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Editorial

El papel de la izquierda antiimperialista en la nueva etapa

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A partir del 10 de diciembre de 2019 se abrió una nueva etapa con la asunción de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.     

Es nueva en relación al desastroso gobierno de Macri que terminó ese día. No es nuevo porque el kirchnerismo-peronismo ya estuvo en el gobierno entre 2003 y 2015 a nivel nacional, sin contar con numerosas gobernaciones que siguieron hasta hoy. Por lo tanto, hay que balancear y recordar las lecciones que salieron de esa “década ganada”, para orientarnos en el nuevo período, teniendo en cuenta las realidades más recientes.

Sólo así podremos evitar los errores más gruesos. Los otros son inevitables y hay que aprender de ellos, tratando de cometer la menor cantidad, porque tenemos un enemigo brutal e imperialista que está al acecho y quiere beber nuestra sangre.

En esa etapa anterior hubo dos desviaciones cometidas por sectores que se dicen de izquierda, aunque en gran parte sólo tengan el nombre.

DESVIACIÓN GORILA-TROSCA

Una desviación gorila y trotskista enfrentó al gobierno kirchnerista como si fuera una mera copia de gobiernos reaccionarios en la región con un discurso progresista. Por ejemplo, el Partido Socialista de Santa Fe se unió a Carrió y radicales para enfrentar al kirchnerismo durante diez años. Esa desviación gorila también surtió efecto dentro de dirigentes nacionalistas de prosapia, como Pino Solanas y Víctor De Gennaro, que junto a Libres del Sur de Tumini se agruparon en el “Grupo A” con el macrismo y Patricia Bullrich.

Los partidos trotskistas asociados en la cooperativa electoral del FIT, fueron parte de una furiosa oposición. A veces argumentando cosas puntualmente ciertas, como el impuesto a las ganancias en la cuarta categoría o por represiones a cargo de Sergio Berni. Otras veces sin ninguna justificación, como cuando en 2008 buena parte de los trotskistas y el PCR se unieron a la Suciedad Rural a enfrentar la resolución 125 que cobraba retenciones a la soja.

Los trotskistas, en unidad con la burocracia de la CGT y Hugo Moyano, al que ayudaron como furgón de cola, le hicieron cinco paros generales a Cristina por el impuesto a las ganancias. Esa burocracia no le hizo las mismas huelgas paros a Mauricio Macri y cuando las hizo, fueron materas.

DESVIACIÓN SEGUIDISTA-PERONISTA

La otra desviación que hizo mucho daño a la izquierda fue de signo contrario a la anterior: el seguidismo al kirchnerismo-peronismo.

La centroizquierda e izquierda reformista dijo primero que era aliada del kirchnerismo, pero terminó como kirchnerista, lisa y llanamente. La cesión de bancas, cargos, planes y otros favores del Frente para la Victoria-PJ llevaron a que varios partidos se hicieran kirchneristas, bajo dirección de La Cámpora y Cristina. Fue el caso del PC Congreso Extraordinario, Nuevo Encuentro, Partido Solidario y en menor medida el PC. En la víspera del proceso electoral de 2019 el Comité Central del PC informó que por unanimidad había resuelto incorporarse al Frente Patriótico. ¡Ese frente todavía no existía, no tenía ese nombre, carecía de programa y aún no había nominado a sus candidatos!

El seguidismo al peronismo hizo que la izquierda debilitara sus posiciones en el movimiento obrero. Se desdibujó la CTA de los Trabajadores al punto de hacer un congreso para resolver su incorporación a la CGT, que ni siquiera la admitió.

Además, una cosa era hacer seguidismo y oportunismo hacia la recuperación de los fondos previsionales de la ANSES, algo muy positivo, o aplaudir la ruptura con el ALCA en Mar del Plata en 2005. Y otra muy diferente era apoyar la ley antiterrorista, el Plan X de Gendarmería o el desembarco de las mineras, Monsanto y Chevron.

Y esa izquierda seguidista quedó “pegada” al gobierno K, incluso a sus decisiones más cuestionables. Se abandonó básicamente la movilización popular, luego que Cristina en 2017 pidiera privilegiar ese año la campaña de Unidad Ciudadana, cuya personería en Buenos Aires dejó afuera al PC y a MILES de Luis D’Elía por “piantavotos”.

IZQUIERDA ANTIIMPERIALISTA

Existe otra izquierda antiimperialista y revolucionaria, aunque dispersa, de la que forma parte el PL. Viene de la década del ‘60 y ‘70 y mantiene los valores revolucionarios referenciados en los 30.000 desaparecidos y la consigna “Qué lindo que va a ser, el Hospital de Niños en el Sheraton Hotel”.

Considera que hay que cortar el nudo gordiano de la dependencia del imperialismo yanqui y los monopolios nacionales y extranjeros, los bancos, energéticas y exportadores.

Aspira a un gobierno nacional, democrático y popular con un rol dirigente de la clase obrera y que avance hacia el socialismo. Desde ese objetivo estratégico es que tácticamente apoyó al Frente de Todos, pero sin compartir el modelo neo-desarrollista y de capitalismo productivo o “fifty-fifty” que defienden Alberto y Cristina.

Va a apoyar todo lo bueno que se haga y las medidas populares de alivio que se adopten, pero reclamando el no pago de la deuda al FMI y fuertes impuestos a bancos y exportadores.

El PL enfrentará las agachadas del gobierno peronista. Por ejemplo, queremos la urgente salida del Cartel de Lima y la solidaridad activa con Venezuela y Cuba. No somos gorilas, troscos ni oportunistas. Somos izquierda antiimperialista y revolucionaria y buscamos forjar un frente con los aliados de ese signo político.

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2 Comentarios

2 Comments

  1. Leonardo

    23 diciembre, 2019 a 11:38

    Es interesante ver que aquel espacio de Libres Del Sur, fue fraccionado y absorbido por el Peronismo
    Tumuni, terminó en el espacio de Lavagna
    Le hubiera dado igual si en ese espacio hubiera
    Sido parte Massa
    Por otro lado Pino Solanas, terminó acompañando y siendo parte del Frente de Todes
    Habría que analizar, y discutir, ¿ Por qué, el PL no resulta interesante como aliado a este sector?
    ¿Cómo se compone, desde donde se compone un espacio común con el PJ KIRSCHNERISMO
    si dentro de sus filas, existen defensores a ultranza de La Triple A?
    El escrito es muy interesante, analítico, crítico
    Pero me genera dudas en cuanto a.
    ¿Cuan flexible puede ser un Partido Anti imperialista y Revolucionario, si debe coexistir con un partido Pro Burgués
    Contra revolucionario y aliado del Imperialismo?

  2. Rubén

    8 enero, 2020 a 18:19

    Excelente editorial, la comparto totalmente

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