Internacionales
SUBEN ARANCELES, AUMENTAN PRESUPUESTO MILITAR Y AMENAZAN A CHINA

Trump y el imperialismo yanqui agreden al mundo
Desde la asunción de su segundo mandato, Donald Trump viene adoptando medidas y políticas que afectan a los pueblos del mundo. Lo más conocido fue la llamada “guerra de aranceles” con la que Estados Unidos castigó a gran cantidad de países, aumentando los aranceles que deben pagar las mercaderías de éstos para ingresar al mercado estadounidense.
Las escalas de aumento fueron variando, porque partieron de una base del 10 por ciento más para todos los países, pero luego se incrementaron al 25 por ciento incluso para socios comerciales como México y Canadá, también a la Unión Europea. Países súper dependientes del imperio, como es la Argentina del facho seudo libertario Javier Milei, además de pagar 10 por ciento más de aranceles (que se suman a los que ya tenían muchos de los productos argentinos), ahora determinadas exportaciones hacia USA pagarán el 25 por ciento más, casos del acero y aluminio.
La paradoja es que Trump perjudica en este caso a un gobierno vasallo y también a monopolios locales como Acindar, Techint y Aluar, que por lo general han jugado fuerte para la dominación imperialista y en contra de los trabajadores y del pueblo argentino.
Por supuesto, el principal destinatario de la suba de aranceles, ya convertida en guerra comercial, es China, un país socialista que en las últimas décadas aumentó y mejoró no sólo su economía y finanzas sino también sus relaciones con gran cantidad de países. Por ejemplo, las incrementó con sus propuestas asociativas mundiales como la nueva Franja y Ruta de la Seda (BRI), suscripta por 150 países y organizaciones internacionales.
Beijing es el blanco central al que apunta la andanada arancelaria de Washington, ahora con la administración Trump pero antes con su predecesor Biden y antes con el mismo Trump entre 2017 y 2021. La escalada antichina de marzo-abril de este año comenzó con aranceles del 25 por ciento, que fueron aumentando al 54 por ciento y llegaron al 145 por ciento. Esos aumentos fueron un intento de doblegar al gigante asiático que a su turno iba replicando a Trump con sus propios aumentos de aranceles a los productos “made in USA”.
El presidente yanqui abrió con muchos países un paréntesis de 90 días para negociar, manteniendo los primeros aumentos, argumentando que 70 gobiernos estaban “besándole el trasero”. Por supuesto no fue el caso de China, que contestó con firmeza cada agresión, tomó sus medidas defensivas contra la potencia agresora llevando sus aranceles al 125 por ciento y llamó a negociar en pie de igualdad y respeto, cosa que hasta ahora no ocurrió. En un comunicado oficial planteó: “Si Washington insiste en infligir daños sustanciales a los intereses de China, esta responderá con firmeza y lo acompañará hasta el final”.
Las medidas de Trump fueron tomadas en exclusivo beneficio imperial, para tratar de mejorar su balanza comercial, que en 2024 fue deficitaria en 918.400 millones de dólares, lo que sumado a otros factores fue empinando la deuda nacional de EEUU, a 30 billones y medio de dólares, 17 por ciento más que en el ejercicio anterior. Esto afectará al comercio y la economía mundial, pues al encarecerse los precios de los productos para ingresar a un mercado tan importante como el estadounidense, caerán el intercambio y muchos precios. Por ejemplo, el petróleo bajó de 70 a 60 dólares el barril, también la soja y otros comodities, que afecta a muchos países, por ejemplo a Argentina.
Lo transparentó la secretaria de Agricultura yanqui, Brooke Pollins: “es primero Estados Unidos y no la carne argentina”.
EL IMPERIO SE AÍSLA
Violando criterios políticos elementales, la administración Trump ha disparado contra numerosos países del mundo, favoreciendo en este aspecto posibles alianzas o convergencias o acuerdos de hecho en su contra. Ya señalamos que afectó primero a sus socios del TLCAN o T-MEC, México y Canadá, pero también a la Unión Europea, Reino Unido, Japón, Corea del Sur, Australia, etc. Obviamente los chinos emprendieron rápidamente una recorrida para dialogar con esos países para buscar oponerse a EEUU, incluso con denuncias ante la Organización Mundial de Comercio y sobre todo para profundizar el comercio global sin usar el dólar como moneda de cambio. Entre otras alternativas, Beijing ofrece los acuerdos no sólo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta sino también dentro del BRICS y el uso del yuan, incluso ahora del yuan digital.
Hablando del yuan, la flexibilidad china, frente a los ataques norteamericanos a la economía mundial, se verifica en que ha renovado por un año más el swap de 5.000 millones de dólares en yuanes, con la administración de Milei, justo cuando el representante ante América Latina, Mauricio Claver Carone, y ahora el secretario del Tesoro, Scott Bessent, le exigían alejarse lo más posible de China.
Las medidas de Trump perjudican a la economía y comercio mundial, pero también provocarán más inflación en EE UU al encarecer insumos y productos que ingresan a su mercado. Y eso, sumando a sus políticas de ajuste, despidos y achicamiento de áreas del Estado en Educación y Salud en varios más, está comenzando a impactar en el propio pueblo estadounidense. De allí las movilizaciones de protesta callejera que se produjeron en las últimas semanas en numerosas ciudades.
Así Trump se viene poniendo en contra a gran parte del mundo y de su propia gente, ni hablar de los miles y miles de inmigrantes deportados como peligrosos delincuentes, que van a parar en escala previa a las cárceles del facho Bukele en El Salvador o a la cárcel ilegal de Guantánamo.
El magnate puede creer que habiendo solicitado al Capitolio el presupuesto militar más alto de la historia, de un billón de dólares, con el que alimenta entre otras fauces a las 800 bases militares yanquis en el mundo, con 200.000 efectivos, podrá contener y reprimir esa resistencia y las protestas nacionales e internacionales. Cree que su política de apoyo al genocida Benjamin Netanyahu contra los palestinos será exitosa e impune.
Es su punto de vista, propio del gran imperio, ahora decadente, y de los súper millonarios de su país, donde el 1 por ciento más rico tiene el 16 por ciento del ingreso nacional. No lo van a lograr si en el mundo aumentan las luchas, se fortalecen los bloques multipolares y la solidaridad con eje en China y se avanza hacia un frente antiyanqui, antifascista y antisionista.
SERGIO ORTIZ