Internacionales
EL TRIUNFO DEL FRENTE AMPLIO EN URUGUAY
¿Qué cambios esperar de un gobierno “progresista moderado”?
En las elecciones presidenciales en Uruguay ganó el candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, quien prometió un país “de libertad, igualdad y fraternidad”.
En el país oriental, después de la dictadura militar, se alternaron en el poder los dos partidos tradicionales -Colorado y Nacional -, que gobernaron durante 20 años hasta 2005, cuando triunfó la coalición de centro-izquierda Frente Amplio, con el médico socialista Tabaré Vázquez asumiendo la presidencia.
Comenzaba así un período de quince años con tres presidentes frenteamplistas: Tabaré en dos períodos no consecutivos (en Uruguay no hay reelección) y José “Pepe” Mujica, ex guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros. En 2019 el FA fue derrotado por el Partido Nacional, cuando ganó el actual presidente Luis Lacalle Pou, en lo que marcó un regreso de la derecha al país de José Artigas.
El presidente electo, Yamandú Orsi, viene de ser dos veces intendente de Canelones, el segundo distrito más grande del país. Había ganado la elección general el 27 de octubre con el 43,8 por ciento de los votos frente al 26,8 por ciento que había sacado Álvaro Delgado, el candidato del Partido Nacional. Como en Uruguay es necesario sacar el 50 por ciento más uno de los votos para ganar en primera vuelta, hubo balotaje el domingo 24 de noviembre, donde triunfó Orsi, con casi el 52 por ciento, frente a poco más del 48 por ciento de su oponente. Hubo una gran participación del electorado, cercana al 90 por ciento, que contrastó con la apatía que había caracterizado a la campaña durante la primera vuelta.
Orsi tiene como padrino político a “Pepe” Mujica y pertenece al Movimiento de Participación Popular (MPP) el espacio que lidera el ex presidente. En su discurso el día del triunfo convocó al diálogo multipartidario, para encarar problemas urgentes en relación a las infancias, la pobreza infantil, seguridad y educación. Si bien el FA tiene mayoría en el Senado, no la tiene en Diputados, por lo cual deberá negociar con los partidos de la coalición que llevó a su oponente: el Partido Nacional, el Partido Colorado, Cabildo Abierto y otras agrupaciones.
En Argentina, hubo gran alegría en sectores del progresismo por el triunfo del Frente Amplio, quizás porque fue visto como una revancha frente a la derrota sufrida por el peronismo en el balotaje del año pasado. Como si retornara el progresismo de nuevo al Río de la Plata.
El Frente Amplio es una coalición de centro-izquierda, en su interior conviven socialdemócratas, comunistas, socialistas y otras tendencias, con no pocas divergencias en relación a las medidas de gobierno a implementar y a los cambios que hacen falta para hacer realidad eso del “país de la igualdad”. El FA gobernó Uruguay durante 15 años y si bien tuvieron medidas favorables al pueblo, no realizaron cambios profundos para modificar la matriz económica y productiva, en un sentido de real distribución de la riqueza. En eso fueron muy parecidos a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Por eso en 2019 ganó Lacalle Pou, del Partido Nacional, como en 2015 ganó en Argentina Mauricio Macri.
¿Podrá el gobierno de Yamandú Orsi cumplir con las expectativas que ha puesto el pueblo yorugua en un nuevo gobierno del Frente Amplio? ¿O será una frustración similar a la que produjo en este lado del Río de la Plata el gobierno de Alberto Fernández, CFK y Sergio Massa?
Hasta la prensa derechosa como Infobae caracterizó a la victoria del Frente Amplio como “un giro a la izquierda”, y también como un signo de una “fuerte insatisfacción con la democracia”. Lo primero está por verse, lo segundo sí es más probable.
Uruguay está considerado uno de los países más estables de la región, pues desde la recuperación de la democracia los sucesivos gobiernos asumieron en relativa armonía. Hay un respeto al modelo institucional que parece no discutirse. Sin embargo, ello tuvo sus altos costos, como los derivados de las violaciones a los derechos humanos durante los doce años de dictadura militar-cívica. En 1986 se creó la Comisión para la Paz, encargada de investigar los crímenes cometidos y de otorgar reparaciones a las víctimas y sus familias. Dos plebiscitos se pronunciaron en contra de enjuiciar a los responsables de esos crímenes. En 2005 se aprobó la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, más conocida como “Ley de Impunidad”, que establecía la prohibición de enjuiciar y condenar a los responsables de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Esa ley fue declarada inconstitucional en 2011, lo que permitió el juzgamiento de algunos militares y ex funcionarios de la dictadura.
Al igual que en Argentina, las principales preocupaciones de los uruguayos son la pobreza, el sistema previsional, la seguridad, etc. Según datos oficiales, que son diferentes a los utilizados en Argentina, la pobreza es del 10,1 por ciento, pero en las infancias esas cifras se duplican. En el centro de Montevideo, así como en la periferia, han aumentado las familias en situación de calle.
En cuanto a la Seguridad Social, Lacalle Pou produjo una reforma jubilatoria que elevó la edad de retiro de 60 a 65 años. Ante ello la central sindical PIT-CNT promovió una iniciativa para reformar el sistema jubilatorio, que fue sometido a plebiscito, pero no tuvo éxito. El Frente Amplio se dividió en relación a ese plebiscito, que fue apoyado por socialistas y comunistas, pero no por otros sectores de la coalición. El economista Gabriel Oddone, que será el nuevo ministro de Economía, fue uno de los que se opuso a esa iniciativa.
En julio de este año, el presidente Lacalle Pou había criticado duramente a Javier Milei por no asistir a la reunión del Mercosur que se realizaba en Asunción, Paraguay. Es que el libertario había privilegiado asistir a un foro derechista convocado por el ex presidente brasileño, el también fascista Jair Bolsonaro.
Frente al triunfo de Orsi, la cancillería argentina lo felicitó en un breve comunicado difundido a través de la red social X, que replicó Milei sin ningún agregado de los que tanto le gusta publicar. Es que, más allá de los límites de la nueva gestión en Uruguay, para presidente facho seudo libertario, cualquier espacio político con sesgo progresista, es un nido de “comunistas y zurdos”.
IRINA SANTESTEBAN