Liberación - Órgano de Prensa
La falta de justicia
Si uno ingresa a Dolores en la provincia de Buenos Aires, hay un cartel que indica que fue la primera ciudad patria, porque se fundó en 1817. Es una típica del interior, tiene un centro termal y la infaltable plaza, y a la vuelta está el juzgado federal porque es antigua sede administrativa.
Desde allí, bien adentro de la pampa argentina, desde un espacio modesto pero histórico, el Juez Alejo Ramos Padilla al investigar un hecho de extorsión, ha dejado expuesta la realidad que aqueja y duele en la Argentina: la falta de justicia.
Sin la parafernalia del edificio de Comodoro Py ha desmoronado esa fortificación montada por el régimen macrista para dejar sin efecto el estado de Derecho. Al dejar expuesta la maquinaria de trituración de los derechos individuales y de las garantías del debido proceso que en ese centro judicial rigen, con sus principales figuras comprometidas, se transformó en el principal objetivo a batir ahora por el sistema que quedó al desnudo.
Como antes los jueces penales Freiler, Farah y Ballesteros; los jueces laborales que fallaron a favor de los trabajadores; o los fiscales y camaristas civiles que no se inclinaron frente a sus deseos de impunidad y saqueo, ahora la desesperación es mayor porque está en juego el núcleo del proyecto neofascista argentino y regional.
Aquí y ahora se pudo mostrar a todo el mundo y por televisión cómo opera el mundo del entramado que está a cargo de la represión ilegal en nuestro país.
Por primera vez un juez del interior tan luego pudo exhibir en vivo y en directo cómo funciona la mafia judicial. Esa que no tiene ningún punto de contacto con la labor de un verdadero Poder Judicial sino, por el contrario, con la tradición más oscura de los vínculos con los servicios, la embajada yanqui y la privación de los derechos fundamentales de los argentinos, como antes.
De allí que ahora no se contentan con sacarle la causa, sino que quieren expulsar al juez, castigarlo para que no cunda el pánico de quedar expuesto que no hay justicia.