Juventud
La intensa ola de calor coloca al desnudo
el abandono y la desidia que padece la Educación
El inicio de clases en la provincia de Buenos Aires estuvo atravesado por las intensas temperaturas y la imposibilidad notoria de hacer frente a dicha situación. La falta de garantías en las estructuras edilicias, de agua y ventilación fueron las protagonistas, además del descontento por el cierre de Paritarias por debajo de la canasta familiar. La oposición multicolor impulso una medida de rechazo planteando el No Inicio con poco respaldo desde les trabajadores de la Educación. Mientras tanto la conducción Celeste de Suteba mira para otro lado.
La ola de calor, como en invierno la de frío, deja en evidencia la crisis educativa que está lejos de los discursos del gobernador Kicillof quien se jacta de ser quien hizo la “mayor inversión educativa en la historia”. Luego del gobierno de Vidal que llegó al extremo de provocar el crimen social de Sandra y Rubén por la falta de inversión en las escuelas, las promesas del Frente de Todos se esfumaron tras la continuidad del sometimiento al FMI y el ajuste a los sectores populares y los presupuestos estatales en salud y educación.
En diversos distritos debieron suspenderse el dictado de clases debido a las intensas temperaturas y las carencias de ventilación y agua potable en las instituciones educativas, provocando la organización y movilización de la comunidad educativa. Este fue el caso de las escuelas 23 y 160 de Laferrere, a la que se sumó también la escuela primaria 161 de Gonzales Catán. Estas escuelas no cuentan justamente con agua ni ventiladores, además de tener los baños con serios problemas. La respuesta del Consejo escolar fue: “Estamos desbordados”.
En La Plata desde el inicio de la ola de calor se han suspendido las clases o reducido la jornada en una parte de los establecimientos, como son la Secundaria 2 (La Legión) Secundaria N° 22, Normal 1, Secundaria 29 y Secundaria 43.
Asimismo se han realizado Abrazos y distintas acciones reclamando el inicio de obras en las escuelas que ya cuentan con presupuesto asignado, como la Secundaria N° 55 y reclamando inversión y arreglos en otras como la ES 81, ES 22, en la Legión, EP 102, entre otras.
Berisso, a tono con los padecimientos de la región, también es un muestrario de desidia.
Son varias las escuelas en las que es imposible llevar adelante las actividades con normalidad por falta de ventiladores en esta insoportable ola de calor. Al igual que en infinidad de escuelas de la provincia, la ampliación de edificaciones en escuelas primarias para albergar enseñanza secundaria implica hoy patios de muy reducido tamaño o simplemente inexistencia de estos, donde no hay árboles, no hay ventilación cruzada y toda esta situación con estudiantes hacinados en aulas sobrepobladas.
En la secundaria N°1, la de mayor matrícula de la ciudad (1300 alumnos) la falta de ventiladores se suma al faltante de vidrios, el salón de actos clausurado, deficiencia en cañerías y un largo etc. La bronca acumulada de años se está comenzando a manifestar en organización entre docentes, alumnos y sus familias.
La falta de ventiladores también afecta a otras dos grandes escuelas secundarias, que son la EES N°2 y EES N°3, en las que se están realizando junta de firmas en exigencia al consejo escolar.
Las familias se organizan en algunos lugares junto a los trabajadores docentes. Si bien es un proceso incipiente, es el camino para solicitar al gobierno provincial un aumento del presupuesto en Educación tendiente a paliar las contingencias cuya raíz siempre son de carácter edilicio. Situaciones como la ola de calor que se desata en el mes de marzo desnuda el abandono de muchas escuelas. Mientras tanto la conducción celeste apenas interviene opinando de que “Queda a criterio de los directivos”, sin plantear ningún tipo de medida de lucha ni mucho menos exigiendo la suspensión de clases. Su actitud de blindaje a la gestión de los gobiernos provincial y Nacional es evidente provocando repudio en muches docentes que padecen el abandono en sus escuelas. Esta destrucción de la escuela pública y firmar una paritaria por debajo de la canasta básica es una imposición del ajuste impulsado por Massa y Fernández debido a los compromisos con el FMI.
Y el problema también se traslada a las aulas. Sucede en invierno, con pibes estudiando envueltos en frazadas, sucede en verano con aulas que se convierten en un horno. Edificios con instalaciones y servicios precarios, con ventiladores rotos (o directamente sin ellos), donde escasean los aires acondicionados o la instalación eléctrica no permite usarlos, con falta de circulación adecuada de aire y problemas de provisión de agua.
La situación contrasta con lo que pasa en los colegios privados. El diario La Nación cuenta sobre el “corredor semicubierto que inauguró el Colegio Northlands Nordelta, con materiales que permiten que el calor sea absorbido y almacenado por los elementos del interior, contribuyendo al calefaccionamiento del ambiente”. O las inversiones del Colegio San Andrés, que incluyen “un sistema de 33 paneles solares que tiene una pantalla de display que comunica la energía generada y su impacto ambiental a los alumnos”.
Una muestra de que la ola de calor no se vive igual en todas las aulas. Pero la comunidad educativo no se quedó cruzada de brazos. Docentes, alumnos y sus familias denunciaron esas condiciones. En La Matanza se movilizaron desde escuelas de Laferrere y González Catán al Consejo Escolar para reclamar soluciones. También se conocieron las denuncias de docentes de escuelas de San Martín, San Nicolás, Bahía Blanca y la Ciudad de Buenos Aires. En el distrito de Malvinas Argentinas también se suspendieron las clases en algunas escuelas y en otras de gestión privada se impulsó la reducción de la jornada o la asistencia voluntaria sin contar las inasistencias. Por fuera de la organización de los distintos gremios que integran el Frente de Unidad Docente (FUD) se comienza a gestar un proceso de padres y madres de alumnos que deliberan y plantean una salida.
La conducción del SUTEBA (Baradel), se limitó a reenviar los “consejos” del gobierno bonaerense: “mantener el aula fresca y ventilada”, “recomendar vestir con ropa holgada y colores claros”, “proponer actividades tranquilas”, y “llamar al servicio de emergencia” si se le desmaya un pibe. La misma que sintieron en la Ciudad de Buenos Aires, donde hay 450 escuelas con problemas de ventilación, cuando Acuña mandó “agua fría” a las escuelas porteñas para combatir la ola de calor.
Mientras tanto, el ministerio de Educación de la Provincia se limitó a enviar comunicados con recomendaciones ridículas para prevenir el golpe de calor. El ministro de Educación Jaime Perzcyk, por su parte, declaró que a la escuela “hay que ir”, descartando cualquier posibilidad de suspensión. Incluso sostuvo que “hay que dar clases en el patio”, lo que implicaría poner a los niños toda la jornada bajo el sol con temperaturas que llegan a los 40 grados.
Se nota que el ministro no conoce la realidad de las escuelas, al proponer esto cuando los patios no son techados, sumado a la falta de agua potable. Para el ministro hay que garantizar las clases en cualquier circunstancia incluso si eso implica poner en riesgo la salud de docentes, auxiliares y estudiantes, y esto lo hace desde su cómodo despacho, con aire acondicionado.
Esta situación refleja las prioridades de los gobiernos nacional y bonaerense, quienes abandonan y tratan con desidia a la educación para priorizar cumplir el ajuste solicitado por el FMI.
JUAN BORGES