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Editorial

Cómo continúa la lucha obrera y popular contra Macri

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La lucha popular contra Macri se verá en lo inmediato dificultada por las consecuencias de la muy buena elección del gobierno a nivel nacional. Eso le dará oxígeno y fortalecerá sus intentos por continuar con el ajuste y aún profundizarlo, con el argumento de que una buena parte del pueblo lo votó.

De todos modos, eso será “pan para hoy y hambre para mañana”. No puede durar mucho tiempo, porque las elecciones pasan y los problemas quedan y se pueden agravar por el intento macrista de ahondar su plan neoliberal tras su buen suceso en las urnas.

La gente que votó al PRO-Cambiemos, al menos una buena parte, no lo hizo por la profundización de ese ajuste sino por la errónea idea de que se iba a mejorar la economía, combatir las mafias, ayudar a todos los gobernadores, reactivar la obra pública, etc. Por supuesto que una minoría reaccionaria sí que votó para que Macri hundiera el cuchillo del ajuste más en el empleo, el salario, las jubilaciones, los convenios, etc. La gran masa no lo vio de ese modo y una parte de ella, aún cuando votara erróneamente en las PASO, puede sumarse a la resistencia popular que debe encabezar el pueblo opuesto a Macri y su gobierno de los directivos de grandes empresas y bancos.

Allí queda esbozada la primera tarea del PL, tras las PASO: la lucha política y cultural para denunciar el ajuste que se viene y llamar a la resistencia en su contra, para resistirlo y en definitiva derrotarlo. Hay que esclarecer las conciencias para poner las cosas en su lugar y llamar a las cosas por su nombre, superando la confusión y división promovidas por el PRO-Cambiemos.

Esa tarea no es meramente pedagógica y menos academicista. Es ante todo de agitación, propaganda y lucha callejera, promoviendo acciones de masas de menos a más. Al calor de esos paros y protestas debe crecer la idea de que Macri es un verdugo y hay que derrotarlo cuanto antes.      Agitación, propaganda y lucha popular, tal la tarea más urgente.

Con eso sólo no alcanza. Hay que que construir herramientas organizativas que permitan sostener esa lucha. No librar todo al espontaneísmo y mucho menos a la casualidad. Tampoco depositar expectativas en los dirigentes que ocupan principales escaños en el Congreso, el sindicalismo y las fuerzas políticas tradicionales. Esas cúpulas, sin ser todas lo mismo, tienen límites políticos insalvables. Eso se patentiza en el triunvirato de la CGT, que dejó pasar desde el 6 de abril, cuando hizo un paro aislado, hasta el 22 de agosto, cuando iría con una movilización a plaza de Mayo, sin paro.

Otro tanto pasa con las federaciones de estudiantes universitarios, en la mayoría dominadas por Franja Morada y la desprestigiada FUA, incluso por el trotskismo como la FUBA. Esos pichones de burócratas no se diferencian de la CGT.

Mucho mejor están los organismos de derechos humanos, con su masiva movilización contra el “2×1” y ahora por la aparición con vida de Santiago Maldonado y la libertad de Milagro Sala y de Jones Huala.

El PL debe dar gran importancia al trabajo de masas y de construir fuerza propia en las organizaciones de masas, sobre todo entre los trabajadores. Ir a los conflictos obreros, dar solidaridad, establecer vínculos con los delegados y activistas, combatir el ajuste, desalojar a la podrida burocracia sindical, denunciar el rol de los monopolios y proponer soluciones antiimperialistas.

Con herramientas reivindicativas solamente no se podrá derrotar al proyecto político de Macri y los monopolios. Hay que insistir en forjar un Frente Popular Antiimperialista en el plano político, que agrupe a los sectores antiimperialistas de la izquierda del nacionalismo popular y a la izquierda marxista-leninista, a los luchadores sociales y populares, a los curas en Opción por los pobres, a quienes quieren radicalizar las posiciones de Unidad Ciudadana, etc.

El PL reitera su planteo a todas las fuerzas de esos signos políticos, a buscar la unidad en un frente antiimperialista, que apoye desde la izquierda a Unidad Ciudadana en las elecciones del 22 de octubre. Y que además de eso, estimule las luchas obreras y populares por Pan, Trabajo, Paritarias, Vivienda y Jubilaciones dignas. Entre las elecciones y las luchas de calles, ratificamos que la prioridad es la segunda.

En síntesis, en esta etapa hay que prestar gran atención a la organización de masas, reivindicativas, gremiales y políticas, con el Frente Antiimperialista.

Finalmente, para superar las dificultades de esta etapa caracterizada por el triunfo táctico y momentáneo del macrismo, se debe fortalecer el Partido de vanguardia, el destacamento marxista-leninista de los trabajadores a prueba de derrotismo, capaz de aguantar a pie firme y superar esas dificultades, para que la resistencia pegue un salto en los próximos meses.

Hay que ir a puertas de fábrica, barrios y aulas con el LIBERACIÓN, agitar nuestras banderas contra Macri y los monopolios en las movilizaciones de masas, intervenir en el debate político del campo popular en pugna con el populismo y nacionalismo burgués, otro tanto en el activismo contra el trotskismo siempre funcional a la derecha, etc. No son tiempos de movimientismo ni de anarquismo, donde cada quien hace lo que quiere. En estos meses de tanta apología del parlamentarismo burgués y de riesgos de más represión policial, urge fortalecer el núcleo del partido del proletariado. Y ese es el rol del PL, que viene de Vanguardia Comunista y reivindica la Generación del ’70.

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