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TRAS CUMBRE DE OTAN EN MADRID, EUROPA MÁS ATADA A EEUU

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Al calor de la guerra en Ucrania, más crisis mundial y avanza un mundo multipolar

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es un instrumento político-militar dominado por el imperialismo yanqui desde su creación el 4 de abril de 1949 en Washington. Su aparición tuvo un fuerte sesgo antisoviético porque nació para la confrontación con la URSS y la “Cortina de Hierro” en la mitad de Europa, al decir del anticomunista Winston Churchill.

Esa función anticomunista iba mucho más del nombre, porque era un apresto bélico para sostener a EE UU en la inminente guerra de Corea (1950-1953). Corea no está en el Atlántico Norte sino en el Pacífico. Así de funcional es la OTAN, con bases como la inglesa de Monte Agradable, con 1.500 efectivos, en las argentinas islas Malvinas, en el Atlántico Sur.

Con 10 países fundadores del monstruo, al momento de la cumbre de Madrid, el 29 y 30 de junio pasado, aumentaron a 30. En esa reunión se firmaron los papeles para la incorporación de dos socios más, Suecia y Finlandia, que hasta ahora habían sido países neutrales. Ninguno de los dos son bañados por el Atlántico Norte, pero no importa. Al igual que otros ajenos a ese mar, como Polonia, Checoslovaquia y Bulgaria, por poner ejemplos, lo importante es que acompañan los planes del imperio dominante, el de la Estatua de la Libertad. Sólo la estatua, no la libertad.

Como Turquía levantó el veto que mantenía sobre Suecia y Finlandia, esos ingresos serán resueltos en forma rápida. Entonces la plantilla tendrá 32 socios, con la jefatura maldita de siempre.

¿Porqué maldita? Porque en la reunión madrileña hubo anuncios nefastos para la paz del mundo, que además agravarán las condiciones de vida de las poblaciones de muchos países.

Con el liderazgo del neocons demócrata Joe Biden, que no tiene nada que envidiarle al brutal anticomunista Donald Trump, la entidad presidida por el noruego Jens Stoltenberg, en el cargo desde hace 8 años, se anunció que la fuerza de la OTAN pasará de 40.000 soldados a 300.000, un salto negativo del 650 por ciento de aumento. ¿Quién pagará ese aumento del gasto militar? Obvio, los ajustes sobre las condiciones de vida y partidas sociales de los involucrados, que además están obligados a gastar en “Defensa” (léase en Ataque) el 2 por ciento del PBI, que por ahora sólo cumplen 9 países.

Ese aumento del militarismo atlantista tiene el sesgo norteamericano. Biden informó que constituirá en Polonia una base militar permanente. De esas características, en cercanías con las fronteras rusas, será la primera entre las 700 bases norteamericanas en todo el mundo.

Ya en mayo se había anunciado un apoyo de EE UU al gobierno ucronazi de Volodimir Zelenski por 7.500 millones de dólares; doce días después del cónclave madrileño se dijo que enviará otros 1.700 millones de dólares a Ucrania. Ese mismo día 12 de julio, los ministros de finanzas de la Unión Europea (UE) adoptaron un paquete de ayuda macrofinanciera a Ucrania por mil millones de euros, elevando a 2.200 millones de euros el total de la asistencia.

LOS ENEMIGOS

Parte de esa “ayuda” es en plata pero otra gran parte es directamente en armas de todos los calibres y tipos, con los que buscan que el gobierno de Kiev pueda mantenerse sin capitular un tiempo más, sin importar los muertos y heridos pues lo que interesa sobre todo es que Rusia se desgaste y, si fuera posible, pierda la partida. Esto último no parece viable, teniendo en cuenta los avances militares de las fuerzas rusas en toda la zona del Donbass, junto con las milicias de Donetsk y Lugansk de esas repúblicas ahora independientes. Las victorias más resonantes se lograron primero en Mariupol, en la zona del mar Negro, y luego en Severodonetsk y Lisichansk, ambas ciudades importantes de Lugansk, donde las tropas ucranianas fueron derrotadas.

En Madrid fue aprobada una Nueva Orientación Estratégica 2022 que ubica a Rusia, sin eufemismos, como el enemigo táctico principal de la OTAN. “Rusia presenta la amenaza más significativa y directa a nuestra seguridad, nuestros valores”, dijeron. También pusieron de blanco a China: “desafía nuestros intereses, seguridad y valores, y busca socavar el orden internacional basado en reglas. Hemos de tener en cuenta las consecuencias para nuestra seguridad cuando vemos que China intenta el control de infraestructuras estratégicas, por ejemplo el 5G, la red de telefonía de última generación”.

Como buena parte de Europa se surtía del gas ruso, declarar la guerra a Moscú, además de un grave perjuicio para los mismos europeos, significó reforzar las cadenas de dependencia europea respecto a EE UU. Y perfilar a Beijing como el enemigo estratégico, significa acoplarse al plan norteamericano de tratar de destruir el programa chino de la nueva Ruta de la Seda, firmado en consentimiento por 144 países del mundo.

Esas dos definiciones de la OTAN, amén de significar la total capitulación de Europa ante EE UU, suponen políticas que van fracasando y terminarán aún peor.

Primero, las cosas en el frente militar en Ucrania siguen su marcha favorable a Putin. Y desde el punto de vista económico, las sanciones a Rusia no han surtido el efecto demoledor que previeron los agresores, pues el país siguió vendiendo gas y demás productos, los cobró en rublos, una moneda que se fortaleció en acuerdos con China, Irán, India, etc. Paradojalmente, los mayores perjudicados fueron los países que adoptaron esas sanciones contra Moscú, por sus mayores costos de importar energía, crisis comerciales, devaluaciones y mayor inflación, lo que motivó huelgas y protestas en varios países. Uno de los mayores fanáticos antirrusos, Boris Johnson, fue a Madrid pero siete días más tarde tuvo que presentar su renuncia como primer ministro.

Segundo, los agredidos y amenazados por la OTAN, tienden a unirse, reforzar sus acuerdos y bloques comerciales y políticos, se dan solidaridad recíproca y van perfilando más que antes un mundo multipolar, muy diferente al proyectado por el Pentágono. Putin y Xi Jinping fortalecieron su unidad. Junto a sus socios hicieron la XIV Cumbre del BRICS con varios invitados, algunos de los cuales ya fueron aprobados como futuros miembros, casos de Irán y Argentina. Siria y Corea del Norte ya reconocieron a las repúblicas de Donetsk y Lugansk. Etc.

El PL de Argentina ratifica su postura totalmente contraria a la OTAN y sus planes guerreristas, que venían de antes de que tropas rusas entraran al Donbass tras sufrir genocidio desde 2014 la población ruso parlante a manos de los ucronazis. Esa OTAN era nefasta y más lo es hoy, tras la reunión de Madrid.

Por eso el PL tiene una posición firme del lado de China, Rusia y el BRICS, lamentando que el gobierno argentino quiera quedar bien con Dios y el Diablo. Por un lado tiene gestos hacia el BRICS y por el otro condena “la invasión de Rusia”, apoya al gobierno de Ucrania y se reúne virtualmente con Zelenski y le promete ayuda, preparando la cita con Biden del próximo 25 de julio. Arrastrarse hasta el Salón Oval tiene esos precios…

SERGIO ORTIZ

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