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Hace falta el Paro Nacional y el Plan de Lucha

            La crisis económica, social y política en Argentina es cada vez más profunda, afectando de manera exponencial a los sectores populares. El crecimiento de la pobreza hasta el 52 por ciento y de la indigencia al 20 por ciento de la población, la recesión, los bajos salarios y jubilaciones, la carestía de la vida, los tarifazos, etc., ya no se aguantan más.

            Los jubilados y jubiladas vienen siendo reprimidos todos los miércoles por las fuerzas de seguridad al mando de la nefasta ministra Patricia Bullrich. Con balas de goma, gases y palos pretenden abortar la bronca que crece entre adultos mayores, cada vez más golpeados por el ajuste, con haberes miserables y que condenan al hambre y la indigencia a quienes han trabajado toda una vida.

            El miércoles 11/9 la represión fue tan brutal que la policía llegó a gasear a una niña de 10 años, hecho que pretendió ser ocultado y tergiversado por la ministra, pero fue rápidamente desmentida por la realidad. Como serán de impresentables sus argumentaciones que hasta el cuasi vocero mileísta Eduardo Feinman se indignó y pidió su renuncia.

            Pese a la traición de la dirigencia cegetista, que sigue negociando con el gobierno algunas migajas de la reforma laboral, más referidas a sus intereses y privilegios que a defender los derechos de los laburantes, los conflictos obreros crecen. Y en algunos casos, como el de Aceiteros, logran torcer el brazo de las patronales exportadoras, pues consiguieron el básico de 1.500.000 pesos que pedían, luego de un contundente paro que paralizó el sistema portuario durante una semana y el dictado de la conciliación obligatoria de la Secretaría de Trabajo (ver Noticiero gremial).

            Los gremios aeronáuticos también están en pie de lucha, con una furibunda campaña del gobierno y su coro mediático en contra de supuestos “privilegios” de los pilotos. Con mentiras, intentan poner a la población a favor de la privatización de Aerolíneas Argentinas, a pesar que había sido excluida de la Ley Bases para permitir su aprobación en el Congreso el pasado 12 de junio. Sin embargo, Federico Sturzenegger insiste con su paquete de medidas y presiona para lograr el remate de nuestra aerolínea de bandera al mejor postor. Algo que ya ocurrió con nefastas consecuencias durante la década menemista, el gobierno que tanto admira el presidente Javier Milei.

            También los gremios docentes universitarios continúan con asambleas y paros, ahora favorecidos por la aprobación en el Senado de la ley de financiamiento educativo, que el presidente Milei ya anunció que vetará, tal como lo hizo con la ley que ordenaba un leve aumento para las jubilaciones.

            Hay un creciente desprestigio del gobierno facho-libertario, incluso entre quienes lo votaron, con una cada vez mayor oposición a sus medidas más odiosas, como la de reprimir a los jubilados y jubiladas.

            Pero ni siquiera así se ha logrado que las centrales obreras decidan medidas de acción directa para expresar la bronca popular en las calles. Ponen de excusa que no habría “ánimo de lucha en la gente”, lo cual es desmentido por la realidad de los conflictos sectoriales que se vienen sucediendo. El verdadero motivo es que temen a la movilización popular, pues saben que habrá puteadas y exigencias de un Paro General y un Plan de Lucha, único camino para derrotar el ajuste que está llevando adelante Milei, con la ayuda del PRO y los radicales.

            La reunión entre Pablo Moyano y Rodolfo Aguiar (ATE), realizada el mes pasado y que parecía ser la antesala de una convocatoria al paro, no tuvo eco y hoy vemos con indignación la peregrinación al Vaticano de los principales dirigentes cegetistas, incluido Moyano, para entregarle al Papa un documento que expresa la “preocupación” de esa conducción sindical por las medidas del gobierno de La Libertad Avanza. ¿Quizás esperan que las oraciones del Pontífice surtan algún efecto? En lugar de acompañar las luchas que se están dando sin su presencia, y muy lejos de convocar a medidas de acción directa para hacer sentir la bronca en las calles, esos dirigentes negocian con el asesor Santiago Caputo y el secretario de Trabajo Julio Cordero algunos artículos de la reforma laboral que el gobierno está dispuesto a imponer.

            El 6 de setiembre las organizaciones piqueteras protagonizaron una gran movilización en Buenos Aires, y fueron recibidas por Miguel Vileli, director de Seguridad Alimentaria del Ministerio de Capital Humano, quien les prometió convocarlas para cuando se realice la entrega de alimentos a comedores y merenderos populares. Desde abril que se conoce la denuncia contra la ministra Sandra Pettovello, quien fuera intimada por la Justicia para que entregara esa mercadería, que estaba bajo riesgo de vencimiento. Cruel paradoja de nuestro país exportador de granos y alimentos, donde un millón de infancias se van a dormir cada noche sin cenar, según lo reveló UNICEF.

            Desde las Agrupaciones de Base Clasistas (ABC), expresamos nuestro apoyo a todas las luchas que se están dando por aumento de salarios y jubilaciones, contra los despidos y los tarifazos, contra la privatización de Aerolíneas, por el financiamiento educativo, contra la represión a las movilizaciones, etc.

            Es necesario la unidad en las calles, para que avance en una fuerte presión hacia la convocatoria al Paro General que los burócratas se niegan a llamar, para que sea expresión genuina de la bronca popular que crece y se viene expresando en movilizaciones aún sectoriales y todavía sin coordinación. Y que tenga continuidad en un Plan de Lucha, camino a la Rebelión Popular que derrote al gobierno ajustador de Milei, Villarruel, sus gobernadores amigos como Llaryora, Jaldo y Sáenz, los monopolios y el FMI.

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