Liberación - Órgano de Prensa
EDITORIAL

Hay paros y protestas, pero falta el Frente Antifascista y Antiimperialista
Lo bueno de la situación política y social es que viene creciendo la protesta contra el gobierno facho seudo libertario de Javier Milei. Y viene cayendo su imagen positiva: según la consultora Analogías su apoyo bajó otros 5 puntos en las últimas semanas y el 62 por ciento de los encuestados rechaza el nuevo endeudamiento con el FMI.
La protesta se venía empinando, motorizada por las jornadas de los jubilados frente al Congreso, generalmente reprimidas con brutalidad por las fuerzas policiales y de Inseguridad, con personas gaseadas, apaleadas, detenidas y heridas (ver nota aparte). Y eso fue más acompañado por las huelgas de trabajadores estatales, de universidades, el neumático, judiciales, del Subte, movimientos sociales y piqueteros, etc, además de las marchas del movimiento feminista y sobre todo las multitudinarias marchas por el día de la Memoria, Verdad y Justicia, el pasado 24 de marzo.
Sobre esa base la claudicante CGT de Azopardo 802 se vio empujada a convocar al tercer paro general, el 10 de abril, que varios gremios convirtieron en huelga de 36 horas con abandono de tareas y movilización desde el mediodía anterior. Esa medida tuvo un acatamiento masivo, a pesar de dos factores que pesaban en contra: uno, el desprestigio total de la dirigencia burocrática convocante, maldecida por sus bases; otro, que la cúpula traidora de la UTA, argumentando sus mezquinas razones, ordenó trabajar normalmente en los colectivos, como carneros que son sus dirigentes.
El golpe que le vino a Milei desde el movimiento de masas fue el más serio y duro de los varios que vienen impactando sobre su gobierno. Es la respuesta a su ajuste cada vez más sangriento sobre el empleo; según CEPA, serruchó 243.000 empleos, de los cuales 100.000 menos eran del Estado. Y en simultáneo, los ingresos de los trabajadores, incluso registrados, y no hablar de los que están en negro, los demás monotributistas, precarizados y los jubilados, no alcanzan para nada pues la inflación ha vuelto a subir, incluso mucho en alimentos.
El INDEC dio a conocer la inflación de marzo: 3,7 por ciento y en el primer trimestre del año 8,6. Y eso que sus mediciones no reflejan bien el fenómeno inflacionario porque no se basan en las Encuestas de Hogares de años más recientes, en cuanto al peso de rubros como transporte y comunicaciones. De todos modos, ese 3,7 de marzo es un puñetazo en la cara del facho seudo libertario y de su “mejor ministro de Economía de la historia”, el entreguista Toto Caputo, que presumían de haber liquidado la inflación. Todo falso.
MONOPOLIOS, TRUMP Y EL FMI
Ese drama volverá a golpear porque este gobierno se fue quedando sin dólares por su maniobra de bicicleta financiera o carry trade, financiando a los inversores -sobre todo foráneos – que luego de hacer negocios financieros en pesos, con títulos ligados a la inflación, ahora vuelven al dólar para irse o salir hasta que se produzcan las devaluaciones que se decidieron al calor del acuerdo con el FMI. La presión por las devaluaciones y terminar con un peso sobrevaluado, no es sólo de los agro mineros petroleros exportadores sino también del FMI. Y como el organismo ha anunciado un nuevo crédito a la Argentina (perdón, a la runfla gobernante) y desde Washington presionó por una serie de devaluaciones y un dólar flotante, sobre todo hacia arriba, eso tendrá un impacto en la inflación.
Y eso será así por un doble motivo: porque muchos productos que se fabrican acá tienen insumos importados, que costarán más en dólares, y porque los monopolios con posiciones dominantes en “nuestra” economía siempre quieren e imponen que los precios internos sigan de cerca o atados a los precios internacionales que fijan para sus productos.
Por monopolios locales y trasnacionales nos referimos a Molinos, Cargill, ADM, Nestlé, Ledesma, La Serenísima, Carrefour, La Anónima, Arcor, Bunge, Frigoríficos ABC, Pampa Energía, Acindar, Aluar, Tecpetrol, Telecom, Shell, Irsa, Cresud, etc. En el carry trade están los inversionistas, la “Patria Financiera” de Santander, Galicia y BBVA; los fondos como BlackRock, Vanguard, Pimpco, Templeton, Greylock etc.
Y junto con ese conglomerado responsable de nuestros dramas, actúa el FMI, que acaba de anunciar el “préstamo” número 23 de nuestra triste historia, por 20.000 millones de dólares, contraído en forma ilegal sin pasar por el Congreso y que aumentará no sólo nuestra deuda externa, que va a superar los 500.000 millones de dólares, sino también la influencia e injerencia de aquella entidad en los asuntos internos argentinos.
LO QUE FALTA
Los traspiés del gobierno también se produjeron en el ámbito político y parlamentario, incluso el judicial. Por ejemplo con su derrota en el Senado que rechazó los pliegos de sus dos candidatos a la Corte Suprema (Lijo y García Mansilla) y creó una comisión investigadora en Diputados sobre la cripto estafa mileísta con $Libra.
Frente a esta crisis que atraviesa el gobierno, se acrecienta el debate en el campo de la oposición acerca de cuál es el camino para vencerlo.
El sector peronista, dividido básicamente entre Cristina Fernández de Kirchner, presidenta del PJ a nivel nacional, y Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, coincide en que lo decisivo son las legislativas de octubre y las presidenciales de 2027. Cristina, al cuestionar el acuerdo con el FMI, reiteró que para derrotar a Milei hay que esperar a 2027. Con Kicillof no pueden ponerse de acuerdo en los candidatos y programas, ni siquiera en la fecha del comicio, que al final será desdoblado en Buenos Aires. Y fuera de esos dos dirigentes, operan Sergio Massa, gobernadores, grupos parlamentarios, varias bandas de la CGT, etc. Todos apuntan a lo electoral si bien a veces la presión de las bases los empuja a la calle (caso del paro del 10 de abril).
El aporte de las luchas populares y sectores de la clase trabajadora básicamente está. Deberá mejorar la participación obrera y estudiantil, pero “la base está”, diría un viejo DT de fútbol.
Lo que no está es la herramienta política frentista que pueda orientar esas luchas hacia el objetivo de derrotar cuanto antes al gobierno ajustador, represivo y entreguista. La lucha espontánea es un gran factor, pero no alcanza. Se necesita una dirección política, que organice, movilice, difunda consignas y programas, con propuestas políticas generales y para cada sector. El Argentinazo de 2001 fue genial, pero tuvo esas carencias y por eso no hubo gobierno popular revolucionario sino un progresismo K que a poco de andar fue mostrando sus límites. No era ni es antimonopolista ni antiimperialista.
La izquierda, el sector combativo del peronismo, los de Grabois, los independientes, los activistas del movimiento obrero, piquetero y de pueblos originarios, los organismos de DD.HH. que no reniegan de la Generación del ‘70, los curas ligados a los barrios, los feminismos antifascistas, etc, todos y todas debemos unirnos en un Frente Antifascista y Antiimperialista. Su tarea número uno es resistir el ajuste y tirar abajo el acuerdo con el FMI, para echar a Milei con un plan de lucha y la Rebelión Popular.