Facundo Molares debe estar en libertad y en Argentina.

            El pasado 7 de noviembre fue detenido por la Policía Federal en la ciudad de Esquel al haberse girado una alerta roja de Interpol.            La justicia colombiana tramitó ante ese organismo supra nacional el pedido de detención contra Facundo Molares con graves acusaciones que incluyen el supuesto delito de secuestro agravado. La suma de las penas por las distintas acusaciones superarían los 44 años de condena.

            Pero queda absolutamente claro que no se trata de una mera acusación judicial, de uno o muchos delitos que se le adjudican, sino de una burda persecución política.

            Facundo fue integrante destacado de las FARC-EP colombianas. Cómo tal, cumplió con su deber internacionalista enfrentando al narcogobierno colombiano, a la rancia oligarquía local y a las fuerzas armadas genocidas, pertrechadas y asesoradas por el mismísimo imperialismo norteamericano, que tiene bases militares en su territorio.

            El verdadero “delito” que cometió Facundo fue no haberse arrepentido de su lucha, el haber avisorado que el “Acuerdo para la Terminación definitiva del Conflicto” se traduciría en un empeoramiento de las condiciones de vida del pueblo colombiano y junto con ello, en la persecución implacable de los desmovilizados y dirigentes sociales. Y la vida dio la razón. Hoy Colombia es un país peor, con más dependencia, con más represión y con más de 1200 asesinados por el Estado desde 2016, entre líderes sociales y ex guerrilleros desmovilizados.

            Cómo dijo el Che…”no se puede confiar en el imperialismo ni un tantico así”.

            Luego de esa importante experiencia de lucha, Facundo fue detenido en 2019 Bolivia, en el marco de la resistencia al golpe de estado de la fascista Añez, nuevamente acompañada por los yanquis y la inservible OEA.

            La lucha del movimiento de Solidaridad con Facundo en Argentina reclamando su repatriación se extendió por meses hasta que el compañero pisó suelo Argentino. Volvió pero con su salud deteriorada por problemas renales, por heridas previas, por palizas de los golpistas y por un triple contagio de COVID lo cual delata las penosas condiciones de detención que sufrió allí.

            Una vez en nuestra patria, Facundo siguió militando. Construyendo junto a compañeras y compañeros una organización política y participando de diferentes luchas de nuestro pueblo, incluso en solidaridad con Cuba haciendo presencia en la puerta de la Embajada en Buenos Aires cuando fue asediada por los gusanos .

            Hoy enfrenta un posible pedido de extradición, que oportunamente deberá ser refrendado por el presidente Alverso Fernández. No mucho se puede esperar de éste, siendo que fue en principio la propia CFK quien firmó los acuerdos de extradición con Colombia, justo cuando el gobierno del FDT vive sus horas de más claudicación frente al imperio y el FMI.

            Haciendo esos deberes, el gobierno nacional a través de su ministro súperK Soria y de la Jefa del SPF Garrigós de Rébori (otra kirchnerista y presidenta de “Justicia Legítima”) trasladó al detenido al penal de Rawson en forma absolutamente turbia. Empeoraron en aislamiento las condiciones de su detención, sin permitirle entrevistas con sus abogad@s de La Gremial ni visitas de ningún tipo y una farsa de atención médica.

            Facundo tiene que estar en libertad y debe permanecer en Argentina. Y el único camino posible es con el reclamo en la calle, movilizándonos, reclamando, exigiendo, dándole amplitud al reclamo motorizado desde la Coordinadora por la libertad de Facu y la inmensa mayoría de los organismos de DD HH. Por eso el PL estuvo en Plaza de Mayo, en Plaza 9 de julio de Salta y frente a los Tribunales Federales de Córdoba, en las marchas y actos que reclamaron su libertad.

            Sólo con la lucha popular y la unidad podremos frenar está gran mano del imperialismo que quiere arrancarnos al compañero y mandarlo a una muerte segura en la Colombia narcoterrorista de Iván Duque.

MIGUEL DELGADO