del Sur, y en Transportadora de Gas del Norte;
Glencore, que es Viterra en la Argentina (ex Oleaginosa Moreno), que se fusionó con Bunge y es la principal acopiadora y comercializadora de granos del mundo. Glencore participa también la explotación de oro y cobre en el país;
Central Puerto, Loma Negra, IRSA, Tenaris (Techint), Mercado Libre, Arcos Dorados, Adecoagro y en todas las subsidiarias de las empresas en que participa en el mundo;
El otro gran fondo de cobertura que apostó fuertemente en la Argentina de Cambiemos, Franklin Templeton, que teóricamente tenía más información del país por trabajar para ellos Gustavo Cañonero, quien había sido jefe de Luis “Toto” Caputo y de Santiago Bausili en el Deutsche Bank.
Fue el 14 de mayo de 2018, un día antes de uno de los mega vencimientos de LEBAC que jaqueaban al gobierno, cuando los dos fondos de origen norteamericano (BlackRock y Franklin Templeton) trajeron dólares frescos al país para convertirlos en la primera emisión de BOTE 2023 y 2026 (Bonos del Tesoro de la Nación) nominados en pesos y a una tasa fija del 20 % anual. Así abastecieron la demanda de divisas que ese día aparecería por la tendencia de los fondos internacionales de salir de las LEBAC y zambullirse en los dólares abastecidos por el Banco Central.
MAURICIO MACRI
La familia Macri fue una de las grandes beneficiadas de la dictadura cívico-militar y después por el menemismo. Hasta 1976 el grupo tenía siete empresas y su facturación total no superaba los cien millones de dólares anuales. Incrementó la cantidad de empresas a 50 —entre ellas Mirgor SACIFIA, Philco S. A., Pluspetrol S. A., Manliba S. A., Itron (en alianza con el grupo Siemens), GNC Galileo (Gas natural), Distribuidora de Gas Cuyana y del Centro, Citrus Trade Famaillá, Sideco Americana (Construcción), IECSA (Construcciones en Argentina), Correo Argentino S. A., Líneas de Transmisión del Litoral (Transporte de Energía eléctrica), y se convirtió en uno de los grandes grupos locales.
Es obvio que BlackRock prefiere tener como socio y controlador del gobierno a Mauricio Macri que a Javier Milei, del que duda que esté en su sano juicio, y desplazó en el operativo a su empleado Darío Epstein, quien le aseguraba el triunfo electoral de Javier Milei sin necesidad de los buenos oficios de Macri.
Macri, con años en la política argentina y con mejor información, le aseguró a Fink que, derrotada Patricia Bullrich, iba a dividir el frente de Juntos por el Cambio y que mayoritariamente se sumarían a La Libertad Avanza, condición sine qua non para ganar las elecciones del 19 de noviembre de 2023.
Fueron dadas a conocer por distintos medios las condiciones impuestas por Macri a Milei cuando lo invitó junto a su hermana Karina a cenar a su casa en Acassuso y, para los postres, ingresaron los que encabezaban la fórmula perdedora, Patricia Bullrich y Luis Petri. Estas se resumen en generar las condiciones para que los fondos de cobertura y principalmente BlackRock se queden a precio vil con Vaca Muerta, YPF; para que esta última recupere parte de los más de 2.000 millones de dólares en títulos de deuda del Tesoro Nacional que posee y continúe expandiendo su participación en empresas locales.