Liberación - Órgano de Prensa
A 203 años: la Definitiva Independencia sigue siendo el objetivo
El 9 de Julio se cumplieron 203 de la Declaración de la Independencia del Congreso de Tucumán de 1816. Esta se realizó luego de mucho debate y con el disgusto de algunos sectores de la elite y la clase comerciante que veían con malos ojos semejante declaración. Fue por insistencia de San Martín, que ya batallaba junto a Belgrano, Monteagudo, Güemes y Azurduy que se pudo llevar a cabo. Se venía del fracaso del Congreso del año 13 y en un contexto de guerra que arrancó poco después de la Revolución de Mayo de 1810 y nos encontraba, luego de seis años, luchando con ejército, bandera y territorio, pero sin independencia formal.
Sacando a los representantes de la Liga de los Pueblos Libres, todas las provincias que formaban parte del Virreinato del Rio de la Plata estaban presentes, inclusive Córdoba, ubicada en una posición ambigua entre las Provincias Unidas y la Liga de Artigas. Estaban además representantes de provincias del Alto Perú, como Charcas, Cochabamba, Tupiza y Mizque; provincias en control de un poder realista que se hacía fuerte al norte y que había sabido repeler dos expediciones libertadoras.
Para 1816 la situación era complicada para las Provincias Unidas y el contexto se tornaba mejor para Fernando VII que había recuperado el trono, preparaba una invasión al Rio de la Plata. En Europa prevalecía la Santa Alianza contra las ideas republicanas. En ese marco se entiende aún más la urgencia de San Martín, que como comandante del Ejército de Los Andes preparaba en Mendoza la expedición a Chile. En la estrategia que había ideado el Libertador, de avanzar por el norte argentino y la actual Bolivia: liberar Chile y luego atacar el centro del poder realista por mar, asaltando Lima, la Declaración era fundamental.
En esos días de Congreso independentista San Martín le escribió al congresal Godoy Cruz: “¿Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra independencia? ¿No le parece a Usted una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos? ¿Qué nos falta más que decirlo?”.
Se declaró la Independencia y se dijo que “…Declaramos solemnemente a la faz de la Tierra que es voluntad unánime e indudable de estas Provincias, romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una Nación libre e independiente del Rey Fernando VII, sus sucesores y Metrópoli” (diez días después se agregaría “y de toda otra dominación extranjera”). Ese era el ideal de San Martín cuando decía que “Seamos libres, lo demás no importa nada”.
Ese fue el ideal de la Declaración que nos constituyó formalmente como nación libre y soberana, amén de las contradicciones y los intereses de una buena parte de la elite criolla, como se verá luego de la ida de San Martín a Chile y el fallecimiento de Belgrano y lo comprueban las décadas siguientes de historia argentina.
203 años después la Argentina es una nación formalmente independiente, pero la gesta de libertadora de esos grandes patriotas sigue trunca. No somos un país libre y soberano sino una semicolonia. Así como en aquel tiempo la lucha fue contra el Imperio Español y sus aliados (antes contra el inglés, con las invasiones y luego también contra el francés, en la Vuelta de Obligado) hoy sigue siendo contra el imperialismo. Lo identificamos principalmente en los Estados Unidos, que tiene como principales socios a la Unión Europea, Inglaterra (que mantiene la usurpación de las Islas Malvinas) y en menor medida Israel. Se expresa en el Fondo Monetario y el Banco Mundial y a través de los monopolios, bancos y sus socios locales, con Macri a la cabeza.
Por eso la consigna que levantamos este 9 de julio es: ¡No a la semicolonia macrista! ¡Por la Segunda y Definitiva Independencia! ¡Pueblo o Monopolios! ¡Por la construcción de un Frente Patriótico, Popular y Antiimperialista!