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La situación en España, con represión de Rajoy
A más de quince días del referéndum, cientos de concentraciones fueron realizadas para denunciar la detención de los presidentes de ANC y Òmnium Cultural. En la capital catalana el rechazo tuvo epicentro en la Plaza Sant Jaume,con presencia del Gobierno, el Ayuntamiento de Barcelona e integrantes de la Taula per la Democràcia.
De este modo las detenciones de líderes independentistas ha provocado la movilización de numerosos sindicatos y organismos sociales que componen la Taula per la Democràcia, organismo plural creado con motivo del referéndum del 1 de octubre. A los rechazos también se sumaron el presidente catalán Carles Puigdemont y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Esto se da en el marco de reacciones desatadas luego de que el Tribunal Constitucional, una de las instituciones que sostiene al semi-fascismo español, ha declarado por unanimidad la inconstitucionalidad de la ley del referéndum aprobada por el Parlamento el pasado 6 de septiembre y suspendida dos días después por el mismo Tribunal de forma cautelar.
Es así como la respuesta institucional se da puertas adentro: “un poder que niega expresamente el derecho se niega a sí mismo como autoridad merecedora de acatamiento” dice el Tribunal, ignorando perversamente que la legitimidad de una autoridad es concedida por los representados, o sea, el pueblo que en la jornada histórica salió a las calles y se expresó en las urnas. Más de dos millones de votantes aprobaron la separación del Estado español.
Por supuesto, a la oligarquía española no le interesó en lo más mínimo lo que pensaran los ciudadanos catalanes y desde Rajoy hacia abajo comenzaron con su parafernalia mediática, declarando cínicamente que “no había ningún referéndum” y que el poder y el orden de las cosas no iba a alterarse. Por supuesto mientras los desechos contemporáneos del franquismo aseveraban algo así como que la España del Rey es el orden natural que Dios ha creado para los españoles, decenas de miles estaban demostrando lo contrario en las calles. Rajoy decidió utilizar a la Guardia Civil como fuerzas de ocupación y coloniales que quieren aplastar cualquier intento de emancipación de los pueblos. Y es que desde el momento en el que Rajoy decidió apretar el botón lo que estaba siendo un reclamo de independencia pasó a ser una lucha por la libertad. La Guardia Civil durante estas jornadas de movilización en las calles invadió Cataluña, agregando otra hoja oscura a su extenso libro de atrocidades: miles de muertos, torturados y encarcelados a lo largo de su historia de terror franquista. Son una fuerza que representa el brazo armado del continuismo fascista y odian a catalanes y vascos muy especialmente. La España franquista de Rajoy y Felipe González mostró la hilacha festejando el “Día de la Hispanidad” y marchando perversamente cual gallos de pacotilla por las calles de Barcelona. Un espectáculo mediocre de un poder putrefacto encallado en el tiempo.
La votación por el Sí desafía al propio rey continuador del dictador Francisco Franco y a partidos como el PP y PSOE. España perdió desde hace mucho tiempo su oportunidad de construir una federación inclusiva, por el contrario, se ha enfrascado en consolidar un sistema político férreo y de control que ha impedido a comunidades autónomas expresarse en su propia lengua, vivir bajo sus propias culturas tradicionales. Aun así siempre que una sociedad quiere sacudir o romper sus cadenas de opresión, sus iguales en cada rincón del planeta habremos de sentirlo como una causa propia. De allí que esta independencia que viene avanzando es un hecho auspicioso y reivindicable. Por supuesto que no puede haber una Revolución de medias tintas, los catalanes deben ir hasta el final y declarar un Estado independiente soberano donde sus ciudadanos vivan bajo el lema: “Ni Rey, ni soberano!”. El derecho a separarse no debería ser para conformar un país capitalista más próspero y desigual que la España donde estuvieron hasta ahora.
RUTH GONZÁLEZ