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La CUS: Un caballo de Troya contra el sistema de Carrillo

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Hace unos días atrás el Gobierno Nacional reanudo su marcha hacia la destrucción del sistema de Salud Público iniciada el año pasado con el decreto 908, relanzando a la “Cobertura Universal de Salud” (CUS) en la provincia de Mendoza. Un plan financiado con 8 mil millones del Fondo Solidario de Redistribución perteneciente a la seguridad social, y que según el Ejecutivo beneficiará a 15 millones de argentinos que no poseen cobertura social y se atienden en hospitales públicos, pero que hasta ahora es sólo un enunciado de atención y carece de sustentabilidad y verdadero contenido.

La idea de un sistema nacional de cobertura igualitaria y universal se gestó durante el peronismo a través del Dr Ramón Carrillo. Un derecho que además quedó garantizado por la Constitución Nacional a partir de la reforma de la constitución de 1994, que incluyó en su texto pactos y convenciones que lo establecen en el nivel internacional.

Desde entonces, aún con todas sus falencias y fragmentación, en Argentina tenemos cobertura universal en salud, ya que todos los habitantes de nuestro territorio pueden acceder a la infraestructura y los servicios públicos. De manera que la universalidad de la cobertura es algo que ya existe, lo que debemos mejorar y mucho es el acceso, la calidad y la equidad de las prestaciones.

Este “Caballo de Troya” que oculta en su interior un plan ideado desde los 90 por organismos internacionales como el Banco Mundial y la fundación Rockefeller para privatización de la salud, pretende fijar en forma solapada una canasta básica de prestaciones para el sector “pobre” del sistema. Esta no puede ser establecida, sin contar previamente con la conformación de una Agencia de Evaluación de Tecnologías de Salud (AGNET) que permita tener información sobre la oferta y demanda prestacional y decidir sobre criterios de costos sobre las distintas prácticas y que tendrá un carácter vinculante con la justicia.  Por tal razón se convertirá en el próximo paso a dar por parte del Gobierno luego de las elecciones.

Lo cierto y tangible es que hoy la ecuación gestión-costos le ha ganado a la salud como derecho

Desde la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (FeSProSa), Jorge Yabkowski la llamo “una estafa”. “Es transformar el derecho a tener un hospital público y salas de atención bien equipadas, en 15 millones de carnets de pobre que van a ser la presunta vía de entrada hacia ese derecho, y no su DNI”. Dijo que esto no es nuevo, sino que se trata de “parte de las estrategias del Banco Mundial a nivel internacional desde los 90 que han cobrado un nuevo impulso en los últimos años”.

Otro que se expresó en el mismo sentido fue el ex ministro de Salud de la Nación, Daniel Gollán. El advirtió que se está adoptando un sistema “enfocado en la atención y no en la prevención de la salud”.  Y Agrego que “La gente va a tener que pagar por servicios que hasta ahora no pagaba”.

Por otro lado, el Dr. Juan Carlos Tealdi, especialista en bioética, explicó que el programa de cobertura lanzado por el ministro de Salud, Jorge Lemus, “no es ninguna de las tres cosas” que lo nominan. “No es salud porque la salud empieza por la prevención y el Estado debe tener un rol activo que está delegando en las provincias; y no es cobertura ni universal porque en la Argentina la cobertura ya es universal”, y en ese marco denunció que Macri tienen “un decreto a la espera” para poner en marcha la AGNET.

En las provincias que adhieran, formalmente habrá hospitales públicos, pero de autogestión. Es una pseudo-privatización: una ventanilla para los que pagan, y otra para las que no pagan. Es decir, dejan de ser esencialmente hospitales públicos.

De esta manera con marchas y contramarcha, desde los 90 nuestro país ha avanzado hacia el horizonte sugerido por estos organismos internacionales.  Sin embargo, de la misma forma y a pesar de la ventaja ganada por estos sectores, las luchas contra estos modelos no se han detenido y sobrevive en la resistencia de los trabajadores de la Salud y en las agrupaciones barriales que luchan por sus derechos. Y si bien esta lucha se ha vuelto más difícil, y el regreso a un sistema universal, equitativo, accesible y unificado como lo imagino Carrillo se hecho casi imposible, mientras sigamos manteniendo vivas estas luchas, mientras sigamos generando el debate en cada pequeño espacio, mientras sigamos dando esa guerra de posiciones para ganar nuevamente la hegemonía, tal como lo describiera Gramci ese sueño no dejara de ser posible. Así se planteó días atrás en el XXXII congreso Nacional de Medicina General, donde según su lema “Rebeldías y utopías: El rol del Estado y el Derecho a la Salud”, se proclamó q si algo es necesario e imposible, habrá entonces que cambiar las reglas de juego.

 

PEDRO SOCOMPA

Trabajador de la Salud

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