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Golpe de Estado fracasó en Venezuela

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En horas de la madrugada del 30 de abril, un grupo de militares venezolanos traidores, se dirigieron al Distribuidor Altamira, en la autopista Francisco Fajardo de Caracas. Juan Guaidó el autoproclamado presidente de Venezuela, anunció “el cese definitivo de de la usurpación empezó hoy. Contamos con el pueblo de Venezuela. Hoy, las Fuerzas Armadas claramente están del lado de la Constitución (…). Hoy, como presidente encargado de Venezuela, convoco a todos los soldados, a toda la familia militar, a acompañarnos en esta gesta”. A su derecha, mientras hablaba, estaba Leopoldo López, del partido Voluntad Popular, condenado por su participación en las guarimbas, a 13 años de prisión y cumpliendo en ese momento arresto domiciliario. López afirmó: “he sido liberado por militares a la orden de la Constitución y del presidente Guaidó”.

Ya a las 6:47 horas, Diosdado Cabello y el Ministro de Defensa Vladimir Padrino López, afirmaban que las bases militares se “encuentran en calma,” y anunciaban “un uso progresivo de la fuerza. Se les ha avisado lo que vamos a hacer, ellos verán qué hacen. Nosotros los vamos a vencer y ellos van a ser tratados como unos golpistas, que asuman su responsabilidad”. No necesitaron mucho: a las 9:30 hs. la Guardia Civil venezolana, utilizando gases lacrimógenos y perdigones hacía retroceder a los militares golpistas y a los que les manifestaban su apoyo. A las 11:50 hs., Padrino López, declaraba ante la prensa que el intento de golpe fracasó debido al poco apoyo que recibe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, señalando que “al menos el 80% que estaba en el distribuidor Altamira, fueron engañados y se retiraron de manera voluntaria”.

Y ése fue el final de otro golpe de estado fallido. López buscó asilo en la embajada de Chile, que lo rechazó, y al final se refugió en la de España. Miraflores permanecía rodeado por el pueblo que defiende a la Constitución y a Nicolás Maduro como legítimo presidente.

El intento de golpe de Estado siguió instrucciones de Washington. Durante todo el día, el Departamento de Estado a través de Pompeo, acompañado por el asesor de Seguridad Nacional John Bolton, siguieron amenazando a Maduro. “La opción militar en Venezuela está disponible si esto es lo que tenemos que hacer” y le sugirió que huyera a Cuba y dejara su país a aquéllos que le devolverían (sic) la libertad y la democracia. Los medios de comunicación corporativos trataron de instalar en la opinión pública del mundo “las atrocidades producidas por el gobierno de Maduro, la miseria del pueblo venezolano, el hambre, las enfermedades sin atención médica, la falta de respeto a los Derechos Humanos y la falta de libertades individuales y públicas”. Algunos gobiernos y organizaciones, títeres del imperio, como el secretario de la OEA y los presidentes de Colombia y Argentina apoyaron a los golpistas. Macri saludó la liberación de López y afirmó” reconocemos al Presidente Encargado Juan Guaidó y a la Asamblea Nacional y desconocemos la autoridad del dictador Maduro”. Su canciller Jorge Faurie aseguraba: “el espíritu de libertad que anima a los venezolanos en esta hora tiene el apoyo de los argentinos para que vuelva a imperar la democracia en la hermana Venezuela”.

El golpe de Estado era el “plan salvador” que le vendieron los asesores y algunos senadores como Marco Rubio al presidente Trump. “Si cae Venezuela, cae Cuba, luego Nicaragua”. Un artículo del Washington Post del 11 de mayo, titulado “Un frustrado Trump cuestiona la estrategia de su gobierno sobre Venezuela”, reproduce afirmaciones de éste. “He sido engañado acerca de lo fácil que sería reemplazar al hombre fuerte socialista Maduro con una joven e inexperta figura de la oposición. Bolton quiere meterme en un callejón sin salida, en una guerra que representa alborotar un avispero dentro del vecindario…La política de la administración no va a cambiar (la salida de Maduro) pero hay que reevaluarla como una acción de largo recorrido. Mis asesores subestimaron al dictador Maduro, es un elemento duro de roer que está empecinado en no soltar el poder. Con Putin ha quedado claro que una salida rápida y violenta es una expectativa poco realista”, habría dicho el magnate.

El intento de golpe fracasó. Pero eso no significa que ha cesado la intervención y la injerencia de EE UU y del Cartel de Lima. Las sanciones económicas se profundizan, impidiendo que Venezuela acceda a los mercados internacionales de capital y que la petrolera estatal pueda vender y reestructurar sus préstamos. Eso causa la hiperinflación. Y el no poder utilizar las ganancias del sector que se utilizaban para comprar alimentos y medicamentos provocan la crisis social.

Las medidas que ha tomado el gobierno bolivariano, movilizando la “defensa de todo el pueblo” como instrumento de organización de la Alianza Pueblo-Fuerzas Armadas, con incorporación de las milicias bolivarianas y de las comunas como unidades de producción y encuadramiento militar (doctrina elaborada por Hugo Chávez, siguiendo el ejemplo cubano), más las sanciones impuestas a los golpistas, parecen adecuadas. Pero, como decía el Che “no hay que confiar en el imperialismo ni un tantico así”. Sigue la agresión y amenazas de intervención militar, por eso hay que redoblar la solidaridad con Venezuela, su pueblo y gobierno.

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