EL PUEBLO DERROTÓ EL DECRETAZO REPRESIVO

            Para que no queden dudas de la “mano dura” que aplica Morales en Jujuy, el jueves 8 de junio, en medio de masivas movilizaciones de docentes y otros sectores, dictó el decreto 8464 mediante el cual se sancionaba con hasta mil unidades de multa (que pueden llegar a los 8 millones de pesos) a “quienes permanezcan en espacios públicos, alternado el orden, obstaculizando la libre circulación vehicular y/o peatonal, causando temor en la población o limitando ilegítimamente y de cualquier modo el libre ejercicio de los derechos de los ciudadanos”.

            Ello implicaba no solo la prohibición de cortar calles para manifestarse sino también el “obstaculizar el tránsito peatonal” o sea hasta en espacios públicos como veredas o plazas. En ese decreto se facultaba a la policial a “intimar” a los supuestos infractores para que “desocupen” el lugar en forma inmediata bajo apercibimiento de “dar directa intervención a la justicia penal”.

            Con la sanción de la reforma (ver nota aparte), Morales le dio fuerza constitucional (a todas luces ilegítima) a la criminalización de la protesta. Pero aún antes de ello, una semana antes de aprobarla, en medio de una convulsionada situación social y de conflicto en toda la provincia, avanzó en un sentido represivo a puro decretazo. Pero le duró poco, pues el pueblo jujeño, que tiene una larga historia de luchas desde la Independencia y por causas obreras y populares, le puso freno al patoterismo del dictador. El martes 13, ante el repudio total al decreto, el gobernador anunció que lo derogaba. Aún así, siguió con sus bravuconadas y advirtió a los huelguistas: “Si mañana no vuelven al trabajo le vamos a descontar todos los días de huelga y el presentismo”.

            Docentes, comunidades originarias y el pueblo jujeño todo, siguen en las calles bajo la consigna: “Arriba el salario, abajo la reforma!”

I.S.