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Editorial

La política revolucionaria en tiempo de elecciones

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El Partido de la Liberación (PL) no es electoralista. Es revolucionario, cree que las transformaciones de fondo que necesita la política, economía, la sociedad, la cultura, los medios, las Fuerzas Armadas, etc, no serán posibles por la vía de las elecciones.

Con este Congreso u otros similares no se llegará a buen puerto; el reciente “dietazo” de 30.000 pesos que se auto adjudicaron casi todas las bancadas, llevando sus sueldos a 137.000 pesos, así certificó.

Y si algún dirigente de la gran burguesía, como Sergio Massa, del Frente Renovador, votó en contra de esos aumentos obscenos de dietas parlamentarias, no lo hizo por principios sino porque está buscando votos.

Incluso las buenas leyes que se alumbran, como en 2009 la de servicios de comunicación audiovisuales, en la práctica fueron limitadas, postergadas y violadas por el monopolio Clarín, mucho más luego con el advenimiento al gobierno de su amigo Mauricio Macri. Y otras leyes de emergencia, como la que prohibía despidos y que fuera votada por una amplia mayoría en las dos cámaras, terminó vetada por la lapicera de Macri, guiada por monopolios como Techint y otros que querían seguir despidiendo.

Si algo tiene de bueno el escándalo de las coimas pagadas por Odebrecht en Brasil y 12 países, incluida Argentina, es que sacan a luz la podredumbre de la gran mayoría de los partidos del sistema, que reciben coimas y financian sus campañas asegurando contratos y obras a sus aportistas empresarios. Los del frigorífico JBS, dueños acá del Swift y otros 4 frigoríficos, admitieron haber coimeado a 1.928 políticos de 129 partidos. Esa es la cloaca podrida del capitalismo y sus instituciones, que la van de puras y limpias.

Entonces, ahora que en Argentina se entró en la recta final de las legislativas de octubre próximo y se discute tanto sobre ellas, candidaturas, alianzas, etc, el PL siente la obligación de aclarar de entrada que no cree en las elecciones burguesas para las soluciones de fondo que demanda el pueblo y el país.

TÁCTICA ELECTORAL

Como el PL es un partido marxista-leninista, no es anarquista ni renuncia a sus obligaciones de plantearle al pueblo sus propuestas, también en materia electoral. Si el país estuviera hoy en medio de un Argentinazo, con barricadas en las calles para echarlo a Macri, obviamente no estaríamos en estos debates. Quizás esa perspectiva, necesaria y posible, pase para algún tiempo más adelante, pero está allí, latente, mal que les pese a los democratistas burgueses, tanto macristas como algunos kirchneristas, que opinan que sí o sí hay que esperar a 2019 porque Macri ganó las elecciones de 2015 y sería golpismo sacarlo antes.

El objetivo es aprovechar los meses de campaña, cuando hay oídos un poco más atentos a escuchar y opinar de propuestas políticas a nivel de la población y en los medios, para difundir lo más ampliamente posible las posiciones del PL.

Por ejemplo, para decir que el gobierno es de los monopolios y banqueros, y del mismo sólo vendrán más ajuste y sufrimientos. De allí surge la idea de no esperar milagros ni soluciones que vengan de arriba sino de impulsar las huelgas obreras, las movilizaciones populares, los cortes de calles y rutas, las asambleas de estudiantes, los reclamos de cooperativistas, etc. En tiempo de elecciones también se debe luchar, tanto o más que antes. Nada de treguas. No es el pueblo el que debe dar apoyo a candidatos sino al revés, que éstos se lleguen a dar solidaridad a los conflictos, unirlos y difundirlos.

En la campaña, hay que ir a fondo en el debate de ideas, mostrando la necesidad de tomar medidas antiimperialistas y a favor del movimiento obrero, con ofensiva, creatividad y fundamentos. Con acento argentino y latinoamericano, con ejemplos, números e historias que demuelan las posturas del macrismo, renovadores y peronistas de centro-derecha. Estamos en la batalla de ideas, diría Fidel. Nuestra batalla de ideas, por la liberación nacional y contra la maldita dependencia en que nos pone Macri, como “supermercado del mundo”, como una góndola para que se surtan las multinacionales.

Es difícil que los camaradas del PL tengan lugar como candidatos en frentes electorales, aunque hasta último momento pelearemos con dignidad por algunos espacios. Pero no importa, adentro o afuera de las listas, tendremos posiciones, consignas y propuestas de campaña. Por ejemplo, si de emergencia laboral se trata, el PL dice que se tiene que votar una ley contra los despidos; que en caso de despidos se pague triple indemnización, y que fábrica que cierre debe ser convertida en cooperativa por sus trabajadores o bien pasar a la órbita del Estado. La idea central es “ni un solo despido más en la Argentina”.

En estos meses de campaña el PL tiene que hacer la suya, de cara al pueblo: poner mesas con sus materiales, volantes y carteles en plazas públicas, ir a timbrear en barrios humildes, llegar con sus volantes a puertas de fábrica y facultades, sobre todo cuando hay conflictos sociales, pero también en momentos de calma, usar más las redes sociales y tener presencia en los medios.

En todos los casos la idea fuerza es: Fuera Macri y el gobierno de los ricos. Unir todas las luchas por trabajo y salario digno. No a los tarifazos y el pago de la deuda externa y la bicicleta financiera. Por el Frente Antiimperialista para luchar por la Segunda y Definitiva Independencia. Así actúan los revolucionarios en tiempos de elecciones.

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