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Judiciales de Córdoba: Bases que luchan, conducción vacilante

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Los Judiciales de Córdoba continuamos durante mayo con el plan de lucha, en reclamo de recomposición salarial, un objetivo planteado por la conducción de Confluencia, que evita poner al tope del reclamo la Porcentualidad. Desde nuestra agrupación Judiciales Unidos, hemos sido claros. Cuando fuimos conducción del Gremio (2008-2011) y ahora en la oposición, seguimos planteando que la lucha salarial en Tribunales debe ser por el Sistema Porcentual. Sólo así se logrará reducir y eliminar la descomunal brecha que existe entre las remuneraciones de los magistrados y funcionarios, y la de los empleados.

Además de asambleas y trabajo a código, se realizó un paro con alto acatamiento el 26 de mayo. El TSJ jugó fuerte y reflotó la Acordada 1170, firmada en 2013, que ordena descontar el 50% por cada jornada que se trabaje “a código”, medida por la cual los Judiciales nos negamos a hacer las tareas que las leyes ponen en manos de jueces y funcionarios, para las cuales muy bien se les paga. Aquel año nuestra conducción presentó una acción de inconstitucionalidad contra esa Acordada, que no fue resuelta por el TSJ.

El 31 de mayo, día para el cual se había fijado la asamblea provincial para resolver otro paro, se ocupó el Salón de los Pasos Perdidos. Se decidió continuar con toma del edificio de Tribunales I, hasta que el TSJ recibiera al Gremio y diera respuesta a los reclamos. Se resolvió un paro de 24 horas para el 1/6 y los compañeros del interior comenzaron a trasladarse a Córdoba para realizar una asamblea y resolver los pasos a seguir. En horas de la noche el ministerio de Trabajo notificó al Gremio y al TSJ que los citaba a una reunión para el jueves 2. La asamblea de quienes ocupábamos el Salón resolvió continuar la ocupación y mantener el paro de 24 horas decretado para el día siguiente. El secretario general, Cortelletti, volvió a repetir la historia de 6 años atrás, cuando en una ocupación similar, propuso “retirarse”, pero como en aquella oportunidad su postura fue rechazada y la toma se mantuvo.

Unos 50 compañeros, entre conducción, delegados y activistas garantizamos la ocupación durante toda la noche, mientras afuera, otros Judiciales hacían el “aguante” soportando el frío. Al día siguiente, con las delegaciones del interior, se realizó una asamblea muy debatida porque había compañeros que planteaban continuar con la toma y el trabajo a código hasta el momento mismo de la reunión, al día siguiente a las 14 horas. Tanto el ministerio como el TSJ habían dejado claro que no iban a sentarse a negociar mientras se mantuvieran las medidas de fuerza. Como se había logrado que el TSJ se sentara a negociar con el Gremio y con la presencia del ministerio de Trabajo, se resolvió correctamente abandonar el Salón ocupado y concurrir a la reunión.

La reunión abrió una negociación en la que se pedía levantar las medidas de fuerza por un plazo similar al de una conciliación obligatoria (25 días hábiles), y el TSJ se comprometió a no producir descuentos. Hay que aclarar que sí descontaron medidas con los haberes de mayo, incluso de “trabajo a código”, a pesar de que hay una acción de inconstitucionalidad que no ha sido resuelta.

En la asamblea provincial del 5/6, la conducción planteó acatar esta negociación, que la mayoría de las asambleas previas ya lo habían aceptado, aunque hubo oposición a levantar el trabajo a código (Río Cuarto) y todas las medidas (Villa Dolores). Desde JU planteamos ir a la negociación con dos condiciones: primero que los reclamos se hagan con un orden de prioridades: Porcentualidad y luego las bonificaciones por antigüedad y título; y en segundo lugar, que el Gremio ponga sobre la mesa de negociaciones un proyecto de Porcentualidad conocido y debatido por las bases.

Hoy el conflicto entró en un compás de espera, con bastante desconfianza de los Judiciales. En primer lugar hacia el TSJ, por tantas negociaciones frustradas y porque es el responsable directo de la brecha salarial entre magistrados y empleados. Las bases ven que la conducción de Confluencia es vacilante y poco firme para encabezar una lucha dura y difícil como lo fue en 2013. La dirigencia sindical tiene que demostrar fuerza y convicciones, en particular para exigir la Porcentualidad.

IRINA SANTESTEBAN

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