Internacionales
¡Manos yanquis fuera de Venezuela!
Desde el pasado 25 de mayo, el gobierno de Venezuela y los representantes de la oposición mantuvieron varias rondas de diálogo en Oslo y en Barbados, en las que Noruega actuó como mediador para buscar una solución pacífica a la crisis que se vive en ese país.
El gobierno de Nicolás Maduro ha apostado siempre a la paz y al diálogo. No ha sido esa la posición de la oposición que no ha parado un solo día de producir actos de sabotaje, trancas, bloqueos, guarimbas y acciones destituyentes que que culminaron con un intento de golpe y la autoproclamación de Guaidó como “presidente encargado”. Todas esas acciones se enmarcan y cuentan con la decidida dirección y protección del gobierno de Donald Trump y sus aliados políticos y mediáticos.
Sin dejar ningún margen de duda acerca de sus intenciones, el 5 de agosto, Donald Trump firmó la “orden ejecutiva” que congela todos los activos del gobierno venezolano, prohibiendo las transacciones y autorizando sanciones a empresas o individuos, extranjeros o estadounidenses que se dedique a negocios u ofrezca apoyo a personas vinculadas al gobierno de Maduro. Esta medida afecta el suministro de medicinas, equipos y repuestos para servicios públicos como la electricidad, el agua, el transporte, la salud y otros bienes esenciales. Si se cierran completamente los ingresos por el flujo petrolero, Venezuela no tendrá divisas para importaciones ya que el sector privado representa una parte muy pequeña de la generación de divisas.
Aunque la Casa Blanca, a través de su vocera Morgan Ortago, afirmó que no se establecía un embargo, sino un golpe económico en contra de las empresas “secuestradas” por el gobierno de Maduro, esta política de pirateo y de robo de los fondos y recursos venezolanos ha impactado gravemente en las condiciones de vida de la población venezolana. Y ése es el propósito: rendir por hambre al pueblo, saquear las riquezas y acabarla como nación independiente. Terrorismo económico definió el canciller venezolano, bloqueo genocida dijo la cancillería cubana que sabe de eso, después de sufrir durante 60 años las criminales medidas del imperio.
El gobierno venezolano llamó a denunciar el bloqueo y la solidaridad de los pueblos se manifestó multitudinariamente. “No More Trump”, “Manos fuera de Venezuela”, fueron las consignas que se levantaron y que llegaron hasta el frente de la Casa Blanca. En Caracas, con el marco de una imponente movilización, Maduro afirmó que Venezuela está preparada para ejercer su independencia absoluta y combatir el bloqueo, mientras que el ministro de Defensa Vladimir Padrino López llamó a la “unión nacional para enfrentar la agresión más brutal que está haciendo mucho daño a todos los venezolanos y falta el respeto al mundo entero al violar los principios del derecho internacional”.
China aconsejó a Trump “que aprendan las lecciones de la historia” y abandonen sus planes de crear disenso en la sociedad venezolana instándolos a “regresar al camino correcto de respetar el derecho internacional y apoyar el diálogo entre el gobierno y la oposición” (diálogo que está suspendido luego de que el gobierno venezolano ordenó que se retiren sus representantes). Rusia se pronunció también en ese sentido. La ONU alertó sobre el impacto de las sanciones y hasta Michelle Bachellet, autora del nada imparcial informe sobre la situación humanitaria venezolana, cuestionó la medida.
Las sanciones de EEUU tuvieron su correlato en la Conferencia Internacional por la Democracia en Venezuela que se desarrolló en Lima a partir del 6 de agosto, convocada por el Cartel de Lima para buscar “una salida pacífica a la crisis política venezolana”. Presentes: los países que reconocen a Guaidó, y una delegación de alto nivel enviada por Trump conformada por el Secretario de Comercio Wilbur Ross y el Consejero de Seguridad Nacional, John Bolton. Fue Ross quien presentó el “Plan de Reconstrucción de Venezuela”, un documento que contiene el “paquete” que activaría Washington una vez que logre sacar del poder al presidente Maduro. El plan impulsa la privatización y el desarrollo de técnicas de gestión en las industrias del petróleo, el gas y la electricidad y para decidir a los representantes de las corporaciones que estaban en la reunión, el secretario Ross, colocó como garantía de pago el oro y los 300 millones de barriles de petróleo que posee Venezuela como reserva certificada.
Venezuela se respeta, Venezuela no está sola. Desde el Partido de la Liberación denunciamos la política criminal de Trump y sus cómplices locales, exigimos el cese del ataque económico, financiero, político y diplomático de EE UU contra ese pueblo hermano y avanzar en la unidad e integración de nuestros pueblos en un gran movimiento anti-imperialista y por la paz mundial. ¡Que el Frente de Todos no deje sola a Venezuela!