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Editorial

Línea divisoria principal: con Macri y los monopolios, o en la resistencia

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Desde el 10 de diciembre el pueblo argentino sufre uno de los peores gobiernos de su historia, oligárquico y proimperialista hasta la médula. Y contradictoriamente debe reconocerse que una parte de ese pueblo lo ungió con su voto, equivocado.

Esto, de movida, plantea una contradicción. Estamos ante un enemigo  peligrosísimo para las conquistas obreras, las libertades democráticas y la soberanía nacional, pero al mismo tiempo reconocemos que lo votó el 51,34 por ciento.

¿Qué hacer, entonces? Tener una respuesta contundente y a la vez dotarla de flexibilidad táctica, para medir bien los tiempos, debilitar al enemigo y no lanzarse a ataques inmediatos a tontas y locas. En los casos donde la sangre ha llegado al río, caso de los miles de despidos, allí sí hay que presentar una resistencia desesperada, con toda la combatividad que sea necesaria y se esté en condiciones de presentar.

Hay que tener una buena caracterización del enemigo. Macri es enemigo, con mayúsculas. Hay que dejarse de joder con las medias tintas de que hay que aceptarlo porque “es el juego democrático”. Es una marioneta de las multinacionales y oligarquía, bien visto por los “fondos buitres” y el FMI. Es la representación política de las grandes empresas, banqueros, sojeros y exportadores.

Y por tener esa representación de clase, el gobierno ataca el empleo con 41.000 o más despidos, dicta tarifazos, empequeñece el salario y busca quitar la mayor parte de las conquistas de estos años. Macri dice “ñoquis” a los trabajadores y miente. El PL dice que Macri es “garca” y es la verdad, basada en su pasado como jefe de la Ciudad de Buenos Aires durante ocho años y en los dos meses que lleva como presidente.

Nuestro Partido cuestiona no sólo al gobierno sino a la mal llamada oposición, incluida la parte del peronismo que se dice comprometidos con la “institucionalidad” y propone una labor “constructiva”. Queremos echar a Macri como a De la Rúa, si fuera posible antes que termine su mandato. ¿Por qué? Porque si este oligarca gobierna hasta 2019 es posible que muchos argentinos de a pie hayan muerto en el mientras tanto de hambre, pobreza, ajuste y represión.

 

FLEXIBILIDAD TÁCTICA

En simultáneo el PL advierte que la situación política es complicada. El macrismo no es hoy un “tigre de papel” sino un tigre de carne y hueso que devora trabajadores; sobre todo le apetecen los del sector público para satisfacer el menú del FMI. Cuenta con el apoyo muy fuerte de Clarín y las corporaciones empresariales, pero también de la confusión que impera en una parte de la población, que lo votó en noviembre.

Como el gobierno de Cristina había cometido muchos errores, rara vez admitidos y menos aún corregidos, el actual presidente aprovecha para hacerse el buenito dando conferencias de prensa y recibiendo a gobernadores, anunciando que elevará el piso del impuesto a las ganancias, etc. Es puro chamuyo. La realidad son los despidos masivos, el tarifazo eléctrico, la devaluación del 40 por ciento, la eliminación de retenciones para ganancias de la Sociedad Rural, la violación de la ley de medios para beneficio de Clarín, la prisión de Milagro Sala y la represión a Cresta Roja, los municipales de La Plata y los chicos de la murga de la villa 1.11.14. Y por supuesto, la ofensiva proyanqui contra Venezuela en el Mercosur y la Celac.

De todas maneras, que nosotros y un sector avanzado del pueblo tenga calado a Macri, eso no significa que todo el pueblo sea de la misma opinión. Y menos aún que esté dispuesto a luchar para echarlo.

Y se necesita ganar a un amplio sector de las masas. Como dijo el PL, hablando al pueblo sobre las reivindicaciones de su bolsillo, apuntando a su corazón y clarificando su mente con ideas correctas. Habrá que recorrer un largo camino para captar esas voluntades.

La formación de una oposición popular no puede depender ni esperar a Cristina Fernández de Kirchner, por ahora en un silencio sepulcral. Mucho menos de lo que digan o hagan los legisladores del Frente para la Victoria y el Partido Justicialista, envueltos en una crisis política y divisiones propias de la derrota. Ojalá esa pulseada la ganen los sectores más opuestos a Macri.

Sin esperar que se dirima esa interna, los que somos de izquierda, antiimperialistas, peronistas y kirchneristas más progresistas, socialistas, independientes, luchadores de DD HH, etc. debemos avanzar en dos frentes.

Uno, decisivo, es participar activamente de la resistencia de los trabajadores, por caso del paro nacional de ATE convocado para el 24 de febrero en contra de los despidos.

El otro desafío es poner los cimientos de un frente antiimperialista con los aliados mencionados. La línea divisoria es: con Macri y los monopolios, o a favor de la resistencia.

¿De dónde surge esa definición política? De la vida y la historia del PL que acaba de realizar su XIII Congreso Nacional. También nos viene del Che Guevara, que el 25 de mayo de 1962, en su Mensaje a los Argentinos señaló: “aun cuando uno se reconozca comunista o socialista, peronista o cualquier otra ideología política en determinado país, solamente caben dos posiciones en la historia, o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios”.

Nosotros elegimos la segunda opción. Que cada quien decida para qué arco patea.

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