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La embajada yanqui no descansa

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Se dice con razón que la política yanqui no cambia más que en matices si quienes están en la Casa Blanca son demócratas o republicanos, como Donald Trump.

Ese criterio también es válido para juzgar la actuación de la embajada yanqui en Argentina (y en otros países). El actual embajador Edward Prado, un exjuez texano que asumió en enero de 2017 no tiene casi diferencias con sus antecesores nominados por el Capitolio y otras administraciones. La lista de los otros que estuvieron antes así lo indica: Noah Mamet, 01-16-2015 / 01-20-2017; Vilma Martinez, 09-19-2009 / 07-06-2013; Earl Anthony Wayne, 06-11-2006 / 04-06-2009; Lino Gutierrez, 10-15-2003 / 07-19-2006; James Donald Walsh, 07-03-2000 / 05-21-2003; James Richard Cheek, 07-19-1993 / 12-18-1996; Terence A. Todman, 06-13-1989 / 05-31-1993; Theodore E. Gildred, 11-06-1986 / 05-31-1989 (datos del portal de la embajada).

No fue casual que en 2017 recalara un exjuez. Se puede conjeturar que podía aportar criterios y experiencias imperiales para reforzar la lawfare o guerra jurídica que el macrismo había emprendido contra Cristina y numerosos exfuncionarios, muchos de los cuales fueron encarcelados injustamente.

Obvio que los negocios económicos, financieros y sobre todo políticos, estuvieron en la agenda de Prado. En la celebración del Día de la Independencia de EE UU en julio de 2018, organizó una gran recepción en el Palacio Bosch con toda la tilinguería adicta local. Allí expresó: “en Argentina la economía está difícil, pero Macri va en el camino correcto y vamos a apoyarlo”. Agregó: “el presidente Macri va por el buen camino y Estados Unidos lo va a apoyar; con las medidas que está llevando adelante Macri el país va en la dirección correcta”.

Eso fue el 3 de julio de 2018, en paralelo a la tramitación del acuerdo de stand-by del gobierno con el Fondo Monetario Internacional, facilitado por el apoyo de la administración Trump.

Quiere decir que Macri, el FMI y Trump, más su delegado en Buenos Aires, Prado, son cómplices de ese grave endeudamiento y daño al país.  Oportunista al máximo, Prado saludó a Alberto Fernández una vez electo y tuiteó el 28 de octubre “Felicitaciones @alferdez! Esperamos trabajar con Ud. y su equipo durante la transición, en base a los valores e intereses compartidos por ambos países”.

Sólo un ingenuo tomaría en serio este tuit. La esencia política de la postura yanqui es la presión, injerencia y apoyo a las políticas neoliberales. Claro que la derrota de Macri los obliga a inventar sobre la marcha, pero de allí a creerse esas mentiras…

A principios de octubre estuvo en EE UU Sergio Massa, un gran amigo del imperio. Y en reuniones en el Departamento de Estado le plantearon dos reclamos, como portavoz de quienes habían ganado por amplio margen en las PASO. Primero, que no abandonen el Cartel de Lima en la OEA, creado para agredir y hasta invadir Venezuela. Que a los Fernández ni se les ocurra mejorar el trato con Nicolás Maduro, todo un “dictador”. Y segundo, que para EE UU el nuevo enemigo global es China, por lo que verían con muy malos ojos la ampliación de negocios de Argentina con Beijing.

Es que los yanquis siguen viendo a nuestro país y nuestra América Latina como su patio trasero. Y eso afecta nuestra soberanía y también perjudica el desarrollo económico, por ejemplo, llevaría a paralizar definitivamente las dos centrales hidroeléctricas en Santa Cruz, que tienen financiamiento chino, y la no realización de la Cuarta Central Nuclear con otro crédito de ese país.

Lo más cómico, o dramático, es que los yanquis nos exigen eso al mismo tiempo que Trump penaliza con mayores aranceles al acero y aluminio argentinos, que se exporta a ese mercado por 700 millones de dólares anuales.

Rápido para los negocios, el 30/9 Prado estuvo de visita en Vaca Muerta, Neuquén, junto con Miguel Galuccio, presidente de dos petroleras con inversión en la zona, Vista y Aleph. Las mismas fueron beneficiadas con créditos por 450 millones de dólares por la agencia norteamericana OFIC, con el verso de la creación de fuentes de empleo en Vaca Muerta. Por ahora se van a perder 600 empleos, que para Omar Gutiérrez, gobernador neuquino, “no son nada”.

Parece que el kirchnerismo-peronismo no aprende en esta materia. Entre 2012 y 2016 puso como titular de YPF a Galuccio, importado de una multinacional británica de servicios petroleros. El tipo hizo sus negocios y ahora está como co-propietario de Vaca Muerta con esas dos firmas.

Lejos de autocriticarse, el Frente de Todos nominó como nuevo presidente de YPF a Guillermo Nielsen, quien ha elaborado un programa para Vaca Muerta consistente en dar beneficios extraordinarios a las petroleras, libre disponibilidad de divisas de exportación, reintegros, baja de impuestos, etc. Otra vez el oro negro y gas para las multinacionales.

Esa designación fue una gran noticia para la embajada y Wall Street. Nosotros insistimos en la nacionalización de los recursos energéticos.

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