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Beatriz Perosio

Milei ataca a Periodistas 

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El presidente Javier Milei, sus voceros y asesores emprendieron en las últimas semanas una batalla contra el periodismo en nuestro país. Mediante la utilización de la red social X, el insulto y el amedrentamiento hacia lxs trabajadores de prensa no tuvo descanso: mediante frases como “Si no empiezan a pedir perdón, cada día valdrá más la frase: ‘la gente no odia lo suficiente a los periodistas”,  “ensobrados”, “mentirosos”, “mandriles”, que entre otros epítetos  reiterados hasta el cansancio por algunos de sus funcionarios (con o sin cartera) como Santiago Caputo, o como el llamado Gordo Dan (Daniel Parisini) que propuso que se meta preso por decreto a los periodistas. 

Estas acciones no son inocentes, ni lo hacen de loquitos; la carga de odio hacia el periodismo busca la construcción de una narrativa donde la sociedad civil identifique al sector como un enemigo. 

Es una maniobra que este gobierno viene usando. Lo hizo con las universidades públicas cuando para justificar el desfinanciamiento intentó construir la imágenes de instituciones corruptas, que tenían que ser auditadas, donde el descontrol de los trabajadores se pagaba con el impuesto de los más pobres. Todas esas argumentaciones buscaban desacreditar a las Universidades Públicas Argentinas. También lo hizo con el sector de las mujeres, el colectivo  trans y los sectores LGBTIQ, la izquierda: mediante el descrédito y las mentiras busca romper la empatía hacia sectores constantemente en lucha, que se han caracterizados por no subordinarse a sus políticas de hambre, despojo y exclusión. 

Mediante el uso de las redes sociales, especialmente de X, ataca a periodistas y a medios de comunicación, eludiendo los canales de comunicación tradicionales, expresándose de manera confrontativa, enmarcando esta narrativa del enemigo interno.

Desprestigio y algo más

La generalización es una estrategia de argumentación muy usada por los sectores de derecha. Todxs los periodistas que no adhieran obsecuentemente a sus acciones de gobierno, sus políticas y sus discursos son calificados como ensobrados, y dicen que mienten y fabulan en contra del gobierno. Todxs en la misma bolsa de desprestigio. El ataque a la prensa como respuesta a la cobertura crítica, constituye un intento de ejercer un mayor control sobre la narrativa pública y para deslegitimar las voces disidentes. 

Se ha observado una preferencia gubernamental por medios y periodistas alineados con su visión ideológica. Claramente éstos reciben mayor acceso a información oficial y cobertura en redes del gobierno: Jonathan Viale, Esteban Trebucq, Horacio Cabac y Mariana Brey, son ejemplos de disciplinamiento que recibirían a cambio jugosos beneficios por su obsecuencia.

Todo el odio tuitero del gobierno se trasluce luego en mensajes violentos a periodistas no alineados con el gobierno. Incitados por estos discursos se dieron hechos de violencia física, como lo sucedido a Roberto Navarro, quien fue golpeado por un sujeto, siendo hospitalizado por la gravedad de la lesión. 

Mención aparte merece la agresión directa que sufren lxs movileros en las manifestaciones; donde reciben la furia de las fuerzas de seguridad cuando están cubriendo las protestas (jubliladxs y otros sectores). Periodistas gaseadxs, golpeadxs, baleadxs, detenidxs. En eso se enmarca la agresión al fotoreportero Pablo Grillo, que recibió el impacto de una granada de  gas lacrimógeno en la cabeza, cuando el 12 de marzo pasado cubría la movilización de lxs jubilados frente al Congreso. El Grillo aún se encuentra internado y hasta la fecha ninguno de los gendarmes acusado de haber disparado fue citado a declarar.

A la violencia verbal de las redes y discursos, ahora se suma la persecución judicial hacia algunxs periodistas. Milei presentó en la última semana una demanda por presuntas calumnias o falsa imputación e injurias contra tres periodistas, entre los que se encuentra Ari Lijalad, de El Destape.   

Diversas organizaciones de periodistas se expresaron en repudio a esas acciones que pretenden un bozal judicial: “Desde Sipreba repudiamos la denuncia de Milei contra Lijalad así como las amenazas, pedidos de listas y el odio que promueve contra periodistas, que se suman a la represión y otros ataques al oficio”.

El periodismo es libre o es una farsa- Rodolfo Walsh

En las antípodas de Rodolfo Walsh, Milei desde el inicio de su gobierno en diciembre 2023 bregó por un periodismo adicto y obsecuente a sus políticas. Los ataques a la libertad de expresión y a la prensa fueron una constante desde su asunción. La administración seudo libertaria ha llevado a cabo varias acciones que han tenido un impacto negativo en la libertad de prensa en Argentina. Una de las medidas más significativas fue el cierre de Télam, la agencia de noticias estatal, reduciendo la pluralidad de voces, el acceso a la información en lugares remotos del país y produciendo una mayor concentración del poder mediático y la información en manos privadas.
La suspensión de la publicidad oficial por parte del gobierno afectó gravemente la viabilidad financiera de los medios, especialmente de aquellos que son críticos con el oficialismo.
El acceso a la información pública fue lesionado por el decreto federal que amplía las razones por las cuales la información puede clasificarse como “secreta” , dificultando la capacidad de los periodistas para llevar a cabo investigaciones y exigir responsabilidades al gobierno. 

Nuestro país ha experimentado un descenso significativo en la clasificación del Índice Mundial de Libertad de Prensa elaborado por Reporteros Sin Fronteras (RSF). En una de las clasificaciones, el país cayó 47 puestos hasta el lugar 87. Otro informe señaló un descenso de 21 puestos en un solo año. Esto es indicativo de un grave deterioro de la libertad de prensa bajo la administración de Milei, según la evaluación de un organismo de control reconocido internacionalmente. La constante caída en las clasificaciones refleja el impacto negativo de la retórica y las políticas de La Libertad Avanza en la capacidad de los periodistas para trabajar libremente y sin temor a represalias.

La agresión a lxs periodistas como práctica sistemática, el hostigamiento digital, la denuncia judicial, sumado a la situación de precarización laboral de la mayoría de los trabajadores de prensa representan un peligro constante para la libertad de expresión y la libertad de prensa en nuestro país. Y con ello pone en peligro también el derecho a la  comunicación del pueblo argentino. 
MARÍA ALANIZ

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