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Elecciones en Bolivia

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Cuando el próximo 3 de mayo los bolivianos y bolivianas acudan a las urnas a elegir un nuevo presidente o presidenta, no sólo definirán la sucesión presidencial de Evo Morales, sino el futuro de los logros sociales que alcanzó Bolivia durante los últimos 14 años.

Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), la pobreza extrema se redujo del 35 por ciento al 18 por ciento entre 2006 y 2015, el Producto Bruto Interno creció a una tasa anual promedio de 4,9 por ciento entre 2004 y 2014, uno de los mejores resultados en América del Sur. Según la Cepal, el salario mínimo subió 280 por ciento y la pobreza total en el país se redujo del 59,9 por ciento a 36 por ciento. Y además (sin la intervención del FMI) logró un saldo externo positivo y la reducción de la deuda pública.

El binomio elegido por los dirigentes del MAS-IPSP y el Pacto de Unidad está integrado por Luis Arce, que fue ministro de Economía y Finanzas en dos oportunidades y David Choquehuanca exministro de Relaciones Exteriores durante una década.

El binomio fue anunciado desde Buenos Aires por Evo, después de largas y tensas negociaciones con el sector que postulaba a Andrónico Rodríguez, dirigente cocalero. La fórmula elegida busca atraer al electorado urbano con Luis Arce, considerado el artífice del exitoso modelo económico implementado por el gobierno de Morales, mientras que Choquehuanca asegura el respaldo de la base indígena o al pachamamismo como elemento principal del MAS.

Hasta ahora esa fórmula tiene el acompañamiento de la mayor cantidad de sectores populares que se movilizan en todo el país y encabeza las encuestas. Cuatro alianzas y cuatro partidos políticos se han inscripto en el Tribunal Superior Electoral. La presidenta de facto, Jeanine Añez también se presenta y tiene según algunas encuestadoras una intención de voto del 15 por ciento. Evo también figura como candidato a senador en primer término por Cochabamba.

La pregunta que surge es si están dadas las condiciones para que las elecciones se desarrollen con tranquilidad, transparencia y libremente. Parece improbable y la llamada que hace Evo a un Acuerdo Nacional por la Paz muestra su preocupación en ese sentido. Denuncia que el gobierno de facto y los partidos de la derecha se niegan a la concertación, que sostiene es la única manera única de garantizar elecciones libres, democráticas y justas el 3 de mayo. Llama al cese de la violencia del aparato golpista contra el pueblo y que finalicen los actos de persecución política contra dirigentes, funcionarios y militantes del MAS que han sido encarcelados o a quienes se les ha abierto causas por sedición, terrorismo y se les ha negado el salvoconducto para salir del país.

También el enviado personal del Secretario General de las Naciones Unidas, Jean Arnault, advirtió que “el proceso electoral debe conducirse con pleno respeto de los derechos políticos y las libertades fundamentales”. Para que esto se realice con éxito, manifestó, “ciudadanas y ciudadanos, candidatos y candidatas, independientemente de su afiliación política deberán poder ejercer sus derechos constitucionales a elegir y ser elegidos sin atropellos, intimidaciones o discriminación de ningún tipo”. 

El enviado especial parece no saber que se está refiriendo a un país donde se produjo un golpe de Estado, no se respeta la Constitución ni las leyes y donde 36 personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad y cientos encarcelados con causas armadas, u obligados a salir del país.

Con el control político, militar, judicial y mediático que hoy detentan los golpistas encabezados por Añez, con el accionar de grupos paramilitares como la Resistencia Juvenil Cochala que amenaza a simpatizantes del MAS, a periodistas y golpea a las mujeres de pollera no parece estar configurado un escenario para que la voluntad de la mayoría de la sociedad boliviana se exprese libremente. Y obviamente, tampoco se descarta la posibilidad de fraude a través de la anulación o adulteración de los padrones tanto en en el país como en el exterior o escrutinios amañados por la falta de control.

La militancia del MAS tiene que controlar todo el proceso electoral, desde ahora hasta el 3 de mayo y la fiscalización del comicio ese día. Con veedores y enviados internacionales que ayuden a que se respete el voto popular.

COCA LÓPEZ

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