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Bronca nacional: paro, movilización y plan de lucha

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La situación económica, social y política que atraviesa nuestro país muestra con claridad cómo los grandes monopolios enquistados en el gobierno de Macri avanzan con su plan de restauración neoliberal. La especulación financiera, las corridas cambiarias, la liberación de las tarifas, el aumento de las importaciones y en general todas las medidas adoptadas por esos grupos y su gobierno atacan en forma directa a los hogares de la clase trabajadora y de nuestro Pueblo.

En este contexto, donde Macri empuja a nuestro país a la vuelta al Fondo Monetario Internacional, se avanza en dirección a la reforma laboral que quite derechos a los trabajadores, que facilite despedirlos y empeore aún más la situación de ese tercio que aún trabaja en negro, en la informalidad. En lo inmediato desde la Rosada ponen un techo miserable a las paritarias que en algunos casos ya se pudo romper pero que aun así se mantiene muy por debajo de lo que se espera que sea la inflación de este año, de más del 24 por ciento.

Los despidos en el sector público y el privado son el tercer factor que hace que la situación laboral, económica y social sea desesperante. Se ve que no está para nada en los planes de este gobierno construir una Argentina productiva, que genere empleos genuinos y potencie a las pequeñas y medianas industrias. Su plan es encajar a la perfección en lo que el imperialismo espera de nosotros: ser un país principalmente agro exportador y con mano de obra barata.

Por supuesto que esta política económica gubernamental se choca con la lucha de los trabajadores que resisten esa pérdida de derechos, que luchan por sostener sus puestos de trabajo y para que su salario no pierda tanto frente a la inflación creciente. Las masivas jornadas de lucha de noviembre y diciembre del año pasado le hicieron muy difícil al gobierno imponer la reforma previsional y frenaron el avance de la reforma laboral que el macrismo había acordado incluso con parte de la dirección de la CGT.

Este año los trabajadores estatales del INTI, Agroindustria, INTA, Senasa, Fanazul, Ro Turbio, Astillero Rio Santiago y muchos otros organismos y empresas estatales dieron y siguen dando importantes peleas contra el desguace del Estado propuesto por la administración macrista. También los bancarios, los aceiteros, los empleados de comercio de Carrefour, azucareros y docentes universitarios son sectores que vienen dando grandes peleas a lo largo y ancho del país para pararle la mano a los atropellos neoliberales.

Las condiciones están dadas para avanzar en medidas de lucha más duras contra las políticas del gobierno y los monopolios. El problema no es el grado de conciencia o de desarrollo de los trabajadores sino las dubitaciones de parte de la dirigencia sindical y política que en muchos casos prefieren sostener niveles de negociación y acuerdo con Macri y sus CEOs antes que hacerse cargo de defender los verdaderos intereses de sus afiliados.

La crisis del Triunvirato de la CGT y los reagrupamientos que surgen no llegan a concretar un sólido núcleo de dirigentes y gremios lo suficientemente definidos a encarar un plan de lucha para enfrentar al gobierno y su ajuste. La importante movilización del 21 de febrero que convocaron las CTAs, el sector de la CGT que lidera Camioneros, la Corriente Federal y las organizaciones sociales, no tuvo la continuidad que muchos sectores creíamos debía tener mediante la organización, un plan de lucha y un programa mínimo.

Es más necesario que nunca definir un nuevo paro general. Quiera o no quiera el Triunvirato y los sectores más acuerdistas del movimiento obrero. Un nuevo paro nacional para mostrar la bronca de la clase trabajadora por los despidos, por la pérdida de poder adquisitivo, por los tarifazos y por un futuro que Macri y su gobierno viene hipotecando a fuerza de un brutal endeudamiento que solo sirve a los especuladores financieros, a los bancos, a los grandes grupos de inversión y a las multinacionales que no paran de fugar capitales hacia sus casas matrices.

Paro nacional, movilización, continuidad en un plan de lucha sostenido. Programa mínimo en defensa de los derechos del Pueblo, por trabajo genuino, en defensa del poder adquisitivo del salario, de la salud y la educación pública, de nuestra ciencia y técnica, por la tierra y la vivienda, por la defensa de nuestra soberanía y nuestra independencia económica. Organización para sostener la lucha y el programa en un amplio frente de organizaciones gremiales, sociales y políticas para pararle la mano a Macri.

No es tiempo de dudar, es tiempo de acción y organización. “Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.

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